Papa Francisco / En la Audiencia General 27-12-17: «La Navidad nos empuja a acoger a Jesús y a ser un don de salvación para los pequeños y marginados»/

* «En nuestros días, estamos asistiendo a una especie de «desnaturalización» de la Navidad. En nombre de un falso respeto ante quien no es cristiano, muchas veces se esconde la voluntad de marginar la fe, eliminando todo tipo de referencia al nacimiento de Jesús. ¡Pero en realidad este evento es la única Navidad verdadera! Sin Jesús no hay Navidad; hay otra fiesta, pero no Navidad. Y si en el centro está Él, entonces también todo el contorno, es decir, las luces, los sonidos, las diversas tradiciones locales, incluidos los alimentos característicos, se combinan para crear la atmósfera de la fiesta, pero con Jesús en el centro. Si lo quitamos a Él, la luz se apaga y todo se vuelve falso, aparente»

Video completo de la catequesis traducida al español y de la síntesis que el Papa ha hecho en nuestro idioma

27 de diciembre de 2017.- (13 TV Vatican News / Camino CatólicoLa Audiencia General de este miércoles en el Aula Pablo VI del Vaticano estuvo dedicada al significado de la Navidad, y el Papa Francisco criticó con rotundidad a quienes eliminan su verdadero sentido.

“En nuestro tiempo, especialmente en Europa, asistimos a una especie de ‘desnaturalización’ de la Navidad: en nombre de un falso respeto de quien no es cristiano, que a menudo esconde la voluntad de marginar la fe, se elimina de la fiesta toda referencia al nacimiento de Jesús”.

Francisco prosiguió y dijo que en realidad el nacimiento de Jesús “es la única y verdadera Navidad”. “Sin Jesús no hay Navidad. Y si en el centro está Él, entonces todo lo de alrededor: las luces, los sonidos, las tradiciones locales, incluidas las comidas características, crean la atmósfera de la fiesta. Pero si le quitamos a Él, la luz se apaga y todo se convierte en algo falso, en solo apariencia”.

De esta manera “el Hijo de Dios se presenta también hoy a nosotros: como el don de Dios para la humanidad que está inmersa en la noche y en el sopor del cielo”.

El Pontífice criticó que el mundo de hoy prefiere“la oscuridad” y no quitarse “los propios malos hábitos”. Por eso, acoger este don, “significa convertirse cada día en un don gratuito para aquellos que se encuentran en el propio camino. Y he aquí porqué en Navidad se intercambian regalos. El verdadero don para nosotros es Jesús, y como Él queremos ser don para los demás”.

Por último, el Santo Padre destacó como en Navidad “podemos ver como la historia humana, la que es movida por los potentes de este mundo, es visitada por la historia de Dios”. “Es Dios el que involucra a aquellos que, confinados a los márgenes de la sociedad, son los primeros destinatarios de su don, es decir, la salvación llevada por Jesús”. “Con los pequeños y despreciados, Jesús establece una amistad que continua en el tiempo y que nutre la esperanza para un futuro mejor”, subrayó. “Con ellos, en cada tiempo, Dios quiere construir un mundo nuevo, un mundo en el que no haya más personas rechazadas, maltratadas y que vivan en la indigencia”.

Antes del saludo en italiano, dos figurantes vestidos de osos polares saludaron al Papa y los miembros del Golden Circus actúan para el Papa, que aplaude complacido Y les dice: «El arte circense, como la belleza siempre nos acerca a Dios. Vosotros, con vuestra arte, lleváis a la gente a Dios. Gracias por lo que hacéis». En el vídeo superior se visualiza y escucha la catequesis traducida al español y la síntesis que el Santo Padre ha hecho en nuestro idioma, cuyo texto completo es el siguiente:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy me gustaría reflexionar sobre el significado de la Navidad del Señor Jesús, que en estos días estamos viviendo en la fe y en las celebraciones.

La construcción del pesebre y, sobre todo, la liturgia, con sus lecturas bíblicas y sus canciones tradicionales, nos han hecho revivir «hoy» que «el Salvador nació para nosotros, Cristo el Señor» (Lc 2,11) .

En nuestros días, estamos asistiendo a una especie de «desnaturalización» de la Navidad. En nombre de un falso respeto ante quien no es cristiano, muchas veces se esconde la voluntad de marginar la fe, eliminando todo tipo de referencia al nacimiento de Jesús. ¡Pero en realidad este evento es la única Navidad verdadera! Sin Jesús no hay Navidad; hay otra fiesta, pero no Navidad. Y si en el centro está Él, entonces también todo el contorno, es decir, las luces, los sonidos, las diversas tradiciones locales, incluidos los alimentos característicos, se combinan para crear la atmósfera de la fiesta, pero con Jesús en el centro. Si lo quitamos a Él, la luz se apaga y todo se vuelve falso, aparente.

A través del anuncio de la Iglesia, nosotros, como los pastores del Evangelio (Lc 2, 9), nos sentimos guiados para buscar y encontrar la verdadera luz, la de Jesús que, hecho hombre como nosotros, se muestra de una manera sorprendente: nacido de una pobre jovencita desconocida, que le da a luz en un pesebre, solamente con la ayuda de su marido … ¡El mundo no se da cuenta de nada, pero en el cielo los ángeles que conocen lo que sucede exultan! Y así es como el Hijo de Dios se nos presenta hoy: como el don de Dios para la humanidad que está inmersa en la noche y en el sopor del sueño (véase Is 9,1). Y aún hoy somos testigos del hecho de que la humanidad a menudo prefiere la oscuridad porque sabe que la luz revelaría todas esas acciones y pensamientos que harían sonrojar o tener remordimientos de conciencia. Por lo tanto, preferimos permanecer en la oscuridad y no cambiar las costumbres equivocadas.

Entonces podemos preguntarnos qué significa acoger el don de Dios que es Jesús. Como él mismo nos enseñó con su vida, significa convertirse en un don gratuito para aquellos que se encuentran en el propio camino todos los días. Es por eso que en Navidad intercambian los regalos. El verdadero don para nosotros es Jesús, y como él, queremos ser un don para los demás. Y dado que queremos ser un don para los demás, intercambiamos regalos, como un signo, como un signo de esta actitud que Jesús nos enseña: Él, enviado por el Padre, fue un don para nosotros y somos dones para los demás.

El apóstol Pablo nos ofrece una clave para la lectura cuando escribe –es bello este pasaje de Pablo!!!-: «la gracia salvífica de Dios se manifestó, enseñándonos a renunciar a la impiedad y los deseos mundanos, para vivir en la vida presente con sobriedad, justicia y piedad», (Tito 2: 11-12). La gracia de Dios «apareció» en Jesús, el rostro de Dios, que la Virgen María dio a luz como cada niño en este mundo, pero que no vino «de la tierra», sino que vino «del Cielo», de Dios. De esta manera, con la encarnación del Hijo, Dios ha abierto el camino para la vida nueva, fundamentada noo en el egoísmo, sino en el amor. El nacimiento de Jesús es el gesto más grande de amor de nuestro Padre Celestial.

Y finalmente, un último aspecto importante: en Navidad podemos ver cómo la historia humana, la que mueven los poderosos de este mundo, es visitada por la historia de Dios. Y Dios involucra a aquellos que, confinados a los márgenes de la sociedad, son los primeros en recibir su don, es decir, el don de la salvación traída por Jesús. Con los pequeños y despreciados, Jesús establece una amistad que continúa en el tiempo y que nutre la esperanza de un futuro mejor. A estas personas, representadas por los pastores de Belén se les «aparece una gran luz» (Lc 2,9-12). Ellos que eran los marginados, mal vistos, despreciados, y a ellos se les da la gran noticia primero. Con estas personas, con los pequeños y los despreciados, Jesús establece una amistad que continúa en el tiempo y que alimenta la esperanza de un futuro mejor. Para estas personas, representadas por los pastores de Belén, apareció una gran luz, que los conduce directamente a Jesús. Con ellos, en todo tiempo, Dios quiere construir un mundo nuevo, un mundo en el cual ya no existen personas rechazadas, maltratadas ​​y rechazadas.

Queridos hermanos y hermanas, en estos días abramos las mentes y corazones para recibir esta gracia. Jesús es el don de Dios para nosotros y, si lo acogemos, también podemos ser un don para los demás, ser el don de Dios para los demás, antes que nada para aquellos que nunca han experimentado la atención y la ternura. Pero cuántas personas en su vida nunca han experimentado una caricia, una atención de amor, un gesto de ternura… La Navidad nos empuja a hacerlo. Así, Jesús nace de nuevo en la vida de cada uno de nosotros y, a través de nosotros, continúa siendo un don de salvación para los pequeños y marginados. Muchas gracias.

(Después, al saludar a los peregrinos de lengua española, el Papa ha dicho:)

Queridos hermanos y hermanas:

Dedico la catequesis de hoy a reflexionar sobre el significado de la Navidad. En nuestros días, estamos asistiendo a una especie de «desnaturalización» de la Navidad. En nombre de un falso respeto ante quien no es cristiano, muchas veces se esconde la voluntad de marginar la fe, eliminando todo tipo de referencia al nacimiento de Jesús. Sin embargo, el verdadero sentido de estas fiestas se encuentra en Jesús, es Él quien da sentido a todo lo que celebramos.

Nosotros, como los pastores del Evangelio, estamos llamados a buscar la verdadera luz que es Jesús, que es el don de Dios a la humanidad que se encuentra inmersa en la oscuridad de la noche. Cuando acogemos a Jesús en nuestras vidas, nos convertimos en un don para los demás. Por este motivo, nosotros los cristianos nos intercambiamos regalos, porque el verdadero don para nosotros es Jesús y, como Él, queremos ser don para los demás.

Jesús viene a este mundo y los primeros destinatarios de su venida son los pequeños y despreciados, con los que establece una amistad que continúa en el tiempo. Con ellos, en cada momento, Dios desea construir un mundo nuevo en el que no haya más personas rechazadas, descartadas ni maltratadas.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España y Latinoamérica. En estos días los animo a abrir la mente y el corazón para acoger a Jesús que es el don de Dios para nosotros, y si lo acogemos también nosotros podremos serlo para los demás, especialmente para los necesitados de atención y de ternura.

Que Dios los bendiga. Muchas gracias.

Francisco

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