Papa Francisco en homilía en Santa Marta 10/9/2013: «la fe en el Resucitado: es ¡lo que vence al mundo! Vayamos hacia Él y dejémonos, tocar por Él, porque Él está vivo»

«Los cristianos temerosos, los vergonzosos y los triunfalistas no se han encontrado con Cristo resucitado»

10 de septiembre de 2013.- (Radio Vaticana / Camino Católico)  Los cristianos están llamados a anunciar a Jesús sin temor, sin vergüenza y sin triunfalismos. Es lo que ha afirmado el Papa Francisco en la Misa de esta mañana en la Casa Santa Marta. El Papa ha destacado el riesgo de convertirnos en cristianos sin Resurrección y afirmó que Cristo es siempre el centro y la esperanza de nuestra vida.

Jesús es el Vencedor, el que ha vencido sobre la muerte y sobre el pecado. El Papa Francisco ha realizado su homilía partiendo de las palabras que sobre Jesús se pronuncian en la Carta de San Pablo a los Colosenses. A todos nosotros, ha dicho el Papa, San Pablo aconseja caminar con Jesús “porque Él ha vencido, caminad firmes en Él y construidos sobre Él, sobre esta victoria, firmes en la fe”. Este es el punto clave, afirmó: “¡Jesús está resucitado!”. Pero, ha proseguido, no siempre es fácil entenderlo. El Papa ha recordado, por ejemplo, que cuando San Pablo se dirige a los griegos en Atenas fue escuchado con interés hasta que habló de la Resurrección. “Esto nos da miedo, mejor dejarlo a un lado”. Un episodio que también hoy nos interroga.

“Hay muchos cristianos sin Resurrección, cristianos sin Cristo Resucitado: acompañan a Jesús hasta la tumba, lloran, le quieren mucho, pero no llegan más allá. Pensando en esta actitud de cristianos sin el Cristo Resucitado, yo me he encontrado tres, pero hay muchos: los temerosos, los cristianos temerosos; los vergonzosos, los que tienen vergüenza; y los triunfalistas. Estos tres tipos no se han encontrado con Cristo resucitado. Los temerosos, son los de la mañana de la Resurrección, lo de Emaús… se van, tienen miedo”.

Los Apóstoles, recordó el Papa, se encierran en el Cenáculo por temor a los judíos, también la Magdalena llora porque se han llevado el Cuerpo del Señor. “Los temerosos –ha advertido- son así: temen pensar en la Resurrección”. Es como, observó si se quedasen “en la primera parte de la partitura”, “tenemos miedo del Resucitado”.

Después hay cristianos vergonzosos. “Confesar que Cristo está resucitado –ha constatado- da un poco de vergüenza en este mundo”, que “va hacia delante con las ciencias”. A estos cristianos, ha dicho, Pablo advierte que no se dejen engañar por medio de filosofías y sutilezas vacías inspiradas en la tradición humana. Estos, ha dicho, “tienen vergüenza” de decir que “Cristo con su carne, con sus llagas ha resucitado”. 

Esta, finalmente, el grupo de los cristianos “que en su interior no creen en el Resucitado y quieren hacer ellos una resurrección más majestuosa que la verdadera”. “Son los cristianos “triunfalistas”. “No conocen la palabra ‘triunfo’, solo dicen ‘triunfalismo’, porque tienen como un complejo de inferioridad y quieren hacer… Cuando nosotros vemos a estos cristianos, con las actitudes triunfalistas, en sus vidas, en sus discursos y en sus pastorales, en la Liturgia, tantas cosas, es porque en lo más  íntimo no creen profundamente en el Resucitado. Es Él el vencedor, el Resucitado. Ha vencido. Por esto, sin temor, sin miedo, sin triunfalismo, sencillamente mirando al Señor Resucitado, su belleza, también metiendo los dedos en las llagas y la mano en el costado”.

“Este –ha añadido- es el mensaje que Pablo nos da hoy”: Cristo “es todo”, es la “totalidad de la esperanza”, “porque es el Esposo, el Vencedor”. El Evangelio de hoy, ha dicho otra vez, nos muestra una muchedumbre de gente que va a escuchar a Jesús, hay muchos enfermos que intentan tocarlo, porque de Él salía una “fuerza que curaba a todos”.

“Nuestra fe, la fe en el Resucitado: es ¡lo que vence al mundo! Vayamos hacia Él y dejémonos, como estos enfermos, tocar por Él, por su fuerza, porque es Él en carne y hueso, no es una idea espiritual… Èl está vivo. Está verdaderamente Resucitado. Y así ha vencido al mundo. Que el Señor nos dé la gracia de entender y de vivir estas cosas”. 

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