Papa Francisco en homilía en Santa Marta: «¡Quien se aprovecha de la confianza del prójimo para tramar el mal, es un mafioso! No ocultemos la luz de Dios»

* «Jamás postergar: el bien… el bien no tolera el frigorífico: el bien es hoy, y si tú no lo haces hoy, mañana no existirá. No esconder el bien para mañana: este ‘vete, vuelve a pasar, te lo daré mañana’ cubre fuertemente la luz. También es una injusticia… Siempre buscamos alguna cosilla para pelear. Pero al final, pelear cansa y no se puede vivir así. Y tantas veces nosotros, algunos, tenemos celos, envidias por aquellos que tienen cosas, que tienen éxito»

19 de septiembre de 2016.- (Laudate Dominum / Radio Vaticano Camino Católico) Custodiar la luz de la fe y llevarla adelante, y no permitir que se la oculte. Fue la exhortación de Francisco durante la homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. El Papa puso en guardia ante toda una serie de comportamientos que hacen que se corra el riesgo de apagar esta luz recibida de Dios: desde la envidia hasta las peleas, sin olvidar el hecho de tramar contra el prójimo o posponer el bien. Tramar el mal – dijo el Santo Padre – “es mafioso”. Y “toda mafia – añadió – es oscura”.

Dejar que la luz de la fe se vea y hacerla resplandecer ante los hombres. El Papa Bergoglio se inspiró en un pasaje del Evangelio del día, según San Mateo, para detenerse a considerar la luz de la fe y los peligros que se corren al querer ocultarla. “Custodiar la luz – dijo – es custodiar algo que nos ha sido dado como un don y si nosotros somos luminosos, somos luminosos en este sentido: por haber recibido el don de la luz el día del Bautismo”. El Pontífice recordó precisamente que“en los primeros siglos de la Iglesia”, como “también en algunas Iglesias orientales”, aún hoy “al Bautismo se lo llama la Iluminación”.

Toda mafia es oscura, no postergar el bien y no aprovecharse del prójimo

Esta luz – añadió Francisco – “no debe ser ocultada”. En efecto, “si cubres esta luz, “te vuelves tibio o sencillamente un cristiano sólo de nombre”. La luz de la fe – prosiguió – “es una luz verdadera, la que nos da Jesús en el Bautismo”, “no es una luz artificial, una luz falsa. Es una luz apacible, serena que no se apaga jamás”. El Santo Padre se detuvo a considerar una serie de comportamientos que hacen que se corra el riesgo de esconder esta luz, recordando los consejos que el Señor nos ofrece precisamente para que esta luz no se oscurezca. Ante todo –  exhortó –  “no hacer esperar a quien tiene necesidades”:

“Jamás postergar: el bien… el bien no tolera el frigorífico: el bien es hoy, y si tú no lo haces hoy, mañana no existirá. No esconder el bien para mañana: este ‘vete, vuelve a pasar, te lo daré mañana’ cubre fuertemente la luz. También es una injusticia… Otro modo – son consejos estos, para no cubrir la luz: no tramar el mal contra tu prójimo mientras él vive contigo. Cuantas veces la gente tiene confianza en una persona o en otra y ésta trama el mal para destruirla, para ensuciarla, para desacreditarla… Es el pequeño trozo de mafia que todos nosotros tenemos a mano. ¡Aquel que se aprovecha de la confianza del prójimo para tramar el mal, es un mafioso! ‘Pero, yo no pertenezco a…’:pero esto es mafia, aprovechar de la confianza… Y esto cubre la luz. Te hace oscuro. ¡Toda mafia es oscura!”.

No envidiar a los poderosos, el poder y los celos cubren la luz

El Papa también se refirió a la tentación de pelear siempre con alguien, el placer de pelear incluso con quien no nos ha hecho “nada de mal”. Y constató que “siempre buscamos alguna cosilla para pelear. Pero al final, pelear cansa –  dijo –  y no se puede vivir así. “Es mejor dejar pasar, perdonar”, “hacer de cuenta que no se ven las cosas… no pelear continuamente”:

“Otro consejo que da este Padre a sus hijos para no tapar la luz: ‘No envidiar al hombre violento y no irritarte por todos sus éxitos, porque el Señor siente horror por el perverso, mientras su amistad – la del Señor – es para los justos’. Y tantas veces nosotros, algunos, tenemos celos, envidias por aquellos que tienen cosas, que tienen éxito, o que son violentos… pero repasemos un poco la historia de los violentos, de los poderosos… Es tan sencillo: los mismos gusanos que nos comerán a nosotros, se los comerán a ellos; ¡los mismos! Al final seremos todos iguales. Envidiar, ¡ah! el poder, tener celos… esto cubre la luz”.

Llevar adelante la luz de la fe recibida gratuitamente de Dios

De ahí – dijo también el Obispo de Roma – el consejo de Jesús: “Sean hijos de la luz y no hijos de las tinieblas; custodiar la luz dada en don el día del Bautismo”. Y, “no esconderla debajo de la cama”, sino “custodiar la luz”. Y para custodiar la luz – reafirmó – están estos consejos que hay que poner en práctica todos los días. “No son cosas extrañas – subrayó – todos los días vemos estas cosas que cubren la luz”:

“Que el Espíritu Santo, que todos nosotros hemos recibido en el Bautismo, nos ayude a no caer en estos hábitos malos que tapan la luz, y nos ayude a llevar adelante la luz recibida gratuitamente, la luz de Dios que hace tanto bien: la luz de la amistad, la luz de la mansedumbre, la luz de la fe, la luz de la esperanza, la luz de la paciencia, la luz de la bondad”.

 

 

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