Papa Francisco en la Audiencia, 7-6-2023: «Misionero es quien vive como instrumento del amor de Dios, a través de su testimonio, su oración, su intercesión, para que Jesús pase»

*  «Y este es el celo apostólico que, recordemos siempre, no funciona nunca por proselitismo – ¡nunca! – o por constricción – ¡nunca! – sino por atracción: la fe nace por atracción, uno no se vuelve cristiano porque sea forzado por alguien, no, sino porque es tocado por el amor. La Iglesia, antes que muchos medios, métodos y estructuras, que a veces distraen de lo esencial, necesita corazones como el de Teresa, corazones que atraen al amor y acercan a Dios. Y pidamos a la santa – tenemos las reliquias, aquí, – pidamos a la santa la gracia de superar nuestro egoísmo y pidamos la pasión de interceder para que esta atracción sea más grande en la gente y para que Jesús sea conocido y amado»

Video completo de la transmisión en directo realizada por Vatican News de la catequesis traducida al español y de la síntesis que el Papa ha hecho en nuestro idioma

* El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, informa que, después de la Audiencia General de este miércoles 7 de junio, el Pontífice se ha dirigido hacia el Hospital Gemelli para ser sometido, bajo anestesia general, a una laparotomía y cirugía plástica de la pared abdominal con prótesis. Bruni asegura que «la operación, concertada en los últimos días por el equipo médico que asiste al Santo Padre, se hizo necesaria debido a un laparocele incarcerado que le está provocando síndromes suboclusivos recurrentes, dolorosos y que empeoran». El portavoz concluye especificando que la estancia del Pontífice en el centro sanitario durará varios días para permitir el curso normal del posoperatorio y la recuperación funcional completa 

7 de junio de 2023.- (Camino Católico)  Ante las reliquias de Santa Teresa de Lisieux y sus padres, Santa María Celia Guérin y Luis Martin, en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre ha pronunciado su decimosexta catequesis del ciclo dedicado a la pasión por la evangelización. Los misioneros, de los que Teresa es patrona “no son solo los que hacen mucho camino, aprenden lenguas nuevas, hacen obras de bien y son muy buenos anunciando; no, misionero es también cualquiera que vive, donde se encuentra, como instrumento del amor de Dios; es quien hace de todo para que, a través de su testimonio, su oración su intercesión, Jesús pase”, ha aseverado Francisco.

Foto: Vatican Media

El Papa puntualiza que este es el celo apostólico que no funciona por proselitismo o por constricción, sino por atracción. “Uno no se vuelve cristiano porque sea forzado por alguien, sino porque es tocado por el amor”, agrega. “La Iglesia, antes que muchos medios, métodos y estructuras, que a veces distraen de lo esencial, necesita corazones como el de Teresa, corazones que atraen al amor y acercan a Dios”.

El Pontífice Invitó ha invitado a pedir a la santa la gracia -aprovechando que estaban presentes sus reliquias- de superar nuestro egoísmo y la pasión de interceder, “de interceder para que esta atracción sea más grande en la gente y para que Jesús sea conocido y amado”, ha concluido.

Por otra parte, el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, informa que, después de la Audiencia General de este miércoles 7 de junio, el Pontífice se ha dirigido hacia el Hospital Gemelli para ser sometido, bajo anestesia general, a una laparotomía y cirugía plástica de la pared abdominal con prótesis. Bruni asegura que «la operación, concertada en los últimos días por el equipo médico que asiste al Santo Padre, se hizo necesaria debido a un laparocele incarcerado que le está provocando síndromes suboclusivos recurrentes, dolorosos y que empeoran». El portavoz concluye especificando que la estancia del Pontífice en el centro sanitario durará varios días para permitir el curso normal del posoperatorio y la recuperación funcional completa. En el vídeo superior de Vatican News se visualiza y escucha la catequesis traducida al español y la síntesis que el Santo Padre ha hecho en nuestro idioma, cuyo texto completo es el siguiente:

El Papa Francisco impartiendo su catequesis sobre Santa Teresa del Niño Jesús, patrona de las misiones, ante las reliquias de la santa y sus padres, Santa María Celia Guérin y Luis Martin, en la Plaza de San Pedro Foto: Vatican Media
PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Plaza de San Pedro
Miércoles, 7 de junio de 2023
Catequesis. La pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente
16.- Testigos:  Santa Teresa del Niño Jesús, patrona de las misiones
Foto: Vatican Media

Queridos hermanos y hermanas, bienvenidos ¡buenos días!

Están aquí delante de nosotros las reliquias de Santa Teresa del Niño Jesús, patrona universal de las misiones. Es hermoso que esto suceda mientras estamos reflexionando sobre la pasión por la evangelización, sobre el celo apostólico. Hoy, por tanto, dejémonos ayudar por el testimonio de Santa Teresita. Ella nació hace 150 años, y en este aniversario tengo intención de dedicarle una Carta Apostólica.

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Es patrona de las misiones, pero nunca estuvo en misión: ¿cómo se explica esto? Era una monja carmelita y su vida estuvo bajo el signo de la pequeñez y la debilidad: ella misma se definía “un pequeño grano de arena”. De salud frágil murió con tan solo 24 años. Pero, aunque su cuerpo estaba enfermo, su corazón era vibrante, era misionero. En su “diario” cuenta que ser misionera era su deseo y que quería serlo no solo por algunos años, sino para toda la vida, es más, hasta el fin del mundo. Teresa fue “hermana espiritual” de diversos misioneros: desde el monasterio los acompañaba con sus cartas, con la oración y ofreciendo por ellos continuos sacrificios. Sin aparecer intercedía por las misiones, como un motor que, escondido, da a un vehículo la fuerza para ir adelante. Sin embargo, a menudo no fue entendida por las hermanas monjas: obtuvo de ellas “más espinas que rosas”, pero aceptó todo con amor, con paciencia, ofreciendo junto a la enfermedad, también los juicios y las incomprensiones. Y lo hizo con alegría, lo hizo por las necesidades de la Iglesia, para que, como decía, se esparcieran “rosas sobre todos”, sobre todo sobre los más alejados.

Foto: Vatican Media

Pero ahora, me pregunto, podemos preguntarnos nosotros, todo este celo, esta fuerza misionera y esta alegría de interceder ¿de dónde llegan? Nos ayudan a entenderlo dos episodios, que sucedieron antes de que Teresa entrara en el monasterio. El primero se refiere al día que le cambió la vida, la Navidad de 1886, cuando Dios obró un milagro en su corazón. A Teresa le quedaban poco para cumplir catorce años. Siendo la hija más pequeña, en casa era mimada por todos, pero no “malcriada”. Al volver de la Misa de medianoche, el padre, muy cansado, no tenía ganas de asistir a la apertura de los regalos de la hija y dijo: «¡Menos mal que es el último año!», porque a los 15 años ya no se hacía. Teresa, de carácter muy sensible y propensa a las lágrimas, se sintió mal, subió a su habitación y lloró. Pero rápido se repuso de las lágrimas, bajó y llena de alegría, fue ella la que animó al padre. ¿Qué había pasado? Que, en esa noche, en la que Jesús se había hecho débil por amor, ella se volvió fuerte de ánimo – un verdadero milagro: en pocos instantes había salido de la prisión de su egoísmo y de su lamento; empezó a sentir que “la caridad le entraba en el corazón, con la necesidad de olvidarse de sí misma” (cfr Manuscrito A, 133-134). Desde entonces dirigió su celo a los otros, para que encontraran a Dios y en vez de buscar consolación para sí se propuso «consolar a Jesús, hacerlo amar por las almas», porque – anotó Teresa – «Jesús está enfermo de amor y […] la enfermedad del amor sólo se cura con amor» (Carta a Marie Guérin, julio 1890). Este es el propósito de todas sus jornadas: «hacer amar a Jesús» (Carta a Céline, 15 octubre de 1889), interceder para que los otros lo amaran. Escribió: «Quisiera salvar las almas y olvidarme por ellos: quisiera salvarles también después de mi muerte» (Carta al P. Roullan, 19 marzo 1897). En más de una ocasión dijo: «Pasaré mi cielo a hacer el bien en la tierra». Este es el primer episodio que le cambió la vida a los 14 años.

Foto: Vatican Media

Y este su celo, estaba dirigido sobre todo a los pecadores, a los “alejados”. Lo revela el segundo episodio. Teresa supo de un criminal condenado a muerte por crímenes horribles, se llamaba Enrico Pranzini – ella escribe el nombre: considerado culpable del brutal homicidio de tres personas, estaba destinado a la guillotina, pero no quiso recibir el consuelo de la fe. Teresa lo tomó muy en serio e hizo todo lo que pudo: reza de todas las formas por su conversión, para que el que, con compasión fraterna, llama «pobre desgraciado Pranzini», tenga un pequeño signo de arrepentimiento y haga espacio a la misericordia de Dios, en la que Teresa confía ciegamente. Tuvo lugar la ejecución. Al día siguiente Teresa leyó en el periódico que Pranzini, poco antes de apoyar la cabeza en el patíbulo «se volvió, cogió el crucifijo que le presentaba el sacerdote ¡y besó por tres veces sus llagas sagradas!». La santa comenta: «Después su alma voló a recibir la sentencia misericordiosa de Aquel que dijo que habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por los noventa y nueve justos que no necesitan convertirse» (Manuscrito A, 135).

Foto: Vatican Media

Hermanos y hermanas, esta es la fuerza de la intercesión movida por la caridad, este es el motor de la misión. De hecho, los misioneros, de los que Teresa es patrona, no son solo los que hacen mucho camino, aprenden lenguas nuevas, hacen obras de bien y son muy buenos anunciando; no, misionero es también cualquiera que vive, donde se encuentra, como instrumento del amor de Dios; es quien hace de todo para que, a través de su testimonio, su oración, su intercesión, Jesús pase. Y este es el celo apostólico que, recordemos siempre, no funciona nunca por proselitismo – ¡nunca! – o por constricción – ¡nunca! – sino por atracción: la fe nace por atracción, uno no se vuelve cristiano porque sea forzado por alguien, no, sino porque es tocado por el amor. La Iglesia, antes que muchos medios, métodos y estructuras, que a veces distraen de lo esencial, necesita corazones como el de Teresa, corazones que atraen al amor y acercan a Dios. Y pidamos a la santa – tenemos las reliquias, aquí, – pidamos a la santa la gracia de superar nuestro egoísmo y pidamos la pasión de interceder para que esta atracción sea más grande en la gente y para que Jesús sea conocido y amado.

El Papa Francisco rezando ante las reliquias de Santa Teresa de Lisieux y sus padres, Santa María Celia Guérin y Luis Martin, en la Plaza de San Pedro / Foto: Vatican Media

Después, al saludar a los peregrinos de lengua española, el Papa ha dicho:

Queridos hermanos y hermanas:

Dedicamos esta catequesis a santa Teresa del Niño Jesús, patrona universal de las misiones, cuyas reliquias están hoy aquí con nosotros. Su testimonio nos ayuda a seguir reflexionando sobre el celo apostólico. Teresita fue una monja carmelita descalza; desde su monasterio acompañó como “hermana espiritual” a varios misioneros, con la oración y con las cartas que les enviaba. Siguiendo el ejemplo de Jesús Buen Pastor, ella intercedía por todos, especialmente por los que estaban más alejados de Dios.

Foto: Vatican Media

Podemos preguntarnos, ¿de dónde le venía a Teresita esa fuerza misionera y ese gran deseo de interceder por los demás? El motor, tanto para la misión como para la oración de intercesión, es la caridad. Por eso se ha convertido ella en “patrona de las misiones”; porque los misioneros no son sólo los que abren caminos, aprenden nuevas lenguas, hacen obras de bien y son buenos predicadores; el misionero es el que vive, allí donde está, siendo testigo e instrumento del amor de Dios. Cada uno de nosotros está llamado a esta vocación misionera.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. En este mes del Corazón de Jesús, pidamos al Señor que haga nuestros corazones semejantes al suyo, y que seamos sus instrumentos para que Él pueda “pasar haciendo el bien”. Como santa Teresita, que vivió entregada a Dios y olvidada de sí misma, amando y consolando a Jesús, e intercediendo por la salvación de todos. Que Dios los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Muchas gracias.

Foto: Vatican Media

En otras lenguas el Santo Padre ha manifestado:

Foto: Vatican Media

Exhorto a todos a descubrir el rostro paterno y misericordioso de Dios y a experimentar el poder renovador del Espíritu Santo.

Dirijo ahora un pensamiento a los jóvenes, a los enfermos, a los ancianos y a los recién casados, inspirado por la próxima fiesta del «Corpus Domini», que celebra la Eucaristía, centro y fuente de la vida de la Iglesia. Acérquense con frecuencia y con devoción a Jesús, Pan de vida que da fuerza, luz y alegría, y Él se convertirá en la fuente de vuestras opciones y de vuestras acciones.

Mañana, a las 13.00 horas, Acción Católica Internacional propone que los creyentes de las distintas confesiones y religiones se reúnan en oración, dedicando “Un minuto por la paz”. Damos la bienvenida a esta invitación, orando por el fin de las guerras en el mundo y especialmente por la querida y atormentada Ucrania.

                                                        Papa Francisco


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