Papa Francisco celebra la Misa por las víctimas del atentado en París: «Oremos por las víctimas de esta crueldad. Y pidamos por los crueles, para que el Señor cambie su corazón»

«¡Dios es amor! Y sólo por el camino del amor tu puedes conocer a Dios. Amor razonable, acompañado de la razón. ¡Pero amor! Pero ¿cómo puedo amar lo que no conozco? Ama a los que tienes cerca. Esta es la doctrina de los dos mandamientos: El más importante es amar a Dios, porque Él es amor. Pero el segundo es amar al prójimo, y para llegar al primero debemos subir los escalones del segundo: es decir, a través del amor al prójimo llegamos a conocer a Dios, que es amor»

8 de enero de 2015.-(Radio VaticanoCamino Católico) El Papa Francisco celebró la primera misa del Año Nuevo en la Capilla de la Casa de Santa Marta por las víctimas de París, tras la firme condena de ayer contra el horrendo atentado y su llamamiento a aponerse a la difusión del odio.

Las primeras palabras del Papa Bergoglio al inicio de la celebración estuvieron dedicadas al ataque contra la sede del semanario satírico “Charlie Hebdo”, en el centro de la capital francesa:

“El atentado de ayer en París nos hace pensar en tanta crueldad, crueldad humana; en tanto terrorismo, ya sea el terrorismo aislado, o el terrorismo de Estado. Pero ¡la crueldad de la que el hombre es capaz! Oremos en esta Misa por las víctimas de esta crueldad. ¡Tantas! Y pidamos también por los crueles, para que el Señor cambie su corazón”.

Dios nos precede siempre en el amor. En la homilía Papa Francisco explico que Dios nos precede siempre en el amor. El Pontífice subrayó que el amor cristiano está hecho de obras concretas, no palabras. Y reafirmó que para conocer a Dios no basta el intelecto, es necesario el amor.

En estos días después de Navidad, explicó Francisco, la palabra clave en la liturgia es “manifestación”. Jesús se manifiesta: en la fiesta de la Epifanía, en el Bautismo y de nuevo en las Bodas de Caná. Pero, se pregunta el Papa, “¿cómo podemos conocer a Dios?”. Es precisamente este, anotó, el tema del que habla el apóstol Juan en la primera lectura, subrayando que para conocer a Dios nuestro “intelecto”, “la razón” es “insuficiente”. Dios, explica, “se conoce totalmente en el encuentro con Él, y para el encuentro la razón no basta”. Hace falta algo más.

“¡Dios es amor! Y sólo por el camino del amor tu puedes conocer a Dios. Amor razonable, acompañado de la razón. ¡Pero amor! Pero ¿cómo puedo amar lo que no conozco? Ama a los que tienes cerca. Esta es la doctrina de los dos mandamientos: El más importante es amar a Dios, porque Él es amor. Pero el segundo es amar al prójimo, y para llegar al primero debemos subir los escalones del segundo: es decir, a través del amor al prójimo llegamos a conocer a Dios, que es amor. Sólo amando razonablemente, pero amando, podemos llegar a este amor”.

Por esto, exhortó, debemos amarnos unos a otros, porque “el amor es de Dios” y “quien ama ha sido engendrado por Dios”. Y también, añadió, para conocer a Dios hay que amar:

“El que ama conoce a Dios, el que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. Pero no amor de telenovela. ¡No, no! Amor sólido, fuerte; amor eterno, amor que se manifiesta – la palabra de estos días, manifestación – en su Hijo, que vino para salvarnos. Amor concreto; amor de obras y no de palabras. Para conocer a Dios hace falta toda una vida; un camino, un camino de amor, de conocimiento, de amor al prójimo, de amor a los que nos odian, de amor por todos”.

Francisco observa que no hemos sido nosotros en dar el amor a Dios, sino que fue “Él quien nos amó y nos mandó a su Hijo como víctima de expiación por nuestros pecados”. En la persona de Jesús, reflexiona, “podemos contemplar el amor de Dios” y siguiendo du ejemplo “llegamos – escalón a escalón – al amor de Dios, al conocimiento de Dios que es amor”.
 
Recordando después al profeta Jeremías, el Papa dice que el amor de Dios nos “precede”, nos ama antes incluso de que lo busquemos. El amor de Dios, subrayó, es como “la flor del almendro”, que es “la primera que florece en primavera”. El Señor “nos ama primero”, “siempre tendremos esta sorpresa”.

Y observó que “cuando nos acercamos a Dios a través de las obras de caridad, la oración, la Comunión, la Palabra de Dios, encontramos que Él está allí antes, esperándonos, así nos ama”.

El Papa dirigió el pensamiento al Evangelio de hoy, que narra la multiplicación de los panes y los peces por parte de Jesús. El Señor, afirmó, “tuvo compasión” de la tanta gente que había ido a escucharlo, porque “eran ovejas sin pastor, desorientadas”. Y añadió que también hoy mucha gente está “desorientada” en “nuestras ciudades, en nuestros países”.

Por esto, Jesús les enseña la doctrina y la gente le escucha. Cuando se hace tarde y les pide que les den de comer, los discípulos responden “un poco nerviosos”. Una vez más, comentó el Papa, Dios llegó “primero, los discípulos no habían entendido nada”.

“Así es el amor de Dios: siempre nos espera, siempre nos sorprende. Es el Padre, es nuestro Padre que nos ama tanto, que siempre está dispuesto a perdonarnos. ¡Siempre! No una vez, 70 veces 7. ¡Siempre! Como un padre lleno de amor y para conocer a este Dios que es amor debemos subir por los escalones del amor al prójimo, por las obras de caridad, por las obras de misericordia, que el Señor nos ha enseñado. Que el Señor, en estos días en que la Iglesia nos hace pensar en la manifestación de Dios, nos dé la gracia de conocerle  por el camino del amor”.

 

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