Papa Francisco en la Audiencia, 15-3-2023: «El Señor nos llama para estar con Él y para enviarnos a anunciar la Buena Noticia. Apóstoles somos todos los bautizados»

*  «¿Quién tiene más dignidad en la Iglesia: el obispo, el sacerdote? No… todos somos cristianos al servicio de los demás. ¿Quién es más importante en la Iglesia: la monja o la persona común, bautizada, el niño, el obispo…? Todos son iguales, somos iguales y cuando una de las partes se cree más importante que los otros y levanta un poco la barbilla, se equivoca. Eso no es la vocación de Jesús. La vocación que Jesús da, a todos —también a aquellos que parecen estar en lugares más altos—, es el servicio, servir a los otros, humillarte. Si tú encuentras una persona que en la Iglesia tiene una vocación más alta y tú la ves vanidosa, tú dirás: “Pobrecillo”; reza por él porque no ha entendido qué es la vocación de Dios. La vocación de Dios es adoración al Padre, amor a la comunidad y servicio. Esto es ser apóstoles, este es el testimonio de los apóstoles»

Video completo de la transmisión en directo realizada por Vatican News de la catequesis traducida al español y de la síntesis que el Papa ha hecho en nuestro idioma

* «Estoy cerca del pueblo de Malawi, golpeado en los últimos días por un ciclón muy fuerte. Rezo por los difuntos, los heridos, los desplazados. Que el Señor sostenga a las familias y comunidades más probadas por esta calamidad. Y pienso en las monjas ortodoxas de Kiev Lavra: pido a las partes en conflicto que respeten los lugares religiosos. Las monjas consagradas, las personas consagradas a la oración, sean de cualquier denominación, están en apoyo del pueblo de Dios»

15 de marzo de 2023.- (Camino Católico)  Durante la audiencia general celebrada esta mañana en la Plaza de San Pedro, ante la presencia de varios miles de fieles y peregrinos procedentes de numerosos países, el Santo Padre, ha proseguido con su ciclo de catequesis sobre la pasión de evangelizar y, en la escuela del Concilio Vaticano II, propuso entender mejor qué significa ser “apóstoles” hoy.

Pero ¿somos conscientes que el ser apóstoles se refiere a cada cristiano y, por tanto, también a cada uno de nosotros? En efecto, estamos llamados a ser apóstoles en una Iglesia que en el Credo profesamos como apostólica: “El Concilio Vaticano II nos enseña que la vocación cristiana es también una llamada al apostolado. Con el bautismo recibimos una vocación y una misión, es decir, el Señor nos llama para estar con Él y para enviarnos a anunciar la Buena Noticia. Por eso, apóstoles no son sólo los Doce discípulos que eligió Jesús, sino todos los bautizados, que formamos el santo Pueblo fiel de Dios”.

Foto: Vatican Media

El Papa afirma que a los Apóstoles y a sus sucesores Cristo les confirió el encargo de enseñar, de santificar y de regir en su mismo nombre y autoridad. Sin embargo, “también los laicos hechos partícipes del ministerio sacerdotal, profético y real de Cristo, cumplen su cometido en la misión de todo el pueblo de Dios en la Iglesia y en el mundo”.

El Santo Padre recuerda que la Iglesia – tal como afirma el Decreto Ad gentes – “no está verdaderamente fundada, ni vive plenamente, ni es signo perfecto de Cristo entre las gentes, mientras no exista y trabaje con la jerarquía un laicado propiamente dicho”.

“El testimonio de los primeros cristianos ilumina también nuestro apostolado en la Iglesia de hoy. Sus experiencias nos muestran que es Dios quien nos elige y nos da la gracia para la misión – que a veces esta misión parece superar nuestras capacidades – y que a ese don gratuito corresponde una respuesta gratuita de nuestra parte”. La tarea apostólica – dice el Papa– “es común a todos los bautizados, y cada uno la lleva adelante de manera activa y creativa, según los dones y los carismas que ha recibido”. En el vídeo superior de Vatican News se visualiza y escucha la catequesis traducida al español y la síntesis que el Santo Padre ha hecho en nuestro idioma, cuyo texto completo es el siguiente:

Foto: Vatican Media
PAPA FRANCISCO
                       AUDIENCIA GENERAL                      
Plaza de San Pedro
Miércoles, 15 de marzo de 2023
Catequesis. La pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente
  1. El Concilio Vaticano II. 2. Ser apóstoles en una Iglesia apostólica

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Foto: Vatican Media

Proseguimos las catequesis sobre la pasión de evangelizar: no sólo sobre “evangelizar” sino la pasión de evangelizar y, en la escuela del Concilio Vaticano II, tratamos de entender mejor qué significa ser “apóstoles” hoy. La palabra “apóstol” nos trae a la mente el grupo de los Doce apóstoles elegidos por Jesús. A veces llamamos “apóstol” a algún santo, o más en general a los obispos: son apóstoles, porque van en nombre de Jesús. Pero ¿somos conscientes que el ser apóstoles se refiere a cada cristiano? ¿Somos conscientes de que se refiere a cada uno de nosotros? En efecto, estamos llamados a ser apóstoles —es decir, enviados— en una Iglesia que en el Credo profesamos como apostólica.

Por tanto, ¿qué significa ser apóstoles? Significa ser enviado para una misión. Ejemplar y fundacional es el acontecimiento en el que Cristo Resucitado manda a sus apóstoles al mundo, transmitiéndoles el poder que Él mismo ha recibido del Padre y donándoles su Espíritu. Leemos en el Evangelio de Juan: «Jesús les dijo otra vez: “La paz con vosotros”. Como el Padre me envió, también yo os envío”. Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo”» (20,21-22).

Foto: Vatican Media

Otro aspecto fundamental del ser apóstol es la vocación, es decir la llamada. Ha sido así desde el principio, cuando el Señor Jesús «llamó a los que él quiso; y vinieron donde él» (Mc 3,13). Les constituyó como grupo, atribuyéndoles el título de “apóstoles”, para que estuvieran con Él y para enviarles en misión (cfr. Mc 3,14; Mt 10,1-42). San Pablo en sus cartas se presenta así: «Pablo, llamado a ser apóstol», es decir, enviado, (1 Cor 1,1) y también: «Pablo, siervo de Cristo, apóstol enviado por vocación, escogido para el Evangelio de Dios» (Rm 1,1). E insiste en el hecho de ser «apóstol, no de parte de los hombres ni por mediación de hombre alguno, sino por Jesucristo y Dios Padre, que le resucitó de entre los muertos» (Gal 1,1); Dios lo ha llamado desde el seno de su madre para anunciar el evangelio entre los gentiles (cfr. Gal 1,15-16).

Foto: Vatican Media

La experiencia de los Doce apóstoles y el testimonio de Pablo nos interpelan también a nosotros hoy. Nos invitan a verificar nuestras actitudes, a verificar nuestras elecciones, nuestras decisiones, sobre la base de estos puntos firmes: todo depende de una llamada gratuita de Dios; Dios nos elige también para servicios que a veces parecen sobrepasar nuestras capacidades o no corresponder a nuestras expectativas; a la llamada recibida como don gratuito es necesario responder gratuitamente.

Dice el Concilio: «La vocación cristiana, por su misma naturaleza, es también vocación al apostolado» (Decr. Apostolicam actuositatem [AA], 2). Se trata de una llamada que es común, «como común es la dignidad de los miembros, que deriva de su regeneración en Cristo; común la gracia de la filiación; común la llamada a la perfección: una sola salvación, única la esperanza e indivisa la caridad» (LG, 32).

Foto: Vatican Media

Es una llamada que se refiere tanto a aquellos que han recibido el sacramento del Orden, como a las personas consagradas, como a cada fiel laico, hombre o mujer, es una llamada a todos. Tú, el tesoro que has recibido con tu vocación cristiana, estás obligado a darlo: es la dinamicidad de la vocación, es la dinamicidad de la vida. Es una llamada que capacita para desempeñar de forma activa y creativa la propia tarea apostólica, en el seno de una Iglesia en la que «hay variedad de ministerios, pero unidad de misión. A los Apóstoles y a sus sucesores les confirió Cristo el encargo de enseñar, de santificar y de regir en su mismo nombre y autoridad. Mas también los laicos: todos vosotros; la mayoría de vosotros sois laicos. También los laicos, hechos partícipes del ministerio sacerdotal, profético y real de Cristo, cumplen su cometido en la misión de todo el pueblo de Dios en la Iglesia y en el mundo» (AA, 2).

En este cuadro, ¿cómo entiende el Concilio la colaboración del laicado con la jerarquía? ¿Cómo lo entiende? ¿Se trata de una mera adaptación estratégica a las nuevas situaciones que surgen? En absoluto, en absoluto: hay algo más, que va más allá de las contingencias del momento y que mantiene su propio valor también para nosotros. La Iglesia es así, es apostólica.

Foto: Vatican Media

En el marco de la unidad de la misión, la diversidad de carismas y de ministerios no debe dar lugar, dentro del cuerpo eclesial, a categorías privilegiadas: aquí no hay una promoción, y cuando tú concibes la vida cristiana como una promoción, que el que está encima manda a los otros porque ha logrado trepar, esto no es cristianismo. Esto es paganismo puro. La vocación cristiana no es una promoción para ir hacia arriba, ¡no! Es otra cosa. Y si hay una cosa grande se debe a que, aunque «algunos, por voluntad de Cristo, han sido constituidos en un lugar quizá más importante, doctores, dispensadores de los misterios y pastores para los demás, existe una auténtica igualdad entre todos en cuanto a la dignidad y a la acción común a todos los fieles en orden a la edificación del Cuerpo de Cristo»  (LG, 32). ¿Quién tiene más dignidad en la Iglesia: el obispo, el sacerdote? No… todos somos cristianos al servicio de los demás. ¿Quién es más importante en la Iglesia: la monja o la persona común, bautizada, el niño, el obispo…? Todos son iguales, somos iguales y cuando una de las partes se cree más importante que los otros y levanta un poco la barbilla, se equivoca. Eso no es la vocación de Jesús. La vocación que Jesús da, a todos —también a aquellos que parecen estar en lugares más altos—, es el servicio, servir a los otros, humillarte. Si tú encuentras una persona que en la Iglesia tiene una vocación más alta y tú la ves vanidosa, tú dirás: “Pobrecillo”; reza por él porque no ha entendido qué es la vocación de Dios. La vocación de Dios es adoración al Padre, amor a la comunidad y servicio. Esto es ser apóstoles, este es el testimonio de los apóstoles.

Foto: Vatican Media

La cuestión de la igualdad en dignidad nos pide que reflexionemos sobre muchos aspectos de nuestras relaciones, que son decisivas para la evangelización. Por ejemplo, ¿somos conscientes del hecho de que con nuestras palabras podemos dañar la dignidad de las personas, arruinando así las relaciones dentro de la Iglesia? Mientras tratamos de dialogar con el mundo, ¿sabemos también dialogar entre nosotros creyentes? ¿O en la parroquia uno va contra otro, uno habla mal del otro para trepar más? ¿Sabemos escuchar para comprender las razones del otro, o nos imponemos, quizá también con palabras suaves? Escuchar, humillarse, estar al servicio de los otros: esto es servir, esto es ser cristiano, esto es ser apóstol.

Queridos hermanos y hermanas, no temamos plantearnos estas preguntas. Huyamos de la vanidad, de la vanidad de los puestos. Estas palabras nos pueden ayudar a verificar la forma en la que vivimos nuestra vocación bautismal, cómo vivimos nuestra forma de ser apóstoles en una Iglesia apostólica, que está al servicio de los demás.

Foto: Vatican Media

Después, al saludar a los peregrinos de lengua española, el Papa ha dicho:

Queridos hermanos y hermanas:

Foto: Vatican Media

En esta catequesis reflexionamos sobre lo que significa “ser apóstoles” en una “Iglesia apostólica”. El Concilio Vaticano II nos enseña que la vocación cristiana es también una llamada al apostolado. Con el bautismo recibimos una vocación y una misión, es decir, el Señor nos llama para estar con Él y para enviarnos a anunciar la Buena Noticia. Por eso, apóstoles no son sólo los Doce discípulos que eligió Jesús, sino todos los bautizados, que formamos el santo Pueblo fiel de Dios.

El testimonio de los primeros cristianos ilumina también nuestro apostolado en la Iglesia de hoy. Sus experiencias nos muestran que es Dios quien nos elige y nos da la gracia para la misión —que a veces esta misión parece superar nuestras capacidades—, y que a ese don gratuito corresponde una respuesta gratuita de nuestra parte. La tarea apostólica, como hemos dicho, es común a todos los bautizados, y cada uno la lleva adelante de manera activa y creativa, según los dones y los carismas que ha recibido.

Foto: Vatican Media

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Dentro de unos días celebraremos la solemnidad de san José, patrono de la Iglesia universal. Pidamos a Dios, por intercesión de este querido santo, que nos ayude a ser apóstoles fieles y valientes, abiertos al diálogo y dispuestos a afrontar los desafíos de la evangelización.

Quiero agradecer de una manera especial a todas las personas pertenecientes a los partidos políticos y referentes sociales de mi país, que se han unido para firmar una carta de saludo con motivo del décimo año del pontificado. Gracias por este gesto. Se me ocurre decirles —así como se han unido para firmar esta carta— qué lindo que se unan para hablar, para discutir y llevar la patria adelante. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Muchas gracias.

Foto: Vatican Media

En otras lenguas el Santo Padre ha manifestado:

Foto: Vatican Media

Estoy cerca del pueblo de Malawi, golpeado en los últimos días por un ciclón muy fuerte. Rezo por los difuntos, los heridos, los desplazados. Que el Señor sostenga a las familias y comunidades más probadas por esta calamidad.

Y pienso en las monjas ortodoxas de Kiev Lavra: pido a las partes en conflicto que respeten los lugares religiosos. Las monjas consagradas, las personas consagradas a la oración, sean de cualquier denominación, están en apoyo del pueblo de Dios.

Por último, como siempre, mi pensamiento se dirige a los jóvenes, los enfermos, los ancianos y los recién casados. Os exhorto a todos a continuar con compromiso vuestro itinerario cuaresmal, encomendándoos a la protección constante de María. A ella, Consoladora de los afligidos y Reina de la paz, encomendamos también al pueblo ucraniano martirizado.

Francisco


Para entrar en el catálogo y en la tienda pincha en la imagen
Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad