Papa Francisco en el Ángelus en Turín: «El amor de Cristo nos apremia hacia los que sufren y los perseguidos»

* «En especial encomiendo a las familias, a los jóvenes, a los ancianos, a los encarcelados y a todos los sufrientes, con una especial consideración por los enfermos de leucemia, hoy en la Jornada Nacional contra la leucemia, linfoma y mieloma. María Consolata, reina de Turín y del Piamonte, fortalezca nuestra fe, asegure nuestra esperanza y fecunde nuestra caridad, para ser “sal y luz” de esta bendita tierra, de la que yo soy nieto»

21 de junio de 2015.- (13 TV / Radio Vaticano Camino Católico) Al concluir la Misa en Turín, el Papa Francisco introdujo el rezo mariano a la Madre de Dios y Madre amorosa de todos, a la que Jesús le encomendó a la humanidad. Haciendo hincapié en que la Sábana Santa atrae hacia el rostro y el cuerpo martirizado de Jesús y, al mismo tiempo, impulsa hacia el rostro de toda persona sufriente y perseguida injustamente, el Obispo de Roma recordó a San José Benito Cottolengo y a San Juan Bosco, en el bicentenario de su nacimiento.

Le encomendó a la Virgen Santa la ciudad de Turín, su territorio y todos los que viven allí, para que puedan vivir en la justicia, en la paz y en la fraternidad. En especial, «a las familias, a los jóvenes, a los ancianos, a los encarcelados y a todos los sufrientes, con una especial consideración por los enfermos de leucemia, hoy en la Jornada Nacional contra la leucemia, linfoma y mieloma. María Consolata, reina de Turín y del Piamonte, fortalezca nuestra fe, asegure nuestra esperanza y fecunde nuestra caridad, para ser “sal y luz” de esta bendita tierra». En el vídeo se visualiza y escucha la meditación del Papa Francisco, el rezo del Ángelus y la bendición final de la Misa. El texto completo de la alocución del Santo Padre antes de rezar el Ángelus es el siguiente:

Al final de esta celebración, nuestro pensamiento se dirige a la Virgen María, Madre amorosa y premurosa con todos sus hijos, que Jesús le ha confiado desde la cruz, mientras ofrecía a Sí mismo en el gesto de amor más grande. Ícono de este amor es la Síndone, que también esta vez ha congregado tanta gente aquí en Turín. La Sábana Santa atrae hacia el rostro y el cuerpo martirizado de Jesús y, al mismo tiempo, impulsa hacia el rostro de toda persona sufriente y perseguida injustamente. Nos impulsa en la misma dirección del don de amor de Jesús. “El amor de Cristo nos apremia”: estas palabras de San Pablo eran el lema de San José Benito Cottolengo.

Recordando el ardor apostólico de tantos sacerdotes santos de esta tierra, desde Don Bosco, de quien recordamos el bicentenario de su nacimiento, los saludo con gratitud a ustedes, sacerdotes y religiosos. Ustedes se dedican con empeño al trabajo pastoral y son cercanos a la gente y a sus problemas. Los animo a llevar adelante con alegría su ministerio, apuntando siempre a lo que es esencial en el anuncio del Evangelio. Y mientras les agradezco a ustedes, hermanos Obispos del Piamonte y del Valle de Aosta, por su presencia, los exhorto a estar junto a sus sacerdotes con afecto paterno y calurosa cercanía.

A la Virgen Santa le confío esta ciudad y su territorio y aquellos que habitan aquí, para que puedan vivir en la justicia, en la paz y en la fraternidad. En especial encomiendo a las familias, a los jóvenes, a los ancianos, a los encarcelados y a todos los sufrientes, con una especial consideración por los enfermos de leucemia, hoy en la Jornada Nacional contra la leucemia, linfoma y mieloma. María Consolata, reina de Turín y del Piamonte, fortalezca nuestra fe, asegure nuestra esperanza y fecunde nuestra caridad, para ser “sal y luz” de esta bendita tierra, de la que yo soy nieto.

Francisco

Comentarios 0

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad