Papa Francisco en el Ángelus 2-9-18: «Acoger la Palabra de Dios purifica el corazón y las acciones y la relación con Dios y con los demás se libera de la hipocresía»

* «“Visitar a los huérfanos y a las viudas” significa practicar la caridad con el prójimo a partir de las personas más necesitadas, más frágiles, más marginadas. Son las personas de las cuales se preocupa Dios de forma especial, y nos pide a nosotros que hagamos lo mismo. “No dejarse contaminar por este mundo” no significa aislarse y cerrarse a la realidad. También en este caso no debe ser una actitud exterior, sino interior, sustancial: significa vigilar para que nuestra forma de pensar y de actuar no sea contaminada por la mentalidad mundana, es decir, por la vanidad, la codicia y el orgullo. En realidad, un hombre o mujer que vive en la vanidad, la codicia y el orgullo y al mismo tiempo cree y se hace ver como religioso e incluso condena a los demás, es un hipócrita»

Video completo de la transmisión en directo de  13 TV  traducido al español con las palabras del Papa en el Ángelus

* «Y esto me produce gran dolor: Se respiran todavía vientos de guerra y nos llegan noticias inquietantes sobre los riesgos de una posible catástrofe humanitaria en la amada Siria, en la provincia de Idlib. Renuevo mi urgente llamado a la comunidad internacional y a todos los actores involucrados para que hagan uso de los instrumentos de la diplomacia, el diálogo y las negociaciones, en el respeto de los Derechos Humanos Internacionales y salvaguarden la vida de los civiles»

2 de septiembre de 2018.- (Camino Católico)  “La autenticidad de nuestra obediencia a la Palabra de Dios, contra cualquier contaminación mundana o formalismo legalista” ha sido el tema sobre el que el Papa Francisco ha reflexionado en el Ángelus del primer domingo de septiembre. Para ello, ha comentado el Evangelio según San Marcos, en el que los escribas y los fariseos – explica – acusan a los discípulos de Jesús de no seguir los preceptos rituales según las tradiciones e intentan afectar la fiabilidad y la autoridad de Jesús como Maestro.

Francisco ha asegurado ante los fieles de la Plaza de San Pedro que también hoy el Señor nos invita “a huir de este peligro” en el que se da más importancia a la forma que a la sustancia y nos llama a reconocer, una y otra vez, “cuál es el verdadero centro de la experiencia de la fe, es decir, el amor de Dios y el amor al prójimo, purificándolo de la hipocresía del legalismo y del ritualismo”.

Además, este pasaje del Evangelio según San Marcos se ve reforzado “por la voz del apóstol Santiago” – ha expresado el Papa – “quien nos dice cómo debe ser la verdadera religión: visitar a los huérfanos y a las viudas en el sufrimiento y no dejarse contaminar por este mundo”. Y cuando dice «visitar a los huérfanos y a las viudas», Francisco ha puntualizado que significa “practicar la caridad hacia el prójimo”, algo que debe hacerse – ha señalado – “comenzando por los más necesitados, los más frágiles y los más marginales”.

También ha pedido “no dejarse contaminar por este mundo», detallando que esto no significa “aislarse y cerrarse a la realidad” sino “estar alerta para que nuestra forma de pensar y actuar no sea contaminada por la mentalidad mundana”, es decir, “por la vanidad, la codicia y el orgullo”.

Por último ha pedido “hacer un examen de conciencia” para ver cómo acogemos la Palabra de Dios. “El domingo la escuchamos en la Misa – ha dicho el Papa – pero si la escuchamos distraídos o superficialmente, no nos ayudará mucho”. Es por ello que ha pedido que “debemos dar la bienvenida a la Palabra con la mente y el corazón abiertos, como un buen terreno, para que se asimile y dé frutos en la vida concreta”. De esta manera, “la Palabra misma purifica nuestro corazón y nuestras acciones y nuestra relación con Dios y con los demás se libera de la hipocresía”.

Y después de rezar a la Madre del Cielo, el Pontífice ha querido recordar dos noticias importantes: la beatificación de Anna Kolesárová, la cual tuvo lugar ayer en Eslovaquia. Se trata de la primera laica en ser beatificada, virgen y mártir, fue asesinada por haberse resistido a quien quería violar su dignidad y su castidad. “Que esta mujer valiente ayude a los jóvenes cristianos a mantenerse firme en la fidelidad al Evangelio, incluso cuando se requiere ir a contra corriente” ha expresado el Papa.

La guerra de Siria y las recientes “noticias inquietantes” sobre los riesgos de una posible catástrofe humanitaria en la provincia de Idlib también fue otro de los temas que ha querido recordar el Papa. Un tema que “causa dolor” y para el que renueva su más sincero llamamiento a la comunidad internacional y a todos los actores involucrados “para que hagan uso de los instrumentos de la diplomacia, el diálogo y las negociaciones, en el respeto de los Derechos Humanos Internacionales y salvaguarden la vida de los civiles”. En el vídeo de 13 TV se visualiza y escucha la meditación del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En este domingo reanudamos la lectura del Evangelio de Marcos. En el pasaje de hoy (Mc 7,1-8.14-15.21-23), Jesús afronta un tema importante para todos nosotros, los creyentes, la autenticidad de nuestra obediencia a la Palabra de Dios,  contra cualquier contaminación mundana o formalismo legalista. La narración comienza con la objeción que los escribas y fariseos le hacen a Jesús, acusando a sus discípulos de no seguir los preceptos rituales según las tradiciones. De esta manera, los interlocutores pretendían golpear la fiabilidad y la autoridad de Jesús como Maestro porque dijeron: «Pero este maestro deja que los discípulos no cumplan con las prescripciones de la tradición». Pero Jesús replica fuerte y replica diciendo: «Bien ha profetizado Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: «Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinden culto enseñando doctrinas que son preceptos humanos»» (versículos 6-7). Esto es lo que Jesús dice. ¡Palabras claras y fuertes! Hipócrita es, por así decirlo, uno de los adjetivos más fuertes que Jesús usa en el Evangelio, y lo pronuncia dirigiéndolo a los maestros de la religión: doctores de la ley, escribas … «Hipócrita», dice Jesús.

En efecto, Jesús quiere sacudir a los escribas y fariseos del error en el que habían caído, es decir, el de manipular la voluntad de Dios descuidando sus mandamientos para observar las tradiciones humanas. La reacción de Jesús es severa porque es mucho lo que está en juego: se trata de la verdad de la relación entre el hombre y Dios, de la autenticidad de la vida religiosa. El hipócrita es un mentiroso, no es auténtico.

También hoy el Señor nos invita a huir de este peligro de dar más importancia a la forma que a la sustancia. Nos llama a reconocer, siempre de nuevo, aquello que es el verdadero centro de la experiencia de fe, es decir, el amor de Dios y el amor al prójimo, purificándolo de la hipocresía, del legalismo y del ritualismo.

“El mensaje del Evangelio de hoy queda reforzado también por la voz del Apóstol Santiago, que nos dice en síntesis cómo debe ser la verdadera religión y dice: la verdadera religión es «visitar a los huérfanos y las viudas en los sufrimientos y no dejarse contaminar por este mundo «(v. 27).

“Visitar a los huérfanos y a las viudas” significa practicar la caridad con el prójimo a partir de las personas más necesitadas, más frágiles, más marginadas. Son las personas de las cuales se preocupa Dios de forma especial, y nos pide a nosotros que hagamos lo mismo.

“No dejarse contaminar por este mundo” no significa aislarse y cerrarse a la realidad. También en este caso no debe ser una actitud exterior, sino interior, sustancial: significa vigilar para que nuestra forma de pensar y de actuar no sea contaminada por la mentalidad mundana, es decir, por la vanidad, la codicia y el orgullo. En realidad, un hombre o mujer que vive en la vanidad, la codicia y el orgullo y al mismo tiempo cree y se hace ver como religioso e incluso condena a los demás, es un hipócrita.

Hagamos un examen de conciencia para ver como acogemos la Palabra de Dios. El domingo la escuchamos en la Misa pero si la escuchamos distraídos o superficialmente, no nos ayudará mucho. Debemos acoger la Palabra con la mente y el corazón abiertos, como un buen terreno, para que se asimile y dé frutos en la vida concreta. Jesús dice que la Palabra de Dios es como un grano de trigo, es una semilla que debe crecer en las obras concretas. De esta manera, la Palabra misma purifica nuestro corazón y nuestras acciones y nuestra relación con Dios y con los demás se libera de la hipocresía.

El ejemplo y la intercesión de la Virgen María nos ayude a honrar siempre al Señor con nuestro corazón, dando testimonio de nuestro amor por Él en elecciones concretas para el bien de nuestros hermanos.

Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:

Queridos hermanos y hermanas:

Ayer, en Košice (Eslovaquia), ha sido proclamada Beata Anna Kolesárová, virgen y mártir, asesinada por haberse resistido a quien quería violar su dignidad y su castidad.  Es como nuestra italiana Maria Goretti. Esta chica valiente ayude a los jóvenes cristianos a permanecer firmes en la fidelidad al Evangelio, incluso cuando se requiere ir contra corriente y pagar con la propia vida. Un aplauso a la Beata Anna Kolesárová!

Y esto me produce gran dolor: Se respiran todavía vientos de guerra y nos llegan noticias inquietantes sobre los riesgos de una posible catástrofe humanitaria en la amada Siria, en la provincia de Idlib. Renuevo mi urgente llamado a la comunidad internacional y a todos los actores involucrados para que hagan uso de los instrumentos de la diplomacia, el diálogo y las negociaciones, en el respeto de los Derechos Humanos Internacionales y salvaguarden la vida de los civiles.

Saludo a todos vosotros, queridos peregrinos de Italia y de varios países. En particular, saludo a los catequistas de Caerano San Marco, los chicos de Montirone, joven Rovato y los que provienen de diferentes ciudades de España después de un largo viaje, y los participantes en la reunión de motociclistas en una Vespa. Veo el cartel allí, ¡bienvenidos!

A todos os deseo un buen domingo y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Una buena comida y hasta la vista!

Francisco

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