Papa Francisco al visitar hospital pediátrico “Niños de Acosta Ñú” de Paraguay: “Seamos cómo los chicos; sencillos y pequeños, los preferidos de Dios”

«Mamás, papás, abuelos sé que no es nada fácil estar acá. Hay momentos de mucho dolor, incertidumbre. No nos olvidemos, Jesús está cerca de sus hijos. Está bien cerca, en el corazón. No duden en pedirle, no duden en hablar con Él, en compartir sus preguntas, dolores. Él está siempre, pero siempre, y no los dejará caer”

11 de julio de 2015.- (ACI  / Camino Católico)  Emocionantes y tiernos los momentos que se vivieron este sábado en el hospital pediátrico “Niños de Acosta Ñú”, de la capital paraguaya, donde el Santo Padre Francisco saludó a los pequeños que viven allí, a sus familiares y a los miembros de personal. En el discurso, que había preparado con anterioridad y que fue entregado a los presentes, el Santo Padre les explicaba lo importante que son para Jesús los niños, por su alegría, confianza, fortaleza y su capacidad de aguante,“Son unos luchadores. Y cuanto uno tiene semejantes «guerreros» adelante, se siente orgulloso”.

A los familiares de los pequeños enfermos les aseguró que le alegra saber que se ayudan entre ellos, «saber que entre ustedes familias, se ayudan, estimulan, «palanquean» para salir adelante y atravesar este momento». El Papa Francisco hizo un especial llamado, en el discurso que no leyó y que entregó en el hospital, a ser“como los chicos”.

A uno de los niños que lo acompañaba y que le dio un fuerte abrazo, el Papa señaló:“me dice, te regalo mi credencial para que me recuerdes. Eso quiere Jesús, que seamos sencillos como los niños”. Para concluir el saludo improvisado que hizo el Papa Francisco rezó con los presentes un Ave María a la Virgen de Caacupé, Patrona de Paraguay, para luego dirigirse a su santuario en donde presidirá una multitudinaria Misa. El texto completo del discurso que el Papa entregó y no leyó es el siguiente:

Señor Director
Queridos niños
Miembros del personal
Amigos todos

Gracias por el recibimiento tan cálido con el que me han recibido. Gracias por este tiempo que me permiten estar con ustedes.

Queridos niños, quiero hacerles una pregunta, a ver si me ayudan. Me han dicho que son muy inteligentes, por eso me animo. ¿Jesús se enojó alguna vez?, ¿se acuerdan cuándo? Sé que es una pregunta difícil, así que los voy a ayudar. Fue cuando no dejaron que los niños se acercaran a Él. Es la única vez en todo el evangelio de Marcos que usó esta expresión (10,13-15) Algo parecido a nuestra expresión: se llenó de bronca. ¿Alguna vez se enojaron? Bueno, de esa misma manera se puso Jesús, cuando no lo dejaron estar cerca de los niños, cerca de ustedes.

Le vino mucha rabia. Los niños están dentro de los predilectos de Jesús. No es que no quiera a los grandes, pero se sentía feliz cuando podía estar con ellos. Disfrutaba mucho de su amistad y compañía. Pero no solo, quería tenerlos cerca, sino que aún más. Los ponía como ejemplo. Le dijo a los discípulos que si «no se hacen como niños, no podrán entrar en el Reino de los Cielos» (Mt 18,3)

Los niños estaban alejados, los grandes no los dejaban acercarse, pero Jesús, los llamó, los abrazó y los puso en el medio para que todos aprendiéramos a ser como ellos. Hoy nos diría lo mismo a nosotros. Nos mira y dice, aprendan de ellos.

Debemos aprender de ustedes, de su confianza, alegría, ternura. De su capacidad de lucha, de su fortaleza. De su incomparable capacidad de aguante. Son unos luchadores. Y cuanto uno tiene semejantes «guerreros» adelante, se siente orgulloso. ¿Verdad mamás? ¿Verdad padres y abuelos? Verlos a ustedes, nos da fuerza, nos da ánimo para tener confianza, para seguir adelante.

Mamás, papás, abuelos sé que no es nada fácil estar acá. Hay momentos de mucho dolor, incertidumbre. Hay momentos de una angustia fuerte que oprime el corazón y hay momentos de gran alegría. Los dos sentimientos conviven, están en nosotros. Pero no hay mejor remedio que la ternura de ustedes, que su cercanía. Y me alegra saber que entre ustedes familias, se ayudan, estimulan, «palanquean» para salir adelante y atravesar este momento.

Cuentan con el apoyo de los médicos, los enfermeros y de todo el personal de esta casa. Gracias por esta vocación de servicio, de ayudar no solo a curar sino a acompañar el dolor de sus hermanos.

No nos olvidemos, Jesús está cerca de sus hijos. Está bien cerca, en el corazón. No duden en pedirle, no duden en hablar con Él, en compartir sus preguntas, dolores. Él está siempre, pero siempre, y no los dejará caer.

Y de algo estamos seguros y una vez más lo confirmo. Donde hay un hijo está la madre. Donde está Jesús está María, la Virgen de Caacupé. Pidámosle a ella, que los proteja con su manto, que interceda por ustedes y por sus familias.

Y no se olviden, de rezar por mí. Estoy seguro que sus oraciones, llegan al cielo.

Francisco

 

Comentarios 0

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad