Papa Francisco en homilía en Santa Marta: “¡Yo me llamo hijo de Dios! ¡Qué hermoso documento de identidad!»

Este es el gran milagro de Jesús. A nosotros, esclavos del pecado, nos hizo libres, nos ha curado hasta lo profundo de nuestra existencia. Nos hará bien pensar en esto y en lo maravilloso que es ser un hijo….  ¡Somos salvados en Jesucristo!»

4 de julio de 2013.- (Zenit /  Camino Católico)  Somos hijos de Dios gracias a Jesús, nadie nos puede robar este documento de identidad. Esta fue la idea básica de lo que ha dicho esta mañana el Papa Francisco, durante la misa en la Casa Santa Marta. Según informa Radio Vaticana, ha concelebrado el cardenal indio Telesphore Placidus Toppo, arzobispo de Ranchi.

Jesús reconcilia el mundo

La homilía del Papa ha estado centrada en el evangelio de la curación de un paralítico. Jesús al comienzo le dice: «¡Ánimo, hijo, tus pecados te son perdonados». Tal vez, ha dich, esta persona quedó un poco «sorprendida» porque quería sanarse físicamente. Luego, frente a las críticas de los escribas, que entre sí lo acusaban de blasfemia, «porque solo Dios puede perdonar los pecados», Jesús lo cura también en el cuerpo.

De hecho, ha continuado explicando, las curaciones, la enseñanza, las palabras fuertes contra la hipocresía, eran «solo un signo, un signo de algo más que Jesús estaba haciendo», es decir, el perdón de los pecados, porque es en Jesús en quien el mundo viene reconciliado con Dios, este es el «milagro más profundo»:

«Esta reconciliación es la recreación del mundo: se trata de la misión más profunda de Jesús. La redención de todos nosotros los pecadores; y Jesús hace esto no con palabras, no con gestos, no andando por el camino, ¡no! ¡Lo hace con su carne! Es Él mismo Dios, quien se convierte en uno de nosotros, hombre, para sanarnos desde el interior, a nosotros los pecadores.»

Jesús nos libera del pecado haciéndose Él mismo «pecado», tomando sobre sí mismo «todo el pecado» y«esto –ha asegurado el Papa–, es la nueva creación». Jesús “desciende de la gloria y se abaja, hasta la muerte, y una muerte de cruz», desde donde clama: «Padre, ¡por qué me has abandonado!». Tal “es su gloria y esta es nuestra salvación».

Somos hijos libres

«Este es el milagro más grande ¿y qué es lo que hace Jesús con esto? Nos hace hijos, con la libertad de los hijos. Por eso lo que ha hecho Jesús, es que nosotros podemos decir: ‘Padre’. De otro modo, nunca habríamos sido capaces de decir esto: ‘¡Padre!’. Y decir ‘Padre’ con una actitud tan hermosa, ¡en libertad! Este es el gran milagro de Jesús. A nosotros, esclavos del pecado, nos hizo libres, nos ha curado hasta lo profundo de nuestra existencia. Nos hará bien pensar en esto y en lo maravilloso que es ser un hijo. Es tan hermosa la libertad de los hijos, porque el hijo ya está en casa, y ha sido Jesús quien nos ha abierto las puertas de la casa … ¡Ya estamos en casa!».

Ahora –ha concluido Francisco–, se entiende cuando Jesús dice: «¡Ánimo, hijo, tus pecados te son perdonados»:

«Esa es la raíz de nuestro valor. Soy libre, soy un hijo… ¡El padre me ama, y yo amo al Padre! Pidamos al Señor la gracia de entender esta obra que es suya, esto Dios lo ha hecho en Él, como es el haber reconciliado consigo al mundo en Cristo, confiándonos la palabra de la reconciliación y la gracia de llevar adelante con fuerza, con la libertad de los hijos, esta palabra de reconciliación. ¡Somos salvados en Jesucristo! Y nadie nos puede quitar este documento de identidad. ¡Yo me llamo hijo de Dios! ¡Qué hermoso documento de identidad! ¡Estado civil: libre! Que así sea.”

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