Papa Francisco en el Ángelus 4-3-18: «Vivir, no en la búsqueda de nuestros intereses, sino para la gloria de Dios, que es el amor»

* «“No hagáis de la casa de mi Padre un mercado”. Es muy feo cuando la Iglesia de desliza en esta actitud de hacer de la casa de Dios un mercado. Estas palabras nos ayudan a rechazar el peligro de hacer de nuestra alma, que es morada de Dios, un lugar de mercado viviendo en la búsqueda continua de nuestro interés en lugar del amor generoso y solidario. En efecto, es común la tentación de aprovecharse de las actividades buenas, a veces necesarias, para cultivar intereses privados, incluso ilícitos. Es un grave peligro, especialmente cuando se instrumentaliza a Dios y al culto debido a Él, o al servicio al hombre y su imagen»

Video completo de las palabras del Papa traducidas al español

4 de marzo de 2018.- (13 TV Vatican News / Camino Católico)  Un domingo más, el Papa Francisco presidió desde el Palacio Pontificio, el rezo del Ángelus antes unas 20 mil personas en la Plaza de San Pedro. Pero antes, el Pontífice explicó el Evangelio del día que narra cómo Jesús expulsa a los mercaderes del templo de Jerusalén y alertó contra la tentación de buscar constantemente el propio beneficio o los propios intereses.

“Es común, en efecto, la tentación de aprovecharse de actividades buenas, a veces obedientes, para cultivar intereses privados, incluso que a veces son ilícitos. Es un peligro grave, especialmente cuando instrumentalizan a Dios mismo y el culto a Él, o también el servicio al hombre, su imagen. Por eso Jesús una vez ha usado ‘las maneras fuertes’, para sacudirnos de este peligro mortal”.

El Obispo de Roma aseguró “la actitud  de Jesús relatada en este pasaje evangélico nos insta a vivir nuestras vidas, no en la búsqueda de nuestras ventajas e intereses, sino para la gloria de Dios, que es el amor”.  “El ‘signo’ que Jesús dará como prueba de su autoridad será su muerte y resurrección”,recordó. De esta manera, “con la Pascua de Jesús inicio un nuevo culto, el culto del amor, y un nuevo templo que es Él mismo”.

“Estamos llamados a tener siempre presente esas palabras de Jesús: ‘no convirtáis la casa de mi Padre en un mercado’”,porque “nos ayudan a rechazar el peligro de hacer de nuestra alma, que es la morada de Dios, un lugar de mercado, viviendo en la continua búsqueda de nuestro beneficio en lugar de en el amor generoso y solidario”. En el video superior se visualiza y escucha la meditación del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de hoy presenta, en la versión de Juan el episodio en el que Jesús echaba a los vendedores del templo de Jerusalén (Jn 2, 13-25) Él realizó este gesto ayudándose con un látigo de cuerdas, volcó las mesas y dijo: “no conviertan en un mercado la casa de mi Padre” (v. 16).Esta acción decisiva, llevada a cabo al acercarse la Pascua, suscitó gran impresión en la muchedumbre y despertó la hostilidad de las autoridades religiosas y de aquellos que se sintieron amenazados por sus intereses económicos. Pero ¿Cómo debemos interpretarlo? Ciertamente no era una reacción violenta, por lo que no provocó la intervención de los representantes del orden público, la policía. ¡No! Pero fue entendida como una acción típica de los profetas, quienes con frecuencia denunciaban en nombre de Dios, abusos y excesos. La cuestión que se planteó era la de la autoridad. De hecho, los judíos le preguntaron a Jesús ¿Qué signos nos muestras para obrar así? (v.18), es decir ¿Qué autoridad tienes para hacer esto? Como pidiéndole la demostración de que él obraba verdaderamente en nombre de Dios.

Para interpretar el gesto de Jesús para purificar la casa de Dios, sus discípulos se sirvieron de un texto bíblico tomado del Salmo 69: “El celo por tu casa me consumirá”, (v.17). El salmo dice esto: “El celo por tu casa me devorará”, este salmo es una invocación de ayuda en una situación de un peligro extremo a causa del odio de los enemigos: una situación que Jesús vivirá en su pasión. El celo por el Padre y por su casa lo llevará hasta la cruz, el suyo es el celo del amor que conduce

al sacrificio de sí mismo, no ese falso (celo) que pretende servir a Dios mediante la violencia. En efecto, el “signo” que Jesús dará como prueba de su autoridad será precisamente su muerte y resurrección “Destruid este templo, dice, y en tres días lo levantaré” (v.19. Y el evangelista señala: “Él hablaba del templo de su cuerpo” (v.21). Con la Pascua de Jesús un culto nuevo comienza, el culto del amor, y un templo nuevo que es Él mismo.

La actitud de Jesús relatada en el pasaje evangélico de hoy, nos exhorta a vivir nuestra vida no en la búsqueda de nuestros beneficios e intereses, sino por la gloria de Dios que es el amor. Estamos llamados a tener siempre presentes estas palabras fuertes de Jesús.

“No hagáis de la casa de mi Padre un mercado” (v. 26). Es muy feo cuando la Iglesia de desliza en esta actitud de hacer de la casa de Dios un mercado. Estas palabras nos ayudan a rechazar el peligro de hacer de nuestra alma, que es morada de Dios, un lugar de mercado viviendo en la búsqueda continua de nuestro interés en lugar del amor generoso y solidario. Esta enseñanza de Jesús es siempre actual, no solo para las comunidades eclesiales, sino también para los individuos; para las comunidades civiles y para la sociedad. En efecto, es común la tentación de aprovecharse de las actividades buenas, a veces necesarias, para cultivar intereses privados, incluso ilícitos. Es un grave peligro, especialmente cuando se instrumentaliza a Dios y al culto debido a Él, o al servicio al hombre y su imagen. Por eso Jesús usa a veces modos bruscos para sacudir de este peligro mortal.

Que la Virgen María nos sostenga en nuestro compromiso para hacer de la Cuaresma una buena ocasión de reconocer a Dios como el único Señor de nuestra vida, y quitando de nuestro corazón y de nuestras obras toda forma de idolatría.

(Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:)

Queridos hermanos y hermanas:

Os saludo a todos, venidos de Roma, de Italia y de diferentes países, en particular a los peregrinos de las diócesis de Granada, Málaga y Córdoba en España.

Saludo a los numerosos grupos parroquiales, los fieles venidos de Spinaceto, Milán y Nápoles, lo mismo que a los jóvenes de Azzano Mella y a los confirmandos de la diócesis de Vicence, a los que animo a testimoniar con la alegría del Evangelio, sobre todo entre los suyos.

Os deseo a todos un buen domingo. Y por favor no os olvidéis de orar por mi. ¡Buen provecho y hasta pronto!

Francisco

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