Papa Francisco en el Regina Coeli: «Dar testimonio, con las palabras y con la vida, que Jesús ha resucitado, que está vivo y presente en medio de nosotros»

* «Nos llegan noticias sobre una nueva tragedia en las aguas del mediterráneo. Una patera llena de inmigrantes naufragó la pasada noche y se teme que haya cientos de víctimas. Quiero dirigir un llamamiento urgente a la comunidad internacional para que actúe con decisión y rapidez, para que tragedias de este tipo puedan evitarse. Son hombres y mujeres como nosotros, hermanos nuestros que quieren una vida mejor. Huyen del hambre, heridos, perseguidos, víctimas de la guerra, que quieren una vida mejor, buscaban la felicidad. Invito a rezar en silencio por estos hermanos»

Vídeo completo en español del  Regina Coeli

19 de abril de 2015.- (13 TV Radio Vaticano Camino Católico) Testimoniar. Los cristianos estamos llamados a testimoniar, así lo recordó el Papa Francisco antes de la oración de Regina Coeli en el III Domingo de Pascua, cuando se asomó a la ventana del Palacio Pontificio ante miles de fieles que le recibieron con una gran ovación.

El Obispo de Roma recordó que en la liturgia del día aparece en dos ocasiones la palabra“testigos”. La primera en los labios de Pedro con la curación del paralítico en la puerta del templo de Jerusalén “mataron al autor de la vida. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos, de lo cual nosotros somos testigos” (Hechos 3, 15); Y la segunda ocasión en los labios de Jesús resucitado ante los discípulos: “Ustedes son testigos de todo esto” (LC 24, 48). Y así se mostró, explicó Francisco, con el fin de que “su resurrección llegara a todos mediante su testimonio”.  “La Iglesia tiene el deber de prolongar en el tiempo esta misión; cada bautizado está llamado a testimoniar, con las palabras y con la vida que Jesús ha resucitado, que está vivo y presente en medio de nosotros”, añadió.

Después de la oración mariana de este domingo el Papa mostró su más sentido dolor ante el accidente del barco naufragado en aguas sicilianas, en el sur de Italia, por el que se teme la muerte de cientos de personas, inmigrantes que tenían la intención de buscar “una vida mejor, buscaban la felicidad”, dijo Francisco. El Santo Padre aseguró su oración por las víctimas y los familiares y apeló a la comunidad internacional a evitar que se repitan tragedias como ésta.En el vídeo puede visualizarse completa la alocución del Santo Padre, cuyo texto completo es el siguiente:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En las lecturas bíblicas de la liturgia de hoy resuena dos veces la palabra “testigos”. La primera vez es en los labios de Pedro: él, después de la curación del paralítico en la puerta del templo de Jerusalén, exclama: “Mataron al autor de la vida. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos, de lo cual nosotros somos testigos”. (Hechos 3,15). La segunda vez es en los labios de Jesús resucitado: él, la noche de Pascua, abre la mente de los discípulos al misterio de su muerte y resurrección y les dice:  “Ustedes son testigos de todo esto.” (Lc 24,48). Los Apóstoles, que vieron con los propios ojos al Cristo resucitado, no podían callar su extraordinaria experiencia. Él se había mostrado para que la verdad de su resurrección llegara a todos mediante su testimonio. Y la Iglesia tiene la tarea de prolongar en el tiempo esta misión; todo bautizado está llamado a dar testimonio, con las palabras y con la vida, que Jesús ha resucitado, que Jesús está vivo y presente en medio de nosotros. Todos nosotros estamos llamados a dar testimonio de que Jesús está vivo.

Podemos preguntarnos: pero, ¿quién es el testigo? El testigo es uno que ha visto, que recuerda y que relata. Ver, recordar y relatar son los tres verbos que describen la identidad y la misión. El testigo es uno que ha visto, con ojo objetivo, ha visto una realidad, pero no con ojo indiferente; ha visto y se ha dejado involucrar por el evento. Por esto recuerda, no sólo porque sabe reconstruir en modo preciso los hechos sucedidos,  pero también porque aquellos hechos le han hablado y él ha captado el sentido profundo. Entonces el testigo relata, no en manera fría y distante sino como uno que se ha dejado poner en cuestión y desde aquel día ha cambiado vida. El testigo es uno que ha cambiado vida.

El contenido del testimonio cristiano no es una teoría, no es una ideología o un complejo sistema de preceptos y prohibiciones o un moralismo, sino que es un mensaje de salvación, un evento concreto, es más, una Persona: es Cristo resucitado, viviente y único Salvador de todos. Él puede ser testimoniado por quienes han hecho una experiencia personal de Él, en la oración y en la Iglesia, a través de un camino que tiene su fundamento en el Bautismo, su alimento en la Eucaristía, su sello en la Confirmación, su constante conversión en la Penitencia. Gracias a este camino, siempre guiado por la Palabra de Dios, todo cristiano puede transformarse en testigo de Jesús resucitado. Y su testimonio es mucho más creíble cuanto más transparenta un modo de vivir evangélico, alegre, valeroso, humilde, pacífico, misericordioso. En cambio, si el cristiano se deja llevar por la comodidad, por la vanidad, por el egoísmo, si se vuelve sordo y ciego a la pregunta sobre la “resurrección” de tantos hermanos, ¿cómo podrá comunicar a Jesús vivo, como podrá comunicar la potencia liberadora de Jesús vivo y su ternura infinita?

María, Madre nuestra nos sostenga con su intercesión para que podamos volvernos, con nuestros límites, pero con la gracia de la fe, testigos del Señor resucitado, llevando a las personas que encontramos los dones pascuales de la alegría y de la paz.

(Después de la oración mariana del Regina Coeli el Papa ha hecho un llamamiento a la comunidad internacional y ha orado por los inmigrantes muertos en el mediterráneo y ha dicho:)

Vídeo fragmento del llamamiento a la comunidad internacional y la oración por los inmigrantes muertos en el mediterráneo que ha hecho el Papa

Queridos hermanos y hermanas:

Nos llegan en estas horas las noticias sobre una nueva tragedia en las aguas del mediterráneo. Una patera llena de inmigrantes naufragó la pasada noche a 60 millas de la costa de Libia y se teme que haya cientos de víctimas. Quiero expresar mi más sentido dolor frente a una tragedia de esta magnitud y rezaré por los desaparecidos y sus familias. Quiero dirigir un llamamiento urgente a la comunidad internacional para que actúe con decisión y rapidez, para que tragedias de este tipo puedan evitarse.

Son hombres y mujeres como nosotros, hermanos nuestros que quieren una vida mejor. Huyen del hambre, heridos, perseguidos, víctimas de la guerra, que quieren una vida mejor, buscaban la felicidad. Invito a rezar en silencio por estos hermanos.

Dirijo un cordial saludo a todos vosotros, venidos de Italia y de tantas partes del mundo: a los peregrinos de la diócesis de San Andrés, en Brasil, a los de Berlín, Munich y Colonia, a los estudiantes de Grafton (Australia) a los de Sant Feliu de Llobregat (España). Saludo a los polacos de la diócesis de Rzeszów y recuerdo a los participantes en la “Marcha por la santidad de la vida” que se desarrolla en Varsovia, animando a defender y a promover siempre la vida humana.

Saludo a la Acción Católica de Formia, los fieles de Milán, Lodi, Limbiate y Torre Boldone (Bérgamo); a los jóvenes de Turín, Senigallia, Almenno San Salvatore, Villafontana y Gràssina; a los jóvenes de Noventa Vicentina y Catania; al coro de Trecate y a los socios del Lions Club.

Un saludo especial al grupo de la Universidad Católica del Sacro Cuore, con ocasión de la actual Jornada Nacional de apoyo a este gran Ateneo. Es importante que pueda continuar para seguir formando a los jóvenes en una cultura que conjugue fe y ciencia, Ética y profesionalidad.

Hoy comienza en Turín la solemne exposición de la sagrada Sábana Santa. También yo, si Dios quiere, iré a venerarla el próximo 21 de junio. Espero que este acto de veneración nos ayude a todos a encontrar en Jesucristo el rostro misericordioso de Dios y nos ayude a reconocerlo en los rostros de los hermanos, especialmente en los que más sufren.

Os deseo un buen domingo. Por favor no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buena comida y hasta pronto!

Papa Francis

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