Papa Francisco en el Ángelus: «Curar a un enfermo, acogerlo, servirlo, es servir a Cristo: el enfermo es la carne de Cristo»

* «Aliento a cuantos están comprometidos en ayudar a hombres, mujeres y niños esclavizados, explotados, abusados como instrumentos de trabajo o de placer y a menudo torturados y mutilados. Deseo que cuantos tienen responsabilidades de gobierno se esmeren con decisión en erradicar las causas de la trata de personas, vergonzosa plaga, indigna de una sociedad civil»

8 de febrero de 2015.- (13 TV Radio Vaticano Camino Católico) Al rezar la oración del Ángelus en el V domingo del tiempo ordinario, con los miles de fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco se refirió al pasaje del Evangelio de Marcos que nos muestra a Jesús dedicado a curar a tantos enfermos.

Predicar y curar: ésta es la actividad principal de Jesús en su vida pública, afirmó el Pontífice, de este modo “Él anuncia el Reino de Dios y con las curaciones demuestra que nos está cerca, está en medio de nosotros”. Cada uno de nosotros, dijo el Pontífice, está llamado a llevar la luz del Evangelio y la fuerza de la gracia a aquellos que sufren y a cuantos los asisten, familiares, médicos, enfermeros, para que su servicio al enfermo sea cumplido siempre con más humanidad, con dedicación generosa, con amor evangélico.

El Papa también se unió a las diócesis del mundo en la primera Jornada de Oración y de Reflexión contra la trata de personas, respondiendo a los incontables llamamientos que el mismo Francisco no desmaya en pronunciar para poner fin a este «crimen contra la humanidad», «derrota de la comunidad mundial», como ha dicho en varias oportunidades. «Enciende una luz contra la trata», es el lema de esta jornada. En el vídeo se escucha y visualiza la meditación completa del Santo Padre traducida al español. El texto completo de las palabras del Papa es el siguiente:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de hoy (Mc 1, 29-39)  nos presenta a Jesús, que después de haber predicado en la Sinagoga, cura a tantos enfermos. Predicar y curar: ésta es la actividad principal de Jesús en su vida pública. Con la predicación Él anuncia el Reino de Dios y con las curaciones demuestra que nos está cerca, que el Reino de Dios está en medio de nosotros.

Jesús, una vez entrado en la casa de Simón Pedro, ve que su suegra está en cama con la fiebre; inmediatamente le toma la mano, la cura y la hace levantar. Luego del ocaso, cuando terminado el sábado la gente puede salir y llevarle a los enfermos, sana a una multitud de personas afectadas por enfermedades de todo tipo: físicas, psíquicas y espirituales.

Jesús, venido al mundo para anunciar y salvar a cada hombre y a todos los hombres muestra una particular predilección por aquellos que están heridos en el cuerpo y en el espíritu: los pobres, los pecadores, lo endemoniados, enfermos y emarginados, revelándose medico de almas y cuerpo, buen Samaritano del hombre”. Es el verdadero Salvador: Jesús salva, Jesús cura, Jesús sana.

Tal realidad de la curación de los enfermos por parte de Cristo nos invita a reflexionar sobre el sentido y el valor de la enfermedad. A esto nos llama la Jornada Mundial del Enfermo, que celebraremos el próximo miércoles 11 de febrero, memoria liturgia de la Beata Virgen María de Lourdes. Bendigo las iniciativas preparadas para esta Jornada, en particular la Vigilia que tendrá lugar en Roma en la tarde del 10 de febrero. Y aquí me detengo para recordar al Presidente del Pontificio Consejo para los Enfermos, para la salud, Mons. Zygmunt Zimowski, que es muy amado en Polonia. Una oración para él, por su salud, porque ha sido él que ha preparado esta jornada y él nos acompaña desde su sufrimiento en este día. Una oración para Mons. Zimowski.

La obra salvífica de Cristo no se termina con su persona y en el arco de su vida terrena, esta continúa mediante la Iglesia, sacramento del amor y de la ternura de Dios por los hombres. Jesús, enviando en misión a sus discípulos, les confiere un doble mandato: anunciar el Evangelio de la salvación y curar a los enfermos (cfr. Mt 10,7-8). Fiel a esta enseñanza, la Iglesia siempre ha considerado la asistencia a los enfermos parte integrante de su misión.

“Los pobres y los enfermos estarán siempre con ustedes”, enseña Jesús,  (cfr. Mt 26,11) y la Iglesia continuamente los encuentra por su  camino, considerando a las personas enfermas como un camino privilegiado para encontrar a Cristo, para acogerlo y para servirlo. Curar a un enfermo, acogerlo, servirlo, es servir a Cristo: el enfermo es la carne de Cristo.

Esto sucede también en nuestros tiempos, cuando no obstante los múltiples progresos de la ciencia, el sufrimiento interior y físico de las personas suscita fuertes interrogantes acerca del sentido de la enfermedad y del dolor y sobre el porqué de la muerte. Se trata de preguntas esenciales, a las cuales la acción pastoral de la Iglesia debe responder a la luz de la fe, teniendo ante los ojos el Crucifijo, en el cual aparece todo el misterio salvífico de Dios Padre, que por amor de los hombres no ha ahorrado a su propio hijo (cfr. Rm 8, 32).

Por lo tanto, cada uno de nosotros está llamado a llevar la luz de la Palabra de Dios y la fuerza de la gracia a aquellos que sufren y a cuantos los asisten, familiares, médicos, enfermeros, para que el servicio al enfermo se cumpla cada vez con más humanidad, con dedicación generosa, con amor evangélico, con ternura. La Iglesia madre, a través de nuestras manos, acaricia nuestros sufrimientos y cura nuestras heridas, y lo hace con ternura de madre.

Recemos a María, “Salud de los enfermos”, para que toda persona en la enfermedad pueda experimentar, gracias a la atención de quien le está cerca, la potencia del amor de Dios y la consolación de su ternura materna.

(Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha hecho un llamamiento contra la trata de personas, que puede visualizarse y escucharse en el vídeo de debajo de estas lineas, y ha dicho:)

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy memoria litúrgica de Santa Josefina Bakhita, la religiosa africana que cuando era niña sufrió la dramática experiencia de ser víctima de la trata, las Uniones de las Superioras y de los Superiores Generales de los Institutos religiosos han promovido la Jornada de Oración y de Reflexión contra la trata de personas.

Aliento a cuantos están comprometidos en ayudar a hombres, mujeres y niños esclavizados, explotados, abusados como instrumentos de trabajo o de placer y a menudo torturados y mutilados.

Deseo que cuantos tienen responsabilidades de gobierno se esmerencon decisión en erradicar las causas de esta vergonzosa plaga, indigna de una sociedad civil.

Cada uno de nosotros de sienta comprometido en ser voz de nuestros hermanos y hermanas, humillados en su dignidad. Recemos todos juntos a la Virgen, por ellos y por sus familiares.Ave María…

Saludo a todos los peregrinos presentes, a las familias y grupos parroquiales, a las asociaciones. En particular a los fieles de Caravaca de la Cruz (España), de Anagni, Marcon, Quartirolo y Corato; y a los coros de la arquidiócesis de Modena-Nonantola, y a los jóvenes de Buccinasco.

A todos les deseo un buen domingo. Y por favor no se olviden de rezar por mí. Y buen almuerzo. ¡Adiós!

Francisco

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