Papa Francisco en Regina Coeli: “El regalo que Jesús lleva al Padre son sus llagas: Dios perdona siempre”

«Con el corazón entristecido, rezo por las víctimas de las tensiones que aún continúan en algunas regiones de Ucrania, así como en la República Centroafricana. Renuevo mi llamamiento sincero a todas las partes involucradas, para que puedan ser superados los malentendidos y se continúe con el diálogo paciente y la pacificación. María, reina de la paz, nos ayude con su intercesión maternal»

1 de junio de 2014.- (13 TV /Radio Vaticano Camino Católico) “Ir” o mejor “partir” es la palabra clave de la fiesta de hoy, afirmó el Papa Francisco en su reflexión previa a la oración mariana Regina Coeli, refiriéndose a la Ascensión de Jesús. “Jesús parte hacia el Padre y manda a sus discípulos a partir hacia el mundo.”

“Aunque no lo vemos con los ojos él está”, dijo el Papa. Permanece presente y operante con el poder y los dones del Espíritu Santo, junto a cada uno de nosotros”. Jesús resucitado está cerca de los cristianos perseguidos y discriminados y de cada hombre y mujer que sufre. El Vicario de Cristo concluyo aseverando que con Jesús también nos acompaña María, después de haber dicho que “sin la presencia del Señor y la fuerza de su Espíritu, nuestro trabajo, aunque esté bien organizado, resulta ineficaz”. En el vídeo puede visualizarse completa la alocución del Santo Padre. El texto completo de la meditación del Papaes el siguiente:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy en Italia y en otros países, se celebra la Ascensión de Jesús al cielo, que se produjo cuarenta días después de la Pascua. Los Hechos de los Apóstoles relatan este episodio, la separación final del Señor Jesús de sus discípulos y de este mundo (Cfr. Hch 1, 2.9). En cambio, el Evangelio de Mateo, refiere el mandato de Jesús a los discípulos: la invitación a ir, a partir para anunciar a todos los pueblos su mensaje de salvación (Cfr. Mt 28, 16-20). “Ir”, o mejor, “partir” se concierte en la palabra clave de la fiesta de hoy: Jesús parte hacia el Padre y manda a los discípulos que partan hacia el mundo.

Jesús parte, asciende al cielo, es decir, regresa al Padre de quien había sido enviado al mundo. Pero no se trata de una separación, porque Él permanece para siempre con nosotros, en una forma nueva. Con su Ascensión, el Señor resucitado atrae la mirada de los Apóstoles – y también nuestra mirada – a las alturas del Cielo para mostrarnos que la meta de nuestro camino es el Padre.

Sin embargo, Jesús permanece presente y operante en las vicisitudes de la historia humana con la potencia y los dones de su Espíritu; está junto a cada uno de nosotros: incluso si no lo vemos con los ojos, ¡Él está! Nos acompaña, nos guía, nos toma de la mano y nos levanta cuando caemos. Jesús resucitado está cerca de los cristianos perseguidos y discriminados; está cerca de cada hombre y mujer que sufre.¿Vosotros creéis esto? Digámoslo juntos: el Señor está con nosotros. Todos juntos. Otra vez: ¡el Señor está con nosotros!.

Jesús, cuando va al cielo, le lleva al padre un regalo. ¿Habéis pensado esto? ¿Cuál es el regalo que Jesús le lleva al Padre? Sus llagas. Su cuerpo es bellísimo, sin marcas, sin las heridas de la flagelación, pero ha conservado las llagas y cuando va al Padre le dice: mira, este es el precio del perdón que tú das. Y cuando el Padre mira las llagas de Jesús, nos perdona siempre. No porque nosotros seamos buenos, sino porque Jesús ha pagado por nosotros. Éste es el trabajo que hace Jesús hoy en el cielo. No tengáis miedo de pedir perdón, el Padre siempre mira las llagas de Jesús, mira nuestros pecados, y los perdona.

Pero Jesús también está presente mediante la Iglesia, a la que Él ha enviado a prolongar su misión. La última palabra de Jesús a los discípulos es la orden de partir: “Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las gentes” (Mt 28, 19). Es un mandato preciso, ¡no es facultativo! La comunidad cristiana es una comunidad “en salida”, “en partida”. Y ustedes me dirán: ¿pero y las comunidades de clausura? Sí, también ellas, porque están siempre “en salida” con la oración, con el corazón abierto al mundo, a los horizontes de Dios. ¿Y los ancianos, los enfermos? También ellos, con la oración y la unión a las llagas de Jesús.

A sus discípulos misioneros Jesús les dice: “Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (v. 20). Solos, sin Jesús, ¡no podemos hacer nada! En la obra apostólica no bastan nuestras fuerzas, nuestros recursos, nuestras estructuras, si bien son necesarias. Sin la presencia del Señor y la fuerza de su Espíritu nuestro trabajo, aun si bien organizado, resulta ineficaz.

Y junto a Jesús nos acompaña María, nuestra Madre. Ella ya está en la casa del Padre, es Reina del cielo y así la invocamos en este tiempo; pero como Jesús está con nosotros, camina con nosotros, es la Madre de nuestra esperanza.

(Después de rezar el Regina Coeli el Papa a dicho:)

Con el corazón entristecido, rezo por las víctimas de las tensiones que aún continúan en algunas regiones de Ucrania, así como en la República Centroafricana. Renuevo mi llamamiento sincero a todas las partes involucradas, para que puedan ser superados los malentendidos y se continúe con el diálogo paciente y la pacificación. María, reina de la paz, nos ayude con su intercesión maternal.

Hoy se celebra el Día mundial de las comunicaciones sociales, sobre el tema de la comunicación al servicio de la cultura. Los medios sociales pueden fomentar el sentido de la unidad de la familia humana, la solidaridad y el compromiso de una vida digna para todos.

Oramos para que la comunicación, en todas sus formas, sean en realidad el servicio del encuentro entre personas, comunidades y naciones: Una reunión basada en el respeto mutuo y en la escucha.

Ayer, en Collevalenza, fue proclamada beata madre esperanza, nacida en España bajo el nombre de María Josefa Alhama Valera, fundador en Italia de las siervas e hijos del amor misericordioso. Su testimonio ayuda a la iglesia a anunciar por todas partes, con gestos concretos y los periódicos, la infinita misericordia del padre celestial para cada persona.

Saludo a todos ustedes, romanos y peregrinos: escuelas, asociaciones, familias, grupos de la parroquia. En particular, saludo a los fieles en Lyon y París, los procedentes de Texas y Aulendorf (Alemania) y el grupo de italianos viven en Ulm y Neu-Ulm. Saludando a los chicos que han recibido o se preparan para recibir la confirmación, alentándolos a ser testigos gozosos de Jesús. Saludo a los coros de Palazzolo sull’oglio y Laryea. Un pensamiento especial va a muchos campistas, muy activos en la solidaridad y los ciclistas que dan vida a la iniciativa «un kilómetro por Siria». Os deseo un buen el domingo. Buen almuerzo y adiós!

Papa Francisco

Comentarios 0

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad