Papa Francisco en el Ángelus 21-10-18: «Servir como Jesús, el camino que conduce al Cielo»

* «El camino del servicio es el antídoto más eficaz contra el morbo de la búsqueda de los primeros lugares, es la medicina para los trepadores, esta búsqueda de los primeros puestos que contagia a muchos contextos humanos y no perdona ni siquiera a los cristianos, al pueblo de Dios, como tampoco a la jerarquía eclesiástica. Por lo tanto, como discípulos de Cristo, acojamos este Evangelio como una llamada a la conversión, a dar testimonio con valentía y generosidad de una Iglesia que se inclina a los pies de los últimos, para servirles con amor y sencillez»

Video completo de la transmisión en directo de  13 TV  traducido al español con las palabras del Papa en el Ángelus

* «Ayer, en Málaga (España), fue proclamado beato el sacerdote jesuita Tiburzio Arnaiz Muñoz, fundador de los Misioneros de las Doctrinas Rurales. Demos gracias al Señor por el testimonio de este acérrimo ministro de la Reconciliación e incansable anunciador del Evangelio, especialmente entre los humildes y los olvidados. Su ejemplo nos impulsa a ser agentes de misericordia y misioneros valientes en todos los ambientes. Que su intercesión apoye nuestro camino»

21 de octubre de 2018.- (Camino Católico)  En su reflexión a la hora del Ángelus el Pontífice aseguró que el camino del amor “en pérdida” el único que conduce al Cielo. Convertirse para dar testimonio de una Iglesia que libre de mentalidad mundana, se inclina ante los más débiles para servirlos con amor y sencillez: fue éste el llamado del Santo Padre Francisco a la hora del Ángelus del tercer domingo de octubre. Ante los fieles congregados en una luminosa plaza de San Pedro, el Papa centró su reflexión en el Evangelio de Marcos, (cf. Mc 10, 35-45) que describe a Jesús tratando pacientemente de “corregir a sus discípulos convirtiéndolos de la mentalidad del mundo a la de Dios”.

El Papa señala que Jesús quiere enseñar a sus discípulos el camino del amor «en pérdida», a no pensar en el ‘premio’ del que se ocupará el Padre: “El camino del amor es siempre ‘en pérdida’ porque amar significa dejar de lado el egoísmo, la autorreferencialidad, para servir a los demás”

El mensaje del Señor es claro, evidencia el Papa: «mientras los grandes de la Tierra construyen ‘tronos’ para su propio poder, Dios elige un trono incómodo, la cruz, desde la cual reinar dando su vida»: porque «El Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate de muchos».

“El camino del servicio es el antídoto más eficaz contra el morbo de la búsqueda de los primeros lugares, es la medicina para los trepadores, esta búsqueda de los primeros puestos que contagia a muchos contextos humanos y no perdona ni siquiera a los cristianos, al pueblo de Dios, como tampoco a la jerarquía eclesiástica” asegura el Pontífice. Y concluyendo su reflexión, insta a recibir este Evangelio como una “llamada a la conversión, a dar testimonio con valentía y generosidad de una Iglesia que se inclina a los pies de los últimos, para servirles con amor y sencillez”.

Al finalizar la oración mariana y antes de saludar, como de costumbre, a los peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro procedentes de diversos países, el Pontífice recordó la celebración hodierna de la Jornada Mundial de las Misiones y dirigió un pensamiento especial a los misioneros del mundo. Otro pensamiento especial del Obispo de Roma fue para el grupo de Caritas Internationalis, encabezado por el Presidente Cardenal Tagle. No faltó en el corazón del Papa el recuerdo de la Beatificación, en el día de ayer, del padre jesuita Tiburicio Arnaiz Muñoz. En el vídeo de  13 TV se visualiza y escucha la meditación del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

La página del Evangelio de hoy (cf. Mc 10, 35-45) describe a Jesús que, una vez más y con gran paciencia, trata de corregir a sus discípulos convirtiéndolos de la mentalidad del mundo a la de Dios. La ocasión se la dan los hermanos. Santiago y Juan, los primeros a quien Jesús encontró y les pidió que lo siguieran. Ya han hecho mucho camino con él y pertenecen al grupo de los doce apóstoles. Por lo tanto, mientras están en camino hacia Jerusalén, donde los discípulos esperan ansiosamente que Jesús, con ocasión de la Fiesta de Pascua, instaurará finalmente el Reino de Dios, los dos hermanos toman valor, se acercan y le dirigen al Maestro su petición: «Concédenos sentarnos, en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda» (v. 37).

Jesús sabe que Santiago y Juan están animados por un gran entusiasmo por Él y por la causa del Reino, pero también sabe que sus expectativas y su celo están contaminados por el espíritu del mundo. Por lo tanto, responde: “No sabéis lo que estás pidiendo” (v. 38). Y mientras hablaban de “tronos de gloria” sobre los cuales sentarse junto a Cristo Rey, Él habla de pasar la prueba que él pasará por una copa por beber y  de un “bautismo” para ser recibido, es decir, habla de su pasión y muerte. Santiago y Juan, siempre anhelando el privilegio esperado, dicen además: sí, “podemos”. Pero, incluso aquí, realmente no se dan cuenta de lo que dicen. Jesús anuncia que su copa la beberán y su bautismo lo recibirán, es decir, ellos también, como los otros apóstoles, participarán en su cruz, cuando llegue el momento. Sin embargo – concluye Jesús – “eso de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concedérselo; es para aquellos para el cual ha sido preparado “(v.40). Cómo decir: ahora síganme y aprendan el camino del amor “con  pérdida”, y el Padre celestial se hará cargo del premio. El camino del amor siempre es en pérdida porque amar significa dejar de lado el egoísmo, la autoreferencialidad para servir a los demás.

Entonces, Jesús se da cuenta de que los otros diez apóstoles están enojados con Santiago y Juan, demostrando así que tienen la misma mentalidad mundana. Y esto le permite darles una lección que vale para los  cristianos de todos los tiempos, incluso para nosotros. Él dice: “Ya saben que los jefes de las naciones las gobiernan como si fueran sus dueños y los poderosos las oprimen. Pero no debe ser así entre vosotros; al contrario el que quiera ser grande entre vosotros que sea su servidor, y el que quiera ser el primero de vosotros que sea el esclavo de todos “(v. 42), es la regla del cristiano. El mensaje del Maestro es claro: mientras los grandes de la Tierra se construyen “tronos” para su propio poder, Dios escoge un trono incómodo, la cruz, desde donde reina dando la vida: “Así como el Hijo del Hombre – dice Jesús – que no ha venido a que le sirvan, sino a servir y a dar su vida por la redención de todos”(v. 45).

El camino del servicio es el antídoto más eficaz contra el morbo de la búsqueda de los primeros lugares, es la medicina para los trepadores, esta búsqueda de los primeros puestos que contagia a muchos contextos humanos y no perdona ni siquiera a los cristianos, al pueblo de Dios, como tampoco a la jerarquía eclesiástica. Por lo tanto, como discípulos de Cristo, acojamos este Evangelio como una llamada a la conversión, a dar testimonio con valentía y generosidad de una Iglesia que se inclina a los pies de los últimos, para servirles con amor y sencillez. Que la Virgen María, que se adhirió plenamente y humildemente a la voluntad de Dios, nos ayude a seguir con alegría a Jesús en el camino del servicio, el camino principal que conduce al Cielo.

Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:

Queridos hermanos y hermanas:

Ayer, en Málaga (España), fue proclamado beato el sacerdote jesuita Tiburzio Arnaiz Muñoz, fundador de los Misioneros de las Doctrinas Rurales. Demos gracias al Señor por el testimonio de este acérrimo ministro de la Reconciliación e incansable anunciador del Evangelio, especialmente entre los humildes y los olvidados. Su ejemplo nos impulsa a ser agentes de misericordia y misioneros valientes en todos los ambientes. Que su intercesión apoye nuestro camino. Un aplauso al Beato Tiburcio, ¡todos!

Hoy celebramos la Jornada Mundial de las Misiones con el tema «Junto con los jóvenes, llevamos el Evangelio a todos». Junto con los jóvenes: ¡este es el camino! Y es la realidad que, gracias a Dios, estamos viviendo en estos días, en el Sínodo dedicado a ellos: escuchándolos y haciendo que participen, descubrimos muchos testimonios de jóvenes que en Jesús han encontrado el sentido y la alegría de la vida. Y muchas veces lo han encontrado gracias a otros jóvenes, que ya son partícipes de esta compañía suya de hermanos y hermanas que es la Iglesia. Recemos para que las nuevas generaciones no les falte el anuncio de la fe y la llamada a colaborar en la misión de la Iglesia. Pienso en muchos cristianos, hombres y mujeres, laicos consagrados, sacerdotes y obispos, que han consumido su vida lejos de su tierra natal, anunciando el Evangelio… A ellos nuestro amor, nuestra gratitud y nuestra oración. Oremos por ellos un «Ave Maria».

Y ahora os saludo a todos, peregrinos de Italia y de varios países. En particular, a los de la diócesis de Płock y de la escuela «San Giovanni Paolo II» de Kartuzy, en Polonia; a aquellos de Braço do Norte (Brasil), de Santa Fe (Nuevo México) y del Liceo «Saint Chaumond» de Poitiers (Francia). Y un grupo de jóvenes de Buenos Aires y Córdoba, Argentina. Saludo a la Orden Trinitaria Secular Italiana y a los muchachos de la «Aldea de los simples» de San Cataldo, en Sicilia. Y también a los confirmandos de Galzignano, que veo allí.

Un pensamiento especial dirijo al grupo de Caritas Internationalis, encabezado por el Presidente Cardenal Luis Antonio Tagle, con algunos Obispos y personas de varios países del mundo. Han hecho una breve peregrinajción a Roma para expresar el deseo de caminar juntos, aprendiendo así a conocernos mejor. Aliento esta iniciativa de «compartir el camino», que se promueve en muchas ciudades y que puede transformar nuestra relación con los migrantes. Muchas gracias a Caritas!

A todos os deseo un buen domingo y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Una buena comida y hasta la vista!

Francisco

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