Papa Francisco en el Ángelus en Azerbaiyán: «Testimoniar con alegría la fe, la esperanza y la caridad, unidos entre ustedes»

* «Aquí la fe, después de los años de persecución, ha hecho maravillas. Quisiera recordar a tantos cristianos valientes, que han tenido fe en el Señor y han sido fieles en la adversidad. A ustedes les digo, como hizo san Juan Pablo II, las palabras del apóstol Pedro: «¡Honor a ustedes, que creen!»»

Video completo de las palabras del Papa durante el rezo del Ángelus traducidas al español

2 de octubre de 2016.- (Radio Vaticano / Camino Católico)  “Queridos fieles de Azerbaiyán, al resplandor de la luz que brilla en el rostro materno de María, les dirijo un cordial saludo, alentándolos a testimoniar con alegría la fe, la esperanza y la caridad, unidos entre ustedes y con sus Pastores”, lo dijo el Papa Francisco antes de rezar la oración mariana del Ángelus del primer domingo de octubre, en el ámbito de su 16° Viaje Internacional a Georgia y Azerbaiyán.

Al concluir la Celebración Eucarística del XXVII Domingo del tiempo Ordinario, el Santo Padre resaltó la fortaleza de la fe de los cristianos en Azerbaiyán, “aquí la fe, después de los años de persecución, preciso el Papa, ha hecho maravillas. Quisiera recordar a tantos cristianos valientes, que han tenido fe en el Señor y han sido fieles en la adversidad”.

Ahora, dijo el Obispo de Roma, nuestro pensamiento se dirige a la Virgen María, venerada en este país también por los no cristianos. “Nos dirigimos a ella con las palabras con las que el ángel Gabriel le anunció la buena noticia de la salvación, que Dios había preparado para la humanidad”.

Antes de concluir su alocución, el Pontífice saludó y agradeció en modo particular a la familia salesiana, que cuida y promueve diversas iniciativas en este país; así mismo, agradeció a las Misioneras de la Caridad por el trabajo que realizan en favor de los más necesitados. En el vídeo se visualizan y escuchan las palabras del Santo Padre Francisco traducidas al español, cuyo texto completo es el siguiente:

Queridos hermanos y hermanas,

En esta celebración eucarística he dado gracias a Dios con ustedes, pero también por ustedes: aquí la fe, después de los años de persecución, ha hecho maravillas. Quisiera recordar a tantos cristianos valientes, que han tenido fe en el Señor y han sido fieles en la adversidad. A ustedes les digo, como hizo san Juan Pablo II, las palabras del apóstol Pedro: «¡Honor a ustedes, que creen!», (1 P 2,7; Homilía, Bakú, 23 Mayo 2002).

Nuestro pensamiento se dirige ahora a la Virgen María, venerada en este país también por los no cristianos. Nos dirigimos a ella con las palabras con las que el ángel Gabriel le anunció la buena noticia de la salvación, que Dios había preparado para la humanidad.

Queridos fieles de Azerbaiyán, al resplandor de la luz que brilla en el rostro materno de María, les dirijo un cordial saludo, alentándolos a testimoniar con alegría la fe, la esperanza y la caridad, unidos entre ustedes y con sus Pastores. Saludo y doy las gracias en particular a la familia salesiana, que les cuida tanto y promueve diversas buenas iniciativas, y a las Misioneras de la Caridad: Continúen con entusiasmo su trabajo al servicio de todos.

Encomendamos estos deseos a la intercesión de la Santísima Madre de Dios e invocamos su protección sobre vuestras familias, los enfermos y los ancianos, y sobre cuantos sufren en el cuerpo y en el espíritu.

(Saludo del Papa Francisco después de rezar el Ángelus:)

Alguien puede pensar que el Papa pierde tanto tiempo: recorrer tantos kilómetros de viaje para visitar una pequeña comunidad de 700 personas, en un pueblo de 2 millones… Además en una comunidad no uniforme, porque entre ustedes se habla el azerí, el italiano, el inglés y el español: tantas lenguas… Es una comunidad de periferia. Pero el Papa, en esto, imita al Espíritu Santo: también Él ha bajado del cielo a una pequeña comunidad de periferia encerrada en el Cenáculo. Y esta comunidad con temor; se sentía pobre y tal vez perseguida o dejada de lado: a ellos les da el valor, la fuerza, la Parresia para ir adelante y proclamar el nombre de Jesús. Y las puertas de esta comunidad de Jerusalén, que estaban cerradas por el miedo o la vergüenza, se abren y emerge la fuerza del Espíritu. El Papa pierde el tiempo como lo ha perdido el Espíritu Santo en aquel tiempo.

Solo dos cosas son necesarias. En aquella comunidad estaba la Madre. ¡No se olviden de la Madre! En esa comunidad existía la caridad, el amor fraterno que el Espíritu Santo ha derramado sobre ellos. ¡Animo! ¡Adelante! ¡Sin miedo, adelante!

Francisco

Ver el video y leer el texto completo de la homilía del Papa en la Misa que ha celebrado en Bakú

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