Papa Francisco en el Ángelus: «María nos ayude a enamorarnos de Jesús, nuestro Esposo, y a testimoniarlo en el mundo»

* «Queridos inmigrantes y refugiados, cada uno de vosotros lleva consigo una historia, una cultura, valores preciosos; y a menudo lamentablemente también experiencias de miseria, de opresión, de miedo. Vuestra presencia aquí en esta plaza es signo de esperanza en Dios. No dejéis que os roben esta esperanza y la alegría de vivir, que surgen de la experiencia de la divina misericordia, también gracias a las personas que os acogen y os ayudan»

Vídeo completo traducido al español 

17 de enero de 2016.- (13 TV / Radio Vaticano Camino Católico)  Que la Madre de Jesús, nos ayude a «redescubrir con fe la belleza y la riqueza» de la Eucaristía, del matrimonio y de los otros Sacramentos, que «hacen presente el amor fiel de Dios para con nosotros», deseó el Papa Francisco introduciendo el rezo del Ángelus dominical.

Los migrantes, los refugiados, y las víctimas de los atentados de días pasados en Indonesia y Burkina Faso en el centro de los saludos del Papa Francisco después de la oración del Ángelus. Recordando la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado que se celebra hoy, y que es celebrada también como el “Jubileo de los Migrantes”, el Obispo de Roma saludó a los cerca de seis mil inmigrantes provenientes de diversas regiones de Italia, de treinta nacionalidades diferentes, que se dieron cita en la plaza de san Pedro para participar en el Ángelus: “Queridos migrantes y refugiados… Su presencia en esta Plaza es signo de la esperanza en Dios. No se dejen robar esta esperanza y la alegría de vivir, que brotan de la experiencia de la divina misericordia”.En el vídeo superior se escucha y visualiza la meditación del Santo Padre traducida al español y las palabras posteriores al rezo de la oración mariana, cuyo texto completo es el siguiente:

Queridos hermanos y hermanas ¡buenos días!

El Evangelio de este domingo presenta el evento prodigioso sucedido en Caná, un pueblo de Galilea, durante la fiesta de una boda en la que también participaron María y Jesús, con sus primeros discípulos (cfr Jn 2,1-11). La Madre dice al Hijo que falta el vino y Jesús, después de responder que todavía no ha llegado su hora, sin embargo acoge su petición y dona a los novios el vino más bueno de toda la fiesta. El evangelista subraya que aquí “Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en él” (v. 11).

Los milagros, por tanto, son signos extraordinarios que acompañan la predicación de la Buena Noticia y tienen el fin de suscitar o reforzar la fe en Jesús. En el milagro realizado en Caná, podemos ver un acto de benevolencia por parte de Jesús hacia los novios, un signo de la bendición de Dios a su matrimonio. El amor entre el hombre y la mujer es por tanto un buen camino para vivir el Evangelio, es decir, para emprender el camino con alegría sobre el recorrido de la santidad.

Pero el milagro de Caná no tiene que ver solo con los esposos. Cada persona humana está llamada a encontrar al Señor como Esposo de su vida. La fe cristiana es un don que recibimos con el Bautismo y que nos permite encontrar a Dios. La fe atraviesa tiempos de alegría y de dolor, de luz y de oscuridad, como en cada auténtica experiencia de amor. El pasaje de las bodas de Caná nos invita a redescubrir que Jesús no se presenta a nosotros como un juez preparado para condenar nuestras culpas, ni como un comandante que nos impone seguir ciegamente sus órdenes; se manifiesta como Salvador de la humanidad, como hermano, como nuestro hermano mayor, hijo del Padre, se presenta como Aquel que responde a las esperanzas y a las promesas de alegría que habitan en el corazón de cada uno de nosotros.

Entonces podemos preguntarnos: ¿realmente conozco al Señor así? ¿Lo siento cercano a mí, a mi vida? ¿Le estoy respondiendo en la amplitud de ese amor esponsal que Él me manifiesta cada día y a cada ser humano? Se trata de darse cuenta que Jesús nos busca y nos invita a hacerle espacio en lo íntimo de nuestro corazón. Y en este camino de fe con Él no estamos solos: hemos recibido el don de la Sangre de Cristo. Las grandes ánforas de piedra que Jesús llena de agua para convertirlas en vino (v. 7) son signo del paso de la antigua a la nueva alianza: en el lugar del agua usada para la purificación ritual, hemos recibido la Sangre de Jesús, derramada de forma sacramental en la Eucaristía y de la forma más dura en la Pasión y en la Cruz. Los Sacramentos, que derivan del Misterio pascual, infunden en nosotros la fuerza sobrenatural y nos permiten saborear la misericordia infinita de Dios.

La Virgen María, modelo de meditación de las palabras y de los gestos del Señor, nos ayude a redescubrir con fe la belleza y la riqueza de la Eucaristía y de los otros Sacramentos, que hacen presente el amor fiel de Dios por nosotros. Podemos así enamorarnos cada vez más del Señor Jesús, nuestro Esposo, e ir a su encuentro con las lámparas encendidas de nuestra fe alegre, convirtiéndonos así en sus testigos en el mundo.

(Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:)

Vídeo fragmento en el que el Papa dice a los inmigrantes y refugiados a no perder la esperanza, recordando la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado que se celebra hoy y que es el «Jubileo de los inmigrantes»

Queridos hermanos y hermanas,,

hoy se celebra la Jornada Mundial del Inmigrante y del Refugiado que, en el contexto del Año Santo de la Misericordia, se celebra también como Jubileo de los inmigrantes. Me complace, por lo tanto, saludar con gran afecto a las comunidades étnicas aquí presentes, todos vosotros, procedentes de varias regiones de Italia, especialmente del Lazio.

 

Queridos inmigrantes y refugiados, cada uno de vosotros lleva consigo una historia, una cultura, valores preciosos; y a menudo lamentablemente también experiencias de miseria, de opresión, de miedo. Vuestra presencia aquí en esta plaza es signo de esperanza en Dios. No dejéis que os roben esta esperanza y la alegría de vivir, que surgen de la experiencia de la divina misericordia, también gracias a las personas que os acogen y os ayudan.

El paso de la Puerta Santa y la misa que dentro de poco viviréis, os llenen el corazón de paz. En esta misa, yo quisiera dar las gracias, también vosotros, dad las gracias conmigo, a los detenidos de la cárcel de Opera, por el regalo de las hostias realizadas por ellos mismos y que se utilizarán en esta celebración. Les saludamos con un aplauso desde aquí, todos juntos.

Saludo con afecto a todos vosotros, peregrinos venidos de Italia y de otros países: en particular a la Asociación Cultural Napredak, de Sarajevo; los estudiantes españoles de Badajoz y Palma de Mallorca; y los jóvenes de Osteria Grande (Bolonia).

Vídeo fragmento del momento en que el Papa reza por las víctimas de los atentados de Indonesia y Burkina Faso

Y ahora os invito a todos a dirigir a Dios una oración por las víctimas de los atentados sucedidos en los días pasados en Indonesia y Burkina Faso. El Señor los acoja en su casa, y sostenga el compromiso de la comunidad internacional para construir la paz. Rezamos a la Virgen: Dios te Salve María….

Os deseo a todos un feliz domingo. Y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!

Francisco

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