Papa Francisco en el Ángelus, 29-12-19: «La Sagrada Familia sea modelo para que nuestras familias se sostengan adheridas al Evangelio, fundamento de la santidad de la familia»

* «María, José y Jesús, la Sagrada Familia de Nazaret, representa una respuesta coral a la voluntad del Padre: los tres miembros de esta singular familia se ayudan recíprocamente a descubrir el proyecto de Dios. Ellos rezaban, trabajaban, se comunicaban y yo me pregunto: ¿tú, en tu familia, sabes comunicarte, o eres como esos chicos en que la mesa, cada uno con el teléfono móvil, está chateando? La comida parece como un silencio, como si estuvieran en misa, pero no se comunican entre ellos. Debemos retomar la comunicación en familia: los padres con los hijos, con los abuelos, los hermanos entre sí… Es una tarea que hay que hacer hoy, precisamente en la jornada de la Sagrada Familia»

Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las palabras del Papa en el Ángelus

* «Oremos al Señor por las víctimas del horrible atentado terrorista de ayer en Mogadiscio, en Somalia, donde más de 70 personas murieron en la explosión de un coche bomba. Estoy cerca de todos sus familiares y de quienes lloran su pérdida»

29 de diciembre de 2019.- (Camino Católico).– María, José y Jesús, representan una respuesta “coral a la voluntad del Padre”: ellos se ayudan recíprocamente a realizar el proyecto de Dios, rezando, trabajando y comunicándose. Que ellos, ha dicho el Papa en su reflexión de hoy al rezar el Ángelus, “sean modelo” para nuestras familias, a fin de que padres e hijos “se sostengan mutuamente en la adhesión al Evangelio, fundamento de la santidad de la familia”. La Sagrada Familia de Nazaret “estuvo totalmente disponible a la voluntad de Dios”.

En la fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret el Papa Francisco se asomó a la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano, para rezar junto con los fieles y peregrinos la oración mariana del Ángelus. A María, “Reina de la familia”, ha encomendado a todas las familias del mundo, especialmente a las probadas por el sufrimiento o el malestar. Centrándose en cada uno de los miembros de esta familia, el Santo Padre destaca primeramente la “docilidad” de María a la acción del Espíritu Santo, que le pide que se convierta en la Madre del Mesías:  “María, como toda joven mujer de su tiempo, estaba a punto de realizar su proyecto de vida, es decir, casarse con José. Pero cuando se da cuenta de que Dios la llama a una misión particular, no duda en proclamarse su «sierva» (cf. Lc 1,38)”.

El Papa señala que de María, Jesús exalta su grandeza, y lo hace “no tanto por su papel de madre, sino por su obediencia a Dios”. Aun cuando Ella “no comprende plenamente los acontecimientos que la involucran”, en silencio “medita, reflexiona y adora la iniciativa divina”. Y su presencia al pie de la Cruz “consagra” esta disponibilidad total suya.

De José, Francisco resalta su obediencia en la acción, puesto que el Evangelio “no nos deja ni una sola palabra”, porque “él no habla, sino que actúa obedeciendo”. José es “el hombre del silencio, el hombre de la obediencia”, ha dicho. Y recuerda que la página del Evangelio del día (cf. Mt 2,13-15.19-23) alude bien tres veces a la obediencia del «justo José», quien “bajo la guía de Dios, representado por el ángel” “aleja a su familia de las amenazas de Herodes y la salva”.  

“Finalmente, – continua el Papa – la tercera persona de la Sagrada Familia, Jesús. Él es la voluntad del Padre: en Él – dice san Pablo – no hubo ni ‘sí’ y ‘no’, sino sólo ‘sí'».  (cf. 2 Co 1,19). Francisco señala que la obediencia de Jesús “se manifestó en muchos momentos de su vida terrenal”, y ha puesto como ejemplo el episodio en el templo, cuando sus padres, angustiados, lo buscaban. A ellos Jesús respondió: «¿No saben que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre” (Lc 2,49). También recordó el constante repetir del Maestro: «Mi alimento es hacer la voluntad de Aquel que me ha enviado». Y su oración en el Huerto de los Olivos: «Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, que se cumpla tu voluntad» (Mt 26,42).

Todos estos eventos – aseguró el Santo Padre – son la realización perfecta de las mismas palabras de Cristo que dice: «Tú no has querido ni sacrificio ni ofrenda […]. Entonces he aquí que vengo […] a hacer, oh Dios, tu voluntad». (Heb 10.5-7; Sal 40.7-9). María, José y Jesús “rezaban, trabajaban, se comunicaban”, continuó diciendo el Papa, y, he aquí que la pregunta que le surge espontánea en este día fue: “¿tú, en tu familia, sabes comunicarte, o eres como esos chicos en la mesa, cada uno con su teléfono móvil, chateando?”. “Debemos reanudar la comunicación en la familia: padres, madres, hijos, con los abuelos, pero ¡comunicarnos! con los hermanos y hermanas, entre ellos… Es una tarea que hay que hacer hoy, precisamente en el Día de la Sagrada Familia”. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la meditación del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Verdaderamente hoy es una hermosa jornada. Hoy celebramos la fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret. El término «sagrada» coloca a esta familia en el ámbito de la santidad, que es un don de Dios pero, al mismo tiempo, es una adhesión libre y responsable para unirse al proyecto de Dios. Así fue para la familia de Nazaret: estuvo totalmente disponible a la voluntad de Dios.

¿Cómo no asombrarse de la docilidad de María a la acción del Espíritu Santo que le pide que se convierta en la madre del Mesías? Porque María, ccomo toda joven mujer de su tiempo, estaba a punto de realizar su proyecto de vida, es decir, casarse con José.

Pero cuando se da cuenta de que Dios la llama a una misión particular, no duda en proclamarse su «sierva» (cf. Lc 1,38). Jesús exaltará la grandeza en ella no tanto por su papel de madre, sino por su obediencia a Dios. Jesús dijo: «¡Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen!» como María (Lc 11:28). Y cuando no comprende plenamente los acontecimientos que la involucran, María en silencio medita, reflexiona y adora la iniciativa divina. Y su presencia al pie de la Cruz consagra esta disponibilidad total suya.

En lo que respecta a José, el Evangelio no nos deja ni una sola palabra: él no habla, sino que actúa obedeciendo. Es el hombre del silencio, el hombre de la obediencia.

La página del Evangelio de hoy (cf. Mt 2,13-15.19-23) alude bien tres veces a esta obediencia del justo José, refiriéndose a la huida a Egipto y el regreso a la tierra de Israel. Bajo la guía de Dios, representado por el Ángel, José aleja a su familia de las amenazas de Herodes y la salva. De este modo la Sagrada Familia se solidariza con todas las familias del mundo que se ven obligadas al exilio; se solidariza con todos aquellos que se ven constreñidos a abandonar su propia tierra a causa de la represión, de la violencia y de la guerra.

Finalmente, la tercera persona de esta familia, Jesús. Él es la voluntad del Padre: en Él, dice San Pablo, no hubo un «sí» y un «no» sino sólo «sí» (véase 2Cor 1,19). Y esto se manifestó en muchos momentos de su vida terrenal. Por ejemplo, el episodio en el templo cuando, a los angustiados padres que lo buscaban, respondió: «¿No saben que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?» (Lc 2,49); su constante repetir: «Mi alimento es hacer la voluntad de Aquel que me ha enviado» (Jn 4,34); su oración en el Huerto de los Olivos: «Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad» (Mt 26, 42). Todos estos acontecimientos son la realización perfecta de las mismas palabras de Cristo, que dice: «Tú no has querido ni sacrificio ni ofrenda […]. Entonces he dicho: «He aquí que vengo […] a hacer, oh Dios, tu voluntad» (Eb 10.5-7; Sal 40.7-9).

María, José y Jesús, la Sagrada Familia de Nazaret, representa una respuesta coral a la voluntad del Padre: los tres miembros de esta singular familia se ayudan recíprocamente a descubrir el proyecto de Dios. Ellos rezaban, trabajaban, se comunicaban y yo me pregunto: ¿tú, en tu familia, sabes comunicarte, o eres como esos chicos en que la mesa, cada uno con el teléfono móvil, está chateando? La comida parece como un silencio, como si estuvieran en misa, pero no se comunican entre ellos. Debemos retomar la comunicación en familia: los padres con los hijos, con los abuelos, los hermanos entre sí… Es una tarea que hay que hacer hoy, precisamente en la jornada de la Sagrada Familia. Que la Sagrada Familia sea el modelo para nuestras familias, a fin de que padres e hijos se sostengan mutuamente en la adhesión al Evangelio, fundamento de la santidad de la familia.

Encomendamos a María «Reina de la familia» a todas las familias del mundo, especialmente a las que están extenuadas por el sufrimiento o las dificultades, e invocamos sobre ellas su protección materna.

Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:

Queridos hermanos y hermanas:

Oremos al Señor por las víctimas del horrible atentado terrorista de ayer en Mogadiscio, en Somalia, donde más de 70 personas murieron en la explosión de un coche bomba. Estoy cerca de todos sus familiares y de quienes lloran su pérdida. Recemos juntos… Ave Maria…

Os saludo a todos, romanos, peregrinos, grupos parroquiales, asociaciones y jóvenes. Hoy dirijo un saludo especial a las familias aquí presentes y a aquellos que participan desde su casa a través de la televisión y la radio. La familia es un tesoro precioso: siempre hay que sostenerla y protegerla: ¡adelante!

Saludo a los alumnos de Forlì, a los chicos de la Confirmación de Adrara San Martino, de Calcinate y al grupo de adolescentes de la Parroquia de San Giuliano, en Albino, Bergamo.

Os saludo a todos y os deseo a todos un buen domingo y un final de año tranquilo. Concluyamaos el año en paz, paz de corazón: les deseo esto. Y en la familia, comunicándose entre sí. Les agradezco nuevamente por sus buenos deseos y oraciones. Por favor continúen  rezando por mí. ¡Buen almuerzo y y hasta pronto!

Francisco

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