Papa Francisco en homilía en Santa Marta: «Acompañar, no condenar, a los que experimentan el fracaso de su amor»

“¡Cristo se casó con la Iglesia! Y no se puede entender a Cristo sin la Iglesia y no se puede entender a la Iglesia sin Cristo. Este es el gran misterio de la obra maestra de la Creación. Que el Señor nos dé a todos la gracia de entenderlo”

28 de febrero de 2014.- (Radio Vaticano Camino Católico)Detrás de la casuística hay siempre una trampa contra nosotros y contra Dios. Es lo que ha afirmado Papa Francisco en la misa de esta mañana en la Casa Santa Marta. El Papa comentando el Evangelio de hoy, se ha detenido en la belleza del matrimonio y ha advertido que “es necesario acompañar, no condenar, a los que experimentan el fracaso de su amor”. Por tanto, afirmó que Cristo es el Esposo de la Iglesia y que no se puede comprender a uno sin la otra.

Los doctores de la ley intentan ponerle trampas a Jesús para “quitarle la autoridad moral”. Papa Francisco ha comenzado por el Evangelio de hoy para ofrecer una catequesis sobre la belleza del matrimonio. Los fariseos, observó, se presentan ante Jesús con el problema del divorcio. Su estilo, reveló, es siempre el mismo: la “casuística”, ¿es lícito esto o no?

“Siempre el pequeño caso. Esta es la trampa: tras la casuística, tras el pensamiento casuístico, hay siempre una trampa. ¡Siempre! ‘¿Es lícito hacer esto? ¿Repudiar a la propia mujer?’. Y Jesús responde preguntándoles que decía la ley sobre esto y explicándoles por qué Moisés hizo esta ley. Pero no se detiene allí: de la casuística va al centro del problema y se remonta a los días de la Creación. Dios los hizo hombre y mujer, por esto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y los dos serán una sola carne. Así que ya no serán dos, sino una sola carne”.

El Señor, prosiguió el Papa, “se refiere a la obra maestra de la Creación”, que son el hombre y la mujer. Y Dios, dijo, “no quería que el hombre estuviese solo, lo quiso con su compañera de camino”. Es un momento poético, observó, cuando Adán encuentra a Eva: “Es el comienzo del amor, id unidos como una sola carne”. El Señor, afirmó, “toma el pensamiento casuístico y lo lleva al inicio de la revelación”. Por otro lado, explicó “esta obra maestra del Señor no termina allí, en los días de la Creación, porque el Señor elige esta imagen para explicar el amor que Él tiene por su pueblo”. Por eso, comentó, “cuando el pueblo no es fiel”, Él les “habla con palabras de amor”.

“El Señor toma este amor de la obra maestra de la Creación para explicar el amor que le tiene a su pueblo. Y va una paso más allá: cuando Pablo necesita explicar el misterio de Cristo, usa también esta relación, en referencia a su Esposa: porque Cristo está casado. Cristo estaba casado, se había casado con la Iglesia, su pueblo. Como el Padre esposó al Pueblo de Israel, así Cristo esposó a su pueblo. Esta es la historia del amor, esta ¡es la historia de la obra maestra de la Creación! Ante este recorrido de amor, de esta imagen, la casuística cae y se convierte en dolor. Pero cuando se deja al padre y a la madre y se une a una mujer, se hacen una sola carne y van hacia delante pero este amor fracasa, porque muchas veces fracasa, tenemos que sentir el dolor de este fracaso, acompañar a las personas que han sufrido este fracaso en su amor. ¡No condenéis! ¡Caminad con ellos! Y no uséis la casuística con su situación”.

Cuando uno lee esto, es su reflexión, “piensa en este diseño de amor, este camino de amor del matrimonio cristiano, que Dios bendijo en la Obra maestra de su Creación”. “Una bendición que nunca se ha eliminado”. ¡Ni siquiera con el pecado original se destruyó! Cuando uno piensa en esto, por tanto “cuando ve la belleza del amor, lo bello que es el matrimonio y la familia, lo bello que es este camino, vemos cuanta cercanía debemos tener hacia los hermanos y las hermanas que en su vida han tenido la desgracia de un fracaso en el amor”. Refiriéndose finalmente a San Pablo, Papa Francisco destacó la belleza “del amor que Cristo tiene por su esposa, ¡la Iglesia!”

“También aquí debemos estar atentos a que no fracase el amor. Hablar de un Cristo demasiado soltero: ¡Cristo se casó con la Iglesia! Y no se puede entender a Cristo sin la Iglesia y no se puede entender a la Iglesia sin Cristo. Este es el gran misterio de la obra maestra de la Creación. Que el Señor nos dé a todos la gracia de entenderlo y también la gracia de no caer nunca en este comportamiento casuístico de los fariseos, de los doctores de la ley”.

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