Papa Francisco en el Ángelus, 23-1-2022: «La Palabra de Dios es viva y eficaz,  nos cambia, entra en nuestros asuntos, ilumina nuestra vida cotidiana, consuela y pone orden»

* «Tomemos el Evangelio en la mano, cada día un pequeño pasaje para leer y releer. Llevad en el bolsillo el Evangelio o en el bolso, para leerlo en el viaje, en cualquier momento y leerlo con calma. Con el tiempo descubriremos que esas palabras están hechas a propósito para nosotros, para nuestra vida. Nos ayudarán a acoger cada día con una mirada mejor, más serena, porque, cuando el Evangelio entra en el hoy, lo llena de Dios»

Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las palabras del Papa en el Ángelus

* «Sigo con preocupación el aumento de las tensiones que amenazan con infligir un nuevo golpe a la paz en Ucrania y cuestionan la seguridad en el continente europeo, con repercusiones aún más amplias. Hago un sentido llamamiento a todas las personas de buena voluntad, para que eleven oraciones a Dios omnipotente, para que cada acción e iniciativa política esté al servicio de la fraternidad humana, más que a los intereses de las partes. Por esto y con preocupación, dadas las tensiones actuales, propongo que el próximo miércoles 26 de enero sea una jornada de oración por la paz»

23 de enero de 2022.- (Camino Católico)  El 23 de enero, y tras haber presidido la Misa con ocasión de la celebración del Domingo de la Palabra de Dios, el Papa Francisco ha rezado la oración mariana del Ángelus a la hora del mediodía romano, asomado desde la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano. Ante la presencia de los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro, el Pontífice ha reflexionado sobre la Liturgia del día que nos presenta el momento en el que Jesús que inaugura su predicación captando la atención popular (cfr Lc 4,14-21).

El Santo Padre ha agradecido a todos los predicadores y los anunciadores del Evangelio: “Recemos por ellos, para que vivan el hoy de Jesús, la dulce fuerza de su Espíritu que vuelve viva la Escritura. La Palabra de Dios, de hecho, es viva y eficaz (cfr Hb 4,12), nos cambia, entra en nuestros asuntos, ilumina nuestra vida cotidiana, consuela y pone orden. Recordemos: la Palabra transforma una jornada cualquiera en el hoy en el que Dios nos habla”.

En este contexto, Francisco ha invitado a los fieles a tomar el Evangelio en la mano y leer o releer con calma, cada día un pequeño pasaje: “Con el tiempo descubriremos que esas palabras están hechas a propósito para nosotros, para nuestra vida. Nos ayudarán a acoger cada día con una mirada mejor, más serena, porque, cuando el Evangelio entra en el hoy, lo llena de Dios”.

Después de haber rezado el Ángelus, el Papa ha expresado su preocupación ante las crecientes tensiones «que amenazan con asestar un nuevo golpe a la paz en Ucrania» y ha renovado su llamamiento «para que todas las acciones e iniciativas políticas de este país estén al servicio de la fraternidad humana». Asimismo, como gesto concreto de cercanía espiritual, Francisco propuso realizar una jornada de oración para invocar la paz en este país, el próximo 26 de enero. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la meditación del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En el Evangelio de la Liturgia de hoy vemos a Jesús que inaugura su predicación (cfr Lc 4,14-21): es la primera predicación de Jesús. Se dirige a Nazaret, donde creció, y participa en la oración en la sinagoga. Se levanta a leer y, en el volumen del profeta Isaías, encuentra el pasaje sobre el Mesías, que proclama un mensaje de consolación y liberación para los pobres y los oprimidos (cfr Is 61,1-2). Terminada la lectura, «todos los ojos estaban fijos en él» (v. 20). Y Jesús inicia diciendo: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy» (v. 21). Detengámonos en este hoy. Es la primera palabra de la predicación de Jesús contada en el Evangelio de Lucas. Pronunciada por el Señor, indica un “hoy” que atraviesa toda época y permanece siempre válido. La Palabra de Dios siempre es “hoy”. Empieza un “hoy”: cuando tú lees la Palabra de Dios, en tu alma empieza un “hoy”, si tú la comprendes bien. Hoy. La profecía de Isaías se remontaba a siglos antes, pero Jesús, «por la fuerza del Espíritu» (v. 14), la hace actual y, sobre todo, la lleva a cumplimiento e indica la forma de recibir la Palabra de Dios: hoy. No como una historia antigua, no: hoy. Hoy habla a tu corazón.

Los paisanos de Jesús están admirados por sus palabras. Incluso si, nublados por los prejuicios, no le creen, se dan cuenta de que su enseñanza es diferente de la de otros maestros (cf. v. 22): intuyen que en Jesús hay más. ¿El qué? Está la unción del Espíritu Santo. A veces, sucede que nuestras predicaciones y nuestras enseñanzas permanecen genéricas, abstractas, no tocan el alma y la vida de la gente. ¿Y por qué? Porque les falta la fuerza de este hoy, ese que Jesús “llena de sentido” con el poder del Espíritu es el hoy. Hoy te está hablando. Sí a veces se escuchan conferencias impecables, discursos bien construidos, pero que no mueven el corazón, y así todo queda como antes. También muchas homilías – lo digo con respeto pero con dolor – son abstractas, y en vez de despertar el alma la duermen. Cuando los fieles empiezan a mirar el reloj – “¿cuándo terminará esto?” – duermen el alma. La predicación corre este riesgo: sin la unción del Espíritu empobrece la Palabra de Dios, cae en el moralismo o en conceptos abstractos; presenta el Evangelio con desapego, como si estuviera fuera del tiempo, lejos de la realidad. Y este no es el camino. Pero una palabra en la que no palpita la fuerza del hoy no es digna de Jesús y no ayuda a la vida de la gente. Por esto quien predica, por favor, es el primero que debe experimentar el hoy de Jesús, para así poderlo comunicar en el hoy de los otros. Y si quiere dar clases, conferencias, que lo haga, pero en otro lado, no en el momento de la homilía, donde debe dar la Palabra para que sacuda los corazones.

Queridos hermanos y hermanas, en este Domingo de la Palabra de Dios quisiera dar las gracias a los predicadores y los anunciadores del Evangelio que permanecen fieles a la Palabra que sacude el corazón, que permanecen fieles al “hoy”. Recemos por ellos, para que vivan el hoy de Jesús, la dulce fuerza de su Espíritu que vuelve viva la Escritura. La Palabra de Dios, de hecho, es viva y eficaz (cfr Hb 4,12), nos cambia, entra en nuestros asuntos, ilumina nuestra vida cotidiana, consuela y pone orden. Recordemos: la Palabra de Dios transforma una jornada cualquiera en el hoy en el que Dios nos habla. Entonces, tomemos el Evangelio en la mano, cada día un pequeño pasaje para leer y releer. Llevad en el bolsillo el Evangelio o en el bolso, para leerlo en el viaje, en cualquier momento y leerlo con calma. Con el tiempo descubriremos que esas palabras están hechas a propósito para nosotros, para nuestra vida. Nos ayudarán a acoger cada día con una mirada mejor, más serena, porque, cuando el Evangelio entra en el hoy, lo llena de Dios. Quisiera haceros una propuesta. En los domingos de este año litúrgico es proclamado el Evangelio de Lucas, el Evangelio de la misericordia. ¿Por qué no leerlo también personalmente, entero, un pequeño pasaje cada día? Un pequeño pasaje. Familiaricémonos con el Evangelio, ¡nos traerá la novedad y la alegría de Dios!

La Palabra de Dios es también el faro que guía el recorrido sinodal iniciado en toda la Iglesia. Mientras nos comprometemos a escucharnos unos a otros, con atención y discernimiento – porque no es hacer una encuesta de opiniones, no, sino discernir la Palabra, ahí -, escuchamos juntos la Palabra de Dios y el Espíritu Santo. Y la Virgen nos conceda la constancia para nutrirnos cada día con el Evangelio.

Oración del Ángelus:

Angelus Dómini nuntiávit Mariæ.
Et concépit de Spíritu Sancto.
Ave Maria…

Ecce ancílla Dómini.
Fiat mihi secúndum verbum tuum.
Ave Maria…

Et Verbum caro factum est.
Et habitávit in nobis.
Ave Maria…

Ora pro nobis, sancta Dei génetrix.
Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.

Orémus.
Grátiam tuam, quǽsumus, Dómine,
méntibus nostris infunde;
ut qui, Ángelo nuntiánte, Christi Fílii tui incarnatiónem cognóvimus, per passiónem eius et crucem, ad resurrectiónis glóriam perducámur. Per eúndem Christum Dóminum nostrum.

Amen.

Gloria Patri… (ter)
Requiem aeternam…

Benedictio Apostolica seu Papalis

Dominus vobiscum.Et cum spiritu tuo.
Sit nomen Benedicat vos omnipotens Deus,
Pa ter, et Fi lius, et Spiritus Sanctus.

Amen.

Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:

Queridos hermanos y hermanas,

Ayer en San Salvador fueron beatificados el sacerdote jesuita Rutilio Grande García y dos compañeros laicos, y el sacerdote franciscano Cosme Spessotto, mártires de la fe. Ellos estuvieron al lado de los pobres testimoniando el Evangelio, la verdad y la justicia hasta la efusión de la sangre. Su heroico ejemplo suscite en todos el deseo de ser valientes trabajadores de fraternidad y de paz. ¡Un aplauso por los nuevos beatos!

Sigo con preocupación el aumento de las tensiones que amenazan con infligir un nuevo golpe a la paz en Ucrania y cuestionan la seguridad en el continente europeo, con repercusiones aún más amplias. Hago un sentido llamamiento a todas las personas de buena voluntad, para que eleven oraciones a Dios omnipotente, para que cada acción e iniciativa política esté al servicio de la fraternidad humana, más que a los intereses de las partes. Quien persigue sus propios fines en detrimento de los demás, desprecia su propia vocación de hombre, porque todos hemos sido creados hermanos. Por esto y con preocupación, dadas las tensiones actuales, propongo que el próximo miércoles 26 de enero sea una jornada de oración por la paz.

En el contexto de la Semana de Oración por la Unidad de los cristianos, he aceptado la propuesta llegada de varias partes y he proclamado a San Ireneo de Lyon Doctor de la Iglesia universal. La doctrina de este Santo pastor y maestro es como un puente entre Oriente y Occidente: por esto nos referimos a él como Doctor de la Unidad, Doctor Unitatis. El Señor nos conceda, por su intercesión, trabajar a todos juntos por la plena unidad de los cristianos.

Y ahora dirijo mi saludo a todos vosotros, queridos fieles de Roma y peregrinos venidos desde Italia y de otros países. Saludo en particular a la familia espiritual de los Siervos del sufrimiento y a los Scout Agesci del Lacio. Y veo también que hay un grupo de connacionales: saludo a los argentinos aquí presentes. Y también los jóvenes de la Inmaculada.

Os deseo a todos un feliz domingo. Y por favor no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!

Francisco

Papa Francisco en homilía, 23-1-2022: «Ser anunciadores creíbles y profetas de la Palabra en el mundo que revela la novedad de Dios y nos lleva a amar a los demás sin cansarse»

Santa Misa del domingo de la Palabra de Dios presidida por el Papa Francisco, 23-1-2022


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