Papa Francisco en el Ángelus 4-11-18: «Jesús enseñó que el amor a Dios y el amor al prójimo son inseparables»

* «Amar a Dios es vivir por Él y para Él, por lo que Él es y por lo que Él hace. Nuestro Dios es una donación sin reservas, un perdón ilimitado, una relación que promueve y hace crecer. Amar a Dios significa invertir cada día sus energías para ser su colaborador en el servicio al prójimo sin reservas, en la búsqueda del perdón sin límites y en el cultivo de relaciones de comunión y fraternidad… El prójimo es la persona que encuentro en el camino de mis días. No se trata de preseleccionar a mi prójimo: esto no es cristiano. Si pienso que mi prójimo es el que yo preselecciono, esto no es cristiano, es pagano; sino que se trata de tener ojos para verlo y corazón para querer su bien. Si nos ejercitamos para ver con la mirada de Jesús, podremos estar siempre a la escucha y cerca de quien tiene necesidad. Las necesidades del prójimo reclaman ciertamente respuestas eficaces, pero primero exigen compartir»

Video completo de la transmisión en directo  traducido al español con las palabras del Papa en el Ángelus

* «Expreso mi dolor por el atentado terrorista que hace dos días afectó a la Iglesia Copta Ortodoxa en Egipto. Rezo por las víctimas, peregrinos asesinados por el solo hecho de ser cristianos y pido a María Santísima que consuele a las familias y a toda la comunidad»

4 de Noviembre de 2018.- (Camino Católico)  “Dios, que es amor, nos creó por amor y para que podamos amar a los demás permaneciendo unidos a Él. Sería ilusorio pretender amar al prójimo sin amar a Dios; y también sería ilusorio pretender amar a Dios sin amar al prójimo. Las dos dimensiones del amor, a Dios y al prójimo, en su unidad, caracterizan al discípulo de Cristo”.

Con estas palabras el Papa se dirigió a los fieles presentes en la Plaza san Pedro para recordar el Evangelio de hoy, que nos invita a todos a proyectarnos no sólo hacia las urgencias de nuestros hermanos más pobres, sino sobre todo a estar atentos a su necesidad de cercanía fraterna, de sentido de la vida y de ternura. Se trata de evitar, dijo el Papa, el riesgo de ser comunidades que viven de muchas iniciativas, pero con pocas relaciones: «estaciones de servicio» pero con poca compañía, en el sentido pleno y cristiano del término.

“Nuestro Dios es una donación sin reservas, un perdón ilimitado, una relación que promueve y hace crecer. Amar a Dios significa invertir cada día sus energías para ser su colaborador en el servicio al prójimo sin reservas, en la búsqueda del perdón sin límites y en el cultivo de relaciones de comunión y fraternidad”. Y el prójimo dijo el Papa es la persona que encuentro en el camino de mis días. No se trata de preseleccionar a mi prójimo, sino de tener ojos para verlo y corazón para amarlo. Si practicamos, añadió, el ver con la mirada de Jesús, siempre escucharemos y estaremos al lado de los necesitados. Francisco pidió luego que la Virgen María nos ayude a acoger y testimoniar esta enseñanza luminosa en nuestra vida cotidiana.

En sus saludos, el Papa expresó su pésame por el atentado terrorista que afectó a la Iglesia Ortodoxa Copta en Egipto hace dos días. En el vídeo se visualiza y escucha la meditación del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Al centro del Evangelio de este domingo (cf. Mc 12, 28b-34) está el mandamiento del amor: el amor a Dios y el amor al prójimo. Un escriba le pregunta a Jesús: «¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?». Él responde citando esa profesión de fe con la que todo israelita abre y cierra su día y que comienza con las palabras «¡Escucha, Israel! El Señor nuestro Dios es el único Señor» (Dt 6, 4)”.  De esta manera, Israel conserva su fe en la realidad fundamental de todo su credo: hay un solo Señor y ese Señor es «nuestro» en el sentido de que se ha unido a nosotros con una alianza indisoluble, nos ha amado, nos ama y nos amará para siempre. De esta fuente deriva para nosotros el doble mandamiento: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (versículos 30-31).

Al elegir estas dos palabras dirigidas por Dios a su pueblo y unirlas, Jesús enseñó de una vez por todas que el amor a Dios y el amor al prójimo son inseparables; de hecho, lo que es más importante, se apoyan mutuamente. Incluso si se colocan en secuencia, son las dos caras de una misma medalla: ¡vividas juntas son la verdadera fuerza del creyente! Amar a Dios es vivir por Él y para Él, por lo que Él es y por lo que Él hace. Nuestro Dios es una donación sin reservas, un perdón ilimitado, una relación que promueve y hace crecer. Amar a Dios significa invertir cada día sus energías para ser su colaborador en el servicio al prójimo sin reservas, en la búsqueda del perdón sin límites y en el cultivo de relaciones de comunión y fraternidad.

El evangelista Marcos no se preocupa por especificar quién es el prójimo, porque el prójimo es la persona que encuentro en el camino de mis días. No se trata de preseleccionar a mi prójimo: esto no es cristiano. Si pienso que mi prójimo es el que yo preselecciono, esto no es cristiano, es pagano; sino que se trata de tener ojos para verlo y corazón para querer su bien. Si nos ejercitamos para ver con la mirada de Jesús, podremos estar siempre a la escucha y cerca de quien tiene necesidad. Las necesidades del prójimo reclaman ciertamente respuestas eficaces, pero primero exigen compartir. Con una imagen podemos decir que los hambrientos necesitan no sólo un plato de sopa, sino también una sonrisa, para ser escuchados y también una oración, quizás hecha juntos. El Evangelio de hoy nos invita a todos a proyectarnos no solo hacia las urgencias de los hermanos más pobres, sino, sobre todo, a estar atentos a su necesidad de cercanía fraterna, de sentido de la vida, de ternura. Esto desafía a nuestras comunidades cristianas: se trata de evitar el riesgo de ser comunidades que viven de muchas iniciativas pero con pocas relaciones; el riesgo de las «estaciones de servicio» comunitarias, pero de poca compañía, en el sentido pleno y cristiano de este término.

Dios, que es amor, nos creó por amor y para que podamos amar a los demás permaneciendo unidos a Él. Sería ilusorio pretender amar al prójimo sin amar a Dios; y también sería ilusorio pretender amar a Dios sin amar al prójimo. Las dos dimensiones del amor, a Dios y al prójimo, en su unidad, caracterizan al discípulo de Cristo. Que la Virgen María nos ayude a acoger y testimoniar esta enseñanza luminosa en nuestra vida cotidiana.

Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:

Queridos hermanos y hermanas:

Expreso mi dolor por el atentado terrorista que hace dos días afectó a la Iglesia Copta Ortodoxa en Egipto. Rezo por las víctimas, peregrinos asesinados por el solo hecho de ser cristianos y pido a María Santísima que consuele a las familias y a toda la comunidad. Oremos juntos a Nuestra Madre: Ave  Maria …

Ayer, en la Basílica de San Giovanni in Laterano, fue proclamada Beata la Madre Clelia Merloni, fundadora de las Hermanas Apostólicas del Sagrado Corazón de Jesús, una mujer plenamente abandonada a la voluntad de Dios, celosa en la caridad, paciente en la adversidad y heroica en el perdón. Demos gracias a Dios por el luminoso testimonio evangélico de la nueva Beata y sigamos su ejemplo de bondad y misericordia. ¡Un aplauso para la nueva Beata!

Os saludo a todos, romanos y peregrinos, especialmente a los estudiantes de Viena, a los jóvenes de la «Ópera Giorgio La Pira» de Florencia, a las familias jóvenes de Raldon (Verona), a los fieles de Milán, Petosino, Civitanova Marche, a la diócesis. de Ozieri, el Oratorio di Carugate, los niños de confirmación de Longare y Módena.

A todos os deseo un buen domingo y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Una buena comida y hasta la vista!

Francisco

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