Papa Francisco en homilía en Santa Marta, 10-5-2020: «Rezar es ir con valor con Jesús al Padre que te dará todo. El Espíritu Santo nos enseña que es Dios quien hace las cosas»

* «Es triste ver a buenos obispos, capaces, personas buenas, pero ocupados en muchas cosas, la economía, y esto y lo otro y lo de más allá… La oración en primer lugar. Luego, lo demás. Pero cuando lo demás roba espacio a la oración, algo no funciona. Y la oración es fuerte por lo que hemos oído decir a Jesús en el Evangelio: «Yo voy al Padre. Y yo os concederé todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, para que el Padre sea glorificado» (Jn 14,12-13) Así sigue adelante la Iglesia, con la oración, la valentía de la oración, porque la Iglesia sabe que sin esta subida al Padre no puede sobrevivir»

Video completo de la transmisión en directo de Vatican News de la  homilía del Papa traducida al español

* «En los dos últimos días se han celebrado dos conmemoraciones: el 70º Aniversario de la Declaración de Robert Schuman, que dio origen a la Unión Europea, y también la conmemoración del final de la guerra. Pidamos al Señor que Europa hoy crezca unida, en esta unidad de fraternidad que hace crecer a todos los pueblos en la unidad en la diversidad»

10 de mayo de 2020.- (Camino Católico)  En la Misa matutina celebrada – y transmitida en vivo – en la Capilla de la Casa Santa Marta, este V Domingo de Pascua, el Papa Francisco  ha pedido por Europa:

“En los dos últimos días se han celebrado dos conmemoraciones: el 70º Aniversario de la Declaración de Robert Schuman, que dio origen a la Unión Europea, y también la conmemoración del final de la guerra. Pidamos al Señor que Europa hoy crezca unida, en esta unidad de fraternidad que hace crecer a todos los pueblos en la unidad en la diversidad”.

En su homilía, el Papa comentando el Evangelio de hoy (Jn 14,1-12) en el que Jesús dice a sus discípulos que quien crea en Él hará también las obras que Él hace y hará obras más grandes que éstas, porque va al Padre: «Todo lo que pidan en mi nombre, lo haré yo, para que el Padre sea glorificado en el Hijo». Francisco ha afirmado que la oración es el acceso al Padre: hay que tener el coraje de orar y creer en la omnipotencia de la oración. En el vídeo superior Vatican News de visualiza y escucha la homilía del Papa traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente:

En este pasaje del Evangelio (cf. Jn 14,1-14), el discurso de despedida de Jesús, Jesús dice que va al Padre. Y dice que estará con el Padre y también quien cree en él «hará las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y yo os concederé todo lo que pidáis en mi nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo» (vv. 12-14). Podemos decir que este pasaje del Evangelio de Juan es la declaración de la subida al Padre.

El Padre siempre ha estado presente en la vida de Jesús y Jesús hablaba de esto. Jesús rezaba al Padre. Y muchas veces, hablaba del Padre que cuida de nosotros, como cuida de los pájaros, de los lirios del campo… El Padre. Y cuando los discípulos le pidieron que les enseñara a orar, Jesús enseñó a orar al Padre: «Padre nuestro» (Mt 6,9). Siempre va [se dirige] al Padre. Pero en este pasaje es muy fuerte; y es también como si abriera las puertas de la omnipotencia de la oración. “Porque estoy con el Padre: vosotros pedid y yo haré todo. Pero porque el Padre lo hará conmigo” (cf. Jn 14, 11). Esta confianza en el Padre, confianza en el Padre que es capaz de hacer todo. Este valor para rezar, porque rezar requiere valentía. Se necesita la misma valentía, la misma franqueza que para predicar: la misma. Pensemos en nuestro padre Abraham, cuando “regateaba” con Dios para salvar a Sodoma (cf. Gn 18, 20-33): “¿Y si fueran menos? ¿Y menos? ¿Y menos?… Realmente, sabía cómo “negociar”. Pero siempre con esa valentía: “Disculpa, Señor, pero hazme un descuento: un poco menos, un poco menos…”. Siempre el coraje de la lucha en la oración, porque orar es luchar: luchar con Dios. Y luego, Moisés: las dos veces que el Señor hubiera querido destruir al pueblo (cf. Ex 32.1-35 y cf. Nm 11,1-3) y hacerle jefe de otro pueblo, Moisés dijo “¡No!”. ¡Le dijo “no” al Padre! ¡Con valentía! Pero si vas a orar así —[susurra una oración tímida]— ¡esto es una falta de respeto! Orar es ir con Jesús al Padre que te dará todo. Valentía en la oración, franqueza en la oración. La misma que se necesita para la predicación.

Y hemos oído en la primera lectura de ese conflicto en los primeros días de la Iglesia (cf. Hch 6,1-7), porque los cristianos de origen griego murmuraban —murmuraban, ya se hacía en aquellos tiempos: se ve que es una costumbre de la Iglesia…—,  murmuraban porque sus viudas, sus huérfanos no estaban bien atendidos; los apóstoles no tenían tiempo de hacer muchas cosas. Y Pedro [con los apóstoles], iluminado por el Espíritu Santo, “inventó”, por así decirlo, los diáconos. “Hagamos una cosa: busquemos a siete personas que sean buenas y que estos hombres se encarguen del servicio” (cf. Hch 6 2-4). El diácono es el custodio del servicio en la Iglesia. “Y así estas personas, que tienen motivos para quejarse, estén bien atendidas en sus necesidades y nosotros —dice Pedro, lo hemos oído— nos dedicaremos a la oración y al anuncio de la Palabra” (cf. v.5 ). Esta es la tarea del obispo: orar y predicar. Con esta fuerza que hemos oído en el Evangelio: el obispo es el primero en ir al Padre, con la confianza que ha dado Jesús, con el valor, con la parresia, para luchar por su pueblo. La primera tarea de un obispo es rezar. Pedro lo dijo: “Y a nosotros, la oración y la proclamación de la Palabra”.

Conocí a un sacerdote, un santo párroco, bueno, que cuando se encontraba con un obispo lo saludaba como se debe, muy amable, y siempre le hacía esta pregunta: “Excelencia, ¿cuántas horas reza al día?”, y decía siempre: “Porque la primera tarea es rezar”. Porque es la oración del jefe de la comunidad por la comunidad, la intercesión al Padre para que proteja al pueblo.

La oración del obispo, la primera tarea: rezar. Y la gente, al ver al obispo rezar, aprende a rezar. Porque el Espíritu Santo nos enseña que es Dios quien “hace la cosa”. Nosotros hacemos un poquitín, pero es él quien “hace las cosas” de la Iglesia, y la oración es la que lleva a la Iglesia hacia adelante. Y para esto los jefes de la Iglesia, por así decirlo, los obispos, deben seguir adelante con la oración

Esa palabra de Pedro es profética: “Que los diáconos hagan todo esto, así la gente está bien atendida y ha resuelto los problemas y también sus necesidades. Pero a nosotros, los obispos, la oración y la proclamación de la Palabra”.

Es triste ver a buenos obispos, capaces, personas buenas, pero ocupados en muchas cosas, la economía, y esto y lo otro y lo de más allá… La oración en primer lugar. Luego, lo demás. Pero cuando lo demás roba espacio a la oración, algo no funciona. Y la oración es fuerte por lo que hemos oído decir a Jesús en el Evangelio: «Yo voy al Padre. Y yo os concederé todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, para que el Padre sea glorificado» (Jn 14,12-13) Así sigue adelante la Iglesia, con la oración, la valentía de la oración, porque la Iglesia sabe que sin esta subida al Padre no puede sobrevivir.

El Papa ha terminado la celebración con la adoración y la bendición eucarística, invitándonos a hacer la comunión espiritual. Aquí sigue la oración recitada por el Papa:

A tus pies, oh Jesús mío, me postro y te ofrezco el arrepentimiento de mi corazón contrito que se abandona en su nada y en Tu santa presencia. Te adoro en el sacramento de tu amor, deseo recibirte en la pobre morada que mi corazón te ofrece. En espera de la felicidad de la comunión sacramental, quiero tenerte en espíritu. Ven a mí, oh Jesús mío, que yo vaya hacia Ti. Que tu amor pueda inflamar todo mi ser, para la vida y para la muerte. Creo en Ti, espero en Ti, Te amo. Que así sea.

Antes de salir de la Capilla dedicada al Espíritu Santo, se cantó la antífona mariana que se canta en el tiempo pascual, Regina Coeli:

Regína caeli laetáre, allelúia.
Quia quem merúisti portáre, allelúia.
Resurréxit, sicut dixit, allelúia.
Ora pro nobis Deum, allelúia.

(Reina del Cielo, regocíjate, aleluya.Cristo, a quien llevaste en tu vientre, aleluya, se ha levantado, como prometió, aleluya.Reza al Señor por nosotros, aleluya).

Francisco

Santa Misa de hoy presidida por el Papa Francisco en Santa Marta, 5ª domingo de Pascua, 10-5-2020

Fr. Manuel Eduardo Alvarado, hospitalizado por coronavirus: «Dios estaba allí, seguía estando allí y continúa presente en esos sitios de muerte, angustia y desesperanza»

Rito de Comunión en la Eucaristía: Preparamos la llegada de Jesús / Por P. Jesús Higueras

Santa Misa y adoración de la vigilia del 5º domingo de Pascua, presidida por el P. Fernando Simón Rueda, en la Parroquia San Juan Crisóstomo de Madrid, 9-5-2020

Homilía del Evangelio del Domingo: ¿Cómo es la vida eterna después de la muerte? Responde el P. Raniero Cantalamessa, ofmcap.

Homilía del evangelio del Domingo: Amando a Cristo, Él habita en nosotros y nosotros en Él / Por P. José María Prats

«Queridos hermanos: Si, obrando el bien, soportáis el sufrimiento, hacéis una cosa hermosa ante Dios» / Por P. Carlos García Malo


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