Papa Francisco en la Audiencia, 26-10-2022: «Ante la prueba, ‘no hacer mudanza’, no cambiar, permanecer unidos al Señor y no desviarnos del camino que nos conduce a Él»

*  «Es importante, para quien quiere servir al Señor, no dejarse guiar por la desolación. Eso de… “Pero no, no tengo ganas, esto es aburrido…”: ten cuidado. Lamentablemente, algunos deciden abandonar la vida de oración, o la elección emprendida, el matrimonio o la vida religiosa, empujados por la desolación, sin pararse antes a leer este estado de ánimo, y sobre todo sin la ayuda de un guía. Una regla sabia dice que no hay que hacer cambios cuando se está desolado. Será el tiempo sucesivo, más que el humor del momento, el que muestre la bondad o no de nuestras elecciones. Es interesante notar, en el Evangelio, que Jesús rechaza las tentaciones con una actitud de firme determinación (cf. Mt 3,14-15; 4,1-11; 16,21-23). Las situaciones de prueba le llegan desde varias partes, pero siempre, encontrando en Él esta firmeza, decidida a cumplir la voluntad del Padre, disminuyen y cesan de obstaculizar el camino»

Video completo de la transmisión en directo realizada por Vatican News de la catequesis traducida al español y de la síntesis que el Papa ha hecho en nuestro idioma

* «Asistimos horrorizados a los acontecimientos que siguen ensangrentado la República Democrática del Congo. Expreso mi firme reprobación por el asalto que tuvo lugar en los últimos días en Maboya, en la provincia de Kivu del Norte, donde fueron asesinadas personas indefensas, entre ellas una monja dedicada a la asistencia sanitaria. Oremos por las víctimas y sus familias, así como por esa comunidad cristiana y los habitantes de esa región que llevan demasiado tiempo extenuados por la violencia. Y no olvidemos rezar y continuar con la oración por la atormentada Ucrania: que el Señor proteja a ese pueblo y nos lleve a todos por el camino de la paz duradera»

26 de octubre de 2022.- (Camino Católico)  En la Audiencia General Francisco ha continuado con sus reflexiones sobre el tema del discernimiento y en la catequesis de hoy ha abordado un aspecto que tiene que ver con los sentimientos, la desolación, una experiencia común en la vida de todos: puede desanimar a quien quiere seguir el Evangelio y hacer el bien, pero ninguna tentación está por encima de nuestras fuerzas.

Foto: Vatican Media

«Dios habla al corazón», por lo que el discernimiento no es sólo una cuestión de cabeza, sino que también contiene aspectos afectivos como el sentimiento de desolación al que el Papa dedica la catequesis de este miércoles. ¿Pero de qué se trata? Para explicarlo, Francisco cita lo que escribió San Ignacio de Loyola al respecto: «La oscuridad del alma, la turbación, la inclinación hacia las cosas bajas y terrenales, la inquietud debida a diversas agitaciones y tentaciones: así el alma se inclina a la desconfianza, está sin esperanza ni amor, y se encuentra perezosa, tibia, triste y como separada de su Creador y Señor»

Creo, continúa el Papa Francisco, que todos hemos experimentado la desolación. Pero tal vez no todos la sabemos leer «porque también tiene algo importante que decirnos» y por eso no debe perderse.

Para los que quieren hacer el bien, «la tristeza es un obstáculo con el que el tentador quiere desanimarnos». Por lo tanto, no hay que ir tras ella, sino que hay que «actuar de manera exactamente contraria a lo que se sugiere, decididos a continuar lo que uno se había propuesto…. Comienzo a rezar, o a dedicarme a una buena obra y, curiosamente, justo en ese momento se me ocurren cosas que hacer con urgencia para no rezar y no hacer las cosas buenas. Todos tenemos esta experiencia. Es importante, para los que quieren servir al Señor, no dejarse llevar por la desolación”.

Foto: Vatican Media

En un momento de tristeza, continúa el Papa, muchos deciden abandonar una elección que han hecho, «sin detenerse primero a leer este estado de ánimo». Y recuerda que «una sabia regla dice que no hay que hacer cambios cuando se está desolado». Un ejemplo es Jesús que, como leemos en el Evangelio, rechaza con firmeza las tentaciones del demonio, que desaparecen ante su actitud decidida de hacer la voluntad del Padre.

«Ir adelante», esta es la invitación del Papa Francisco: si no logramos vencer la tentación hoy, caminemos y «la venceremos mañana». Y concluye: «Que el Señor te bendiga en este camino – valiente – de la vida espiritual, que siempre es caminar». En el vídeo superior de Vatican News se visualiza y escucha la catequesis traducida al español y la síntesis que el Santo Padre ha hecho en nuestro idioma, cuyo texto completo es el siguiente:

Foto: Vatican Media

 

Catequesis sobre el discernimiento 7.
La materia del discernimiento. La desolación

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El discernimiento, lo hemos visto en las catequesis precedentes, no es principalmente un procedimiento lógico; aborda las acciones, y las acciones tienen una connotación afectiva también, que debe ser reconocida, porque Dios habla al corazón. Entremos, pues, en la primera modalidad afectiva, objeto del discernimiento, es decir, la desolación. ¿De qué se trata?

Foto: Vatican Media

La desolación ha sido definida así: «Oscuridad del ánima, turbación en ella, moción a las cosas bajas y terrenas, inquietud de varias agitaciones y tentaciones, moviendo a infidencia, sin esperanza, sin amor, hallándose toda perezosa, tibia, triste y como separada de su Criador y Señor» (S. Ignacio de L., Ejercicios espirituales, 317). Todos nosotros lo hemos experimentado. Creo que, de una forma u otra, hemos experimentado esto, la desolación. El problema es cómo poder leerla, porque también esta tiene algo importante que decirnos, y si tenemos prisa en liberarnos de ella, corremos el riesgo de perderla.

Foto: Vatican Media

Nadie quisiera estar desolado, triste: esto es verdad. Todos quisiéramos una vida siempre alegre, feliz y satisfecha. Pero esto, además de no ser posible ―porque no es posible―, tampoco sería bueno para nosotros. De hecho, el cambio de una vida orientada al vicio puede empezar por una situación de tristeza, de remordimiento por lo que se ha hecho. Es muy bonita la etimología de esta palabra, “remordimiento”: el remordimiento de la conciencia, todos conocemos esto. Remordimiento: literalmente es la conciencia que muerde, que no da paz. Alessandro Manzoni, en Los novios, nos dio una espléndida descripción del remordimiento como ocasión para cambiar de vida. Se trata del célebre diálogo entre el cardenal Federico Borromeo y el Innominado, el cual, después de una noche terrible, se presenta destrozado donde el cardenal, que se dirige a él con palabras sorprendentes: «“Traéis una dichosa nueva que darme: ¿por qué me hacéis esperar tanto?” “¿Dichosa nueva yo?” ―dijo el otro―. “¿Yo, que tengo en el corazón un infierno? ¿Qué nueva dichosa, decidme, pues parece que lo sabéis […]?”. “Es claro: la de que Dios os ha tocado el corazón”, respondió con sencilla mansedumbre el cardenal» (cap. XXIII). Dios toca el corazón y te viene algo dentro, la tristeza, el remordimiento por algo, y es una invitación a empezar un camino. El hombre de Dios sabe notar en profundidad lo que se mueve en el corazón.

Es importante aprender a leer la tristeza. Todos conocemos qué es la tristeza: todos. ¿Pero sabemos leerla? ¿Sabemos entender qué significa para mí, esta tristeza de hoy? En nuestro tiempo, la tristeza está considerada mayoritariamente de forma negativa, como un mal del que huir a toda costa, y, sin embargo, puede ser una campana de alarma indispensable para la vida, invitándonos a explorar paisajes más ricos y fértiles que la fugacidad y la evasión no consienten. Santo Tomás define la tristeza un dolor del alma: como los nervios para el cuerpo, despierta la atención ante un posible peligro, o un bien desatendido (cf. Summa Th. I-II, q. 36, a. 1). Por eso es indispensable para nuestra salud, nos protege para que no nos hagamos mal a nosotros mismos y a los otros. Sería mucho más grave y peligroso no tener este sentimiento e ir adelante. La tristeza a veces trabaja como semáforo: “¡Párate, párate! Está rojo aquí. Párate”.

Foto: Vatican Media

En cambio, para quien tiene el deseo de realizar el bien, la tristeza es un obstáculo con el que el tentador quiere desanimarnos. En tal caso, se debe actuar de forma exactamente contraria a lo sugerido, decididos a continuar lo que nos habíamos propuesto hacer (cf. Ejercicios espirituales, 318). Pensemos en el estudio, en la oración, en un compromiso asumido: si los dejáramos apenas sentimos aburrimiento o tristeza, no concluiríamos nunca nada. Esta también es una experiencia común a la vida espiritual: el camino hacia el bien, recuerda el Evangelio, es estrecho y cuesta arriba, requiere un combate, un vencerse a sí mismo. Empiezo a rezar, o me dedico a una buena obra y, extrañamente, justo entonces me vienen a la mente cosas urgentes que hay que hacer ―para no rezar y para no hacer cosas buenas―. Todos tenemos esta experiencia. Es importante, para quien quiere servir al Señor, no dejarse guiar por la desolación. Eso de… “Pero no, no tengo ganas, esto es aburrido…”: ten cuidado. Lamentablemente, algunos deciden abandonar la vida de oración, o la elección emprendida, el matrimonio o la vida religiosa, empujados por la desolación, sin pararse antes a leer este estado de ánimo, y sobre todo sin la ayuda de un guía. Una regla sabia dice que no hay que hacer cambios cuando se está desolado. Será el tiempo sucesivo, más que el humor del momento, el que muestre la bondad o no de nuestras elecciones.

Foto: Vatican Media

Es interesante notar, en el Evangelio, que Jesús rechaza las tentaciones con una actitud de firme determinación (cf. Mt 3,14-15; 4,1-11; 16,21-23). Las situaciones de prueba le llegan desde varias partes, pero siempre, encontrando en Él esta firmeza, decidida a cumplir la voluntad del Padre, disminuyen y cesan de obstaculizar el camino. En la vida espiritual la prueba es un momento importante, la Biblia lo recuerda explícitamente y dice así: «Si te llegas a servir al Señor, prepara tu alma para la prueba» (Sir 2,1). Si tú quieres ir por el buen camino, prepárate: habrá obstáculos, habrá tentaciones, habrá momentos de tristeza. Es como cuando un profesor examina al estudiante: si ve que conoce los puntos esenciales de la materia, no insiste: ha superado la prueba. Pero debe superar la prueba.

Si sabemos atravesar soledad y desolación con apertura y conciencia, podemos salir reforzados bajo el aspecto humano y espiritual. Ninguna prueba está fuera de nuestro alcance; ninguna prueba será superior a lo que nosotros podemos hacer. Pero no huir de las pruebas: ver qué significa esta prueba, qué significa que yo estoy triste: ¿por qué estoy triste? ¿Qué significa que yo en este momento estoy desolado? ¿Qué significa que estoy desolado y no puedo ir adelante? San Pablo recuerda que nadie es tentado más allá de sus posibilidades, porque el Señor no nos abandona nunca y, con Él cerca, podemos vencer toda tentación (cf. 1 Cor 10,13). Y si no la vencemos hoy, nos levantamos otra vez, caminamos y la venceremos mañana. Pero no permanecer muertos ―digamos así― no permanecer vencidos por un momento de tristeza, de desolación: id adelante. Que el Señor te bendiga en este camino ―¡valiente!―  de la vida espiritual, que es siempre caminar.

Foto: Vatican Media

Después, al saludar a los peregrinos de lengua española, el Papa ha dicho:

Queridos hermanos y hermanas:

En este ciclo de catequesis dedicado al discernimiento, hoy reflexionamos sobre la desolación. Todo lo que hacemos tiene una connotación afectiva, y es necesario reconocer —o sea, discernir— lo que “se mueve” en nuestro interior, porque Dios habla al corazón. Cuando los movimientos interiores se caracterizan por la turbación, la tristeza y las tentaciones; cuando sentimos que perdemos la esperanza y nos alejamos de Dios, estamos experimentando la desolación.

Foto: Vatican Media

Nadie quisiera tener que pasar por estos momentos de oscuridad, pero a todos nos llegan, es parte del camino. Y si sabemos “leerlos”, rezarlos y confrontarlos con un guía espiritual que nos acompañe, pueden ayudarnos a madurar y a afrontar la vida de otra manera, más “arraigados y firmes en la fe”. También es importante, cuando llega la prueba, “no hacer mudanza”, no cambiar, es decir, permanecer fuertemente unidos al Señor y no desviarnos del camino que nos conduce hasta Él. Así, con la gracia de Dios, podremos fortalecernos y seguir viviendo con mayor paz y libertad.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. El próximo martes celebramos la Solemnidad de Todos los Santos. Pidamos que, siguiendo su ejemplo de entrega a la voluntad de Dios, no nos desanimemos en los momentos de desolación, y sepamos confiar siempre en Él y en su amor infinito que no nos abandona. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Muchas gracias.

Foto: Vatican Media

En otras lenguas el Santo Padre ha manifestado:

Foto: Vatican Media

Asistimos horrorizados a los acontecimientos que siguen ensangrentado la República Democrática del Congo. Expreso mi firme reprobación por el asalto que tuvo lugar en los últimos días en Maboya, en la provincia de Kivu del Norte, donde fueron asesinadas personas indefensas, entre ellas una monja dedicada a la asistencia sanitaria. Oremos por las víctimas y sus familias, así como por esa comunidad cristiana y los habitantes de esa región que llevan demasiado tiempo extenuados por la violencia.

Y no olvidemos rezar y continuar con la oración por la atormentada Ucrania: que el Señor proteja a ese pueblo y nos lleve a todos por el camino de la paz duradera.

Mi pensamiento se dirige, por último, como siempre, a los jóvenes, los enfermos, los ancianos y los recién casados, presentes en esta audiencia de finales de octubre. A todos quisiera recomendar de manera especial el rezo del Rosario; Que esta sencilla y sugerente oración mariana muestre a cada uno el camino para seguir a Cristo con confianza y generosidad. mi bendición para todos.

Francisco


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