Papa Francisco en el Ángelus, 18-12-2022: «José nos indica el camino ante las crisis inesperadas: se fía de la misericordia de Dios,  acoge, está disponible y no pide garantías»

* «Dios abre las crisis a perspectivas nuevas que no imaginábamos, quizá no como nosotros nos esperamos, sino como Él sabe. Y estos son, hermanos y hermanas, los horizontes de Dios: sorprendentes, pero infinitamente más amplios y hermosos que los nuestros. Que la Virgen María nos ayude a vivir abiertos a las sorpresas de Dios» 

Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las palabras del Papa en el Ángelus

* «Me preocupa la situación que se ha creado en el Corredor de Lachin, en el Cáucaso Meridional. En particular, estoy preocupado por las precarias condiciones humanitarias de las poblaciones, que pueden deteriorarse aún más durante la estación invernal. Pido a todos los que están implicados que se esfuercen por encontrar soluciones pacíficas por el bien de las personas. Pidamos a la Virgen María, a quien la liturgia nos invita a contemplar en este cuarto domingo de Adviento, que toque los corazones de cuantos pueden detener la guerra en Ucrania. No olvidemos el sufrimiento de ese pueblo, especialmente de los niños, de los ancianos, de las personas enfermas. Recemos, recemos»

18 de diciembre de 2022.- (Camino Católico) Cuarto y último domingo de Adviento, el Papa asomado desde la ventana de su estudio en el Palacio apostólico reflexiona como siempre, sobre el Evangelio de este domingo que ve a san José en su discernimiento sobre la paternidad del hijo de Dios en el vientre de su prometida María. Una Plaza de San Pedro soleada y repleta de peregrinos, para rezar el Ángelus, entra junto al Pontífice en las tribulaciones de un hombre que sueña para el futuro “una hermosa familia, con una esposa afectuosa, muchos hijos buenos y un trabajo digno; sueños simples y buenos.”, pero que se rompen ante la noticia del embarazo de su prometida, María.

Foto: Vatican Media

Una cuestión que según la Ley judía ofrecía dos posibilidades. La primera. – dijo Francisco – denunciar a María y hacerle pagar el precio de una presunta infidelidad. La segunda. – agregó – anular su compromiso en secreto, sin exponer a María al escándalo y a graves consecuencias, tomando sobre sí el peso de la vergüenza.  “José escoge esta segunda vía: la vía de la misericordia”, subraya el Pontífice.

El Papa describe esta elección como una “valentía es heroica” y en “silencio”, es decir,  “José se fía, acoge, se hace disponible, no pide más garantías”. Entonces, Francisco plantea una interrogante: ¿qué nos dice José hoy a nosotros?.

“José nos indica el camino: Debemos acoger las sorpresas de la vida, incluidas las crisis, teniendo en cuenta que cuando se está en crisis no hay que decidir apresuradamente, según el instinto, sino que, como José, es preciso “considerar todas las cosas” (cfr. v. 20) y apoyarse en el criterio principal: la misericordia de Dios”.

El Santo Padre asegura que cuando se habita la crisis sin ceder a la cerrazón, a la rabia y al miedo, teniendo la puerta abierta a Dios, Él puede intervenir. “Él es experto en transformar las crisis en sueños: sí, Dios abre las crisis a perspectivas nuevas, quizá no como nosotros nos esperamos, sino como Él sabe. Son los horizontes de Dios: sorprendentes, pero infinitamente más amplios y hermosos que los nuestros”. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la meditación del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente:

Foto: Vatican Media
PAPA FRANCISCO
ÁNGELUS
Plaza de San Pedro, Vaticano
Domingo, 18 de diciembre de 2022

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy, cuarto y último domingo de Adviento, la liturgia nos presenta la figura de San José (cfr. Mt 1,18-24). Es un hombre justo que está a punto de casarse. Podemos imaginar sus sueños para el futuro: una hermosa familia, con una esposa afectuosa, muchos hijos buenos y un trabajo digno; sueños simples y buenos, sueños de la gente simple y buena. Sin embargo, de pronto estos sueños se rompen contra un descubrimiento desconcertante: ¡María, su prometida, espera un niño, y ese niño no es suyo! ¿Qué pudo haber sentido José? Desconcierto, dolor, desorientación, quizá también enojo y desilusión… ¡Siente que el mundo se derrumba, se le viene encima! ¿Qué podía hacer?

La Ley le ofrecía dos posibilidades. La primera, denunciar a María y hacerle pagar el precio de una presunta infidelidad. La segunda, anular su compromiso en secreto, sin exponer a María al escándalo y a graves consecuencias, tomando sobre sí el peso de la vergüenza. Y José escoge esta segunda vía, que es la vía de la misericordia. Y he aquí que, en el centro de la crisis, precisamente mientras piensa y evalúa todo esto, Dios enciende en su corazón una luz nueva: en sueños, le anuncia que la maternidad de María no procede de una traición, sino que es obra del Espíritu Santo, y el niño que nacerá es el Salvador (cfr. v. 20-21); María será la madre del Mesías y él será su custodio. Al despertar, José comprende que el mayor sueño de todo pío israelita -ser el padre del Mesías- se está haciendo realidad en él de modo absolutamente inesperado.

Foto: Vatican Media

En efecto, para realizarlo no le bastará con pertenecer a la estirpe de David y observar fielmente la Ley, sino que deberá fiarse de Dios por encima de todo, acoger a María y a su hijo de modo completamente distinto de como se lo esperaba, distinto de lo que se había hecho siempre. En otras palabras, José deberá renunciar a sus confortantes certezas, a sus planes perfectos, a sus legítimas expectativas, y abrirse a un futuro enteramente por descubrir. Y a Dios, que estropea sus planes y le pide que se fíe de Él, José responde . La valentía de José es heroica y se realiza en el silencio: su valentía consiste en fiarse, él se fía, acoge, se hace disponible, no pide más garantías.

Hermanos, hermanas, ¿qué nos dice José hoy a nosotros? También nosotros tenemos nuestros sueños, y quizá en Navidad pensamos más en ellos, los discutimos juntos. Quizá añoramos algunos sueños rotos, y vemos que las mejores esperanzas a menudo deben enfrentarse a situaciones inesperadas, desconcertantes. Y cuando esto sucede, José nos indica el camino: no hay que ceder a los sentimientos negativos, como la rabia y la cerrazón, ¡este es un camino equivocado! Por el contrario, debemos acoger las sorpresas, las sorpresas de la vida, incluidas las crisis, teniendo en cuenta que cuando se está en crisis no hay que decidir apresuradamente, según el instinto, sino pasar por la criba, como hizo José, “considerar todas las cosas” (cfr. v. 20) y apoyarse en el criterio principal: la misericordia de Dios.

Cuando se habita la crisis sin ceder a la cerrazón, a la rabia y al miedo, teniendo la puerta abierta a Dios, Él puede intervenir. Él es experto en transformar las crisis en sueños: sí, Dios abre las crisis a perspectivas nuevas que no imaginábamos, quizá no como nosotros nos esperamos, sino como Él sabe. Y estos son, hermanos y hermanas, los horizontes de Dios: sorprendentes, pero infinitamente más amplios y hermosos que los nuestros. Que la Virgen María nos ayude a vivir abiertos a las sorpresas de Dios.

Foto: Vatican Media

Oración del Ángelus:

Angelus Dómini nuntiávit Mariæ.
Et concépit de Spíritu Sancto.
Ave Maria…

Foto: Vatican Media

Ecce ancílla Dómini.
Fiat mihi secúndum verbum tuum.
Ave Maria…

Et Verbum caro factum est.
Et habitávit in nobis.
Ave Maria…

Ora pro nobis, sancta Dei génetrix.
Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.

Orémus.
Grátiam tuam, quǽsumus, Dómine,
méntibus nostris infunde;
ut qui, Ángelo nuntiánte, Christi Fílii tui incarnatiónem cognóvimus, per passiónem eius et crucem, ad resurrectiónis glóriam perducámur. Per eúndem Christum Dóminum nostrum.

Amen.

Gloria Patri… (ter)
Requiem aeternam…

Benedictio Apostolica seu Papalis

Dominus vobiscum.Et cum spiritu tuo.
Sit nomen Benedicat vos omnipotens Deus,
Pa ter, et Fi lius, et Spiritus Sanctus.

Amen.

Foto: Vatican Media

Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:

Hermanos y hermanas:

Foto: Vatican Media

Me preocupa la situación que se ha creado en el Corredor de Lachin, en el Cáucaso Meridional. En particular, estoy preocupado por las precarias condiciones humanitarias de las poblaciones, que pueden deteriorarse aún más durante la estación invernal. Pido a todos los que están implicados que se esfuercen por encontrar soluciones pacíficas por el bien de las personas.

Y recemos también por la paz, para que cesen las violencias en el país y se emprenda la vía del diálogo con el fin de superar la crisis política y social que aflige a la población.

Os saludo con afecto a todos vosotros que habéis venido de Roma, de Italia y de muchos lugares del mundo. En especial, saludo a los fieles de California y a los de Madrid, así como a los grupos de Praia a Mare, Catania, Caraglio y de la parroquia romana de los Santos Protomártires.

Pidamos a la Virgen María, a quien la liturgia nos invita a contemplar en este cuarto domingo de Adviento, que toque los corazones de cuantos pueden detener la guerra en Ucrania. No olvidemos el sufrimiento de ese pueblo, especialmente de los niños, de los ancianos, de las personas enfermas. Recemos, recemos.

Os deseo a todos un feliz domingo y un buen camino en la última etapa del Adviento. Por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Buen almuerzo y hasta la vista.

Francisco


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