Papa Francisco en Vigilia de oración por JMJ: “¡Cada joven tiene algo que decir a los demás, a los adultos… a los obispos y al Papa!”

* «Y muchas veces en la vida perdemos tiempo para preguntarnos “¿Quién soy yo?”. Pero tú puedes preguntarte quién eres y hacer una vida buscando. Pero hay que preguntarse “¿Para quién soy yo?”, como la Virgen que fue capaz de preguntarse “¿para quién, para qué persona?”, para su prima, y se fue corriendo. Porque hacer un trabajo toda la vida, un trabajo que te haga pensar, que te haga sentir, que te haga trabajar: el lenguaje de la mente el del corazón y el de las manos. Y seguir adelante»

Video completo del discurso improvisado del Papa a los jóvenes traducido al español

8 de abril de 2017.- (Radio Vaticano Camino Católico)  “No es suficiente preguntarse ¿quién soy yo?, como a menudo propone la cultura dominante… Es necesario, orientar la cuestión de manera diferente y preguntarse: ¿Para quién soy yo? En efecto, la felicidad está en nuestra entrega, siguiendo el ejemplo de Jesús, que ofrece su vida por la humanidad”, lo dijo el Papa Francisco en su homilía en la Vigilia de Oración en preparación a la Jornada Mundial de la Juventud, que este año se celebra a nivel diocesano. En este marco, el Obispo de Roma encontró a los jóvenes de su Diócesis y de las otras Diócesis de la Región Lacio (Italia), en la Basílica Papal de Santa María la Mayor, la tarde del sábado 8 de abril.

En su homilía que entregó a los jóvenes, el Santo Padre indicó que,“esta vigilia de oración es la primera ocasión que tienen de participar directamente en el camino de preparación para el próximo Sínodo de los Obispos y para la Jornada Mundial de la Juventud de Panamá, que se celebrará inmediatamente después de la Asamblea sinodal”. En el video se visualiza y escucha el discurso improvisado del Papa a los jóvenes traducido al español, cuyo texto completo es el siguiente:

Queridos jóvenes, gracias por estar aquí.

Esta tarde es un doble comienzo, el comienzo del camino hacia el Sínodo que tiene un nombre largo: jóvenes, la fe el discernimiento y la vocación… El Sínodo de los jóvenes, se comprende mejor. Y también el segundo inicio: el camino hacia Panamá. Está el arzobispo de Panamá, te saludo afectuosamente.

Y hemos escuchado el Evangelio, hemos rezado, hemos cantado, hemos traído flores a la Virgen, a la madre, y hemos traído la cruz que viene de Cracovia y que mañana será entregada a los jóvenes de Panamá. De Cracovia a Panamá, y en medio el Sínodo, un Sínodo del cual ningún joven debe sentirse excluido. “Pero, hagamos el Sínodo para los jóvenes católicos, para los jóvenes que pertenecen a las asociaciones católicas y así será más fuerte”. No. ¡El Sínodo es para y de todos los jóvenes, los jóvenes son los protagonistas!, pero también los jóvenes que se sienten agnósticos, sí, los que tienen la fe tibia, sí, los jóvenes alejados de la Iglesia, sí, también los jóvenes, no sé si existan, que se sienten ateos, sí. Este es el Sínodo de los jóvenes y nosotros, todos, queremos escucharlos. ¡Cada joven tiene algo que decir a los demás, a los adultos, a los sacerdotes, a las monjas, a los obispos y al Papa! Todos necesitamos oírlos a ustedes.  

Recordemos un poco Cracovia, ahí dije dos cosas: es feo ver a un joven que se jubila a veinte años, es feo. Y también es feo ver a un joven que vive en el sillón. ¿Eh? Ni jóvenes jubilados ni jóvenes de sillón. Jóvenes que caminen, de calle, que sigan adelante, uno al lado del otro, pero viendo al futuro.  

Hemos escuchado el Evangelio, cuando María recibe ese don, esa vocación, tan grande de llevarnos el don de Dios a nosotros. Dice el Evangelio, habiendo tenido la noticia de su prima anciana que esperaba un niño y necesitaba ayuda, se fue de prisa, de prisa. El mundo de hoy necesita jóvenes que vayan de prisa. Que no se cansen de ir de prisa. Los jóvenes que tengan esa vocación de sentir que la vida para ellos les ofrecen una misión.

Y como dijo muchas veces Marialisa en su testimonio, jóvenes en camino… y contó toda su experiencia, que ha sido una experiencia en camino. Necesitamos jóvenes en camino. El mundo solo puede cambiar si los jóvenes están en camino. Pero, ¿cuál es el drama de nuestro mundo? ¿Cuál es el drama de la juventud de hoy? Que los jóvenes a menudo, son descartados. No tienen trabajo, no tienen un ideal que realizar, falta la educación, falta la integración. Muchos jóvenes deben huir, migrar a otras tierras, los jóvenes de hoy, es duro decirlo, pero a menudo son material de descarte. Esto no lo podemos tolerar. Y nosotros debemos hacer este Sínodo para decir: “Los jóvenes estamos aquí, en camino, no queremos ser material de descarte. Tenemos un valor que dar”. 

Pensaba, mientras Pompeo hablaba… en dos veces él estuvo casi al límite de ser material de descarte: a los 8 y a los 18 años. Y lo logró. Fue capaz de alzarse. La vida, cuando vemos el horizonte, también lo dijo Marialisa, siempre nos sorprende Siempre. Los dos lo dijeron.  

Estamos en camino hacia el Sínodo y hacia Panamá. Y este es un camino que es arriesgado, pero si un joven no arriesga, es un envejecido. Y nosotros tenemos que arriesgar. Marialisa habló de que después del sacramento de la confirmación se alejó de la Iglesia. Aquí en Italia se le dice a la confirmación “el sacramento del adiós”, después de la confirmación ya no se vuelve a la Iglesia. ¿Por qué? Porque muchos jóvenes no saben qué hacer. Y ella nunca se detuvo, siempre en camino, a veces por vías oscuras, sin luz, sin ideales o con ideales que no comprendía bien. Pero al final ella también lo logró. Ustedes jóvenes tienen que arriesgar en la vida. Arriesgar. Hoy tienen que preparar el futuro. El futuro está en sus manos. El futuro está en sus manos.   

En el Sínodo, la Iglesia, toda, quiere escuchar a los jóvenes. ¿Qué piensan, qué sienten, qué quieren, qué critican, de qué se arrepienten? Todo, la Iglesia necesita más primavera aún y la primavera es la estación de los jóvenes. 

También quisiera invitarlos a hacer este camino, este recorrido hacia el Sínodo, hacia Panamá, a hacerlo con alegría, con inquietud, sin miedo, sin vergüenza, hacerlo valientemente. Se necesita valentía. Y tratar de tomar la belleza en las pequeñas cosas, como dijo Pompeo. Esa belleza de todos los días, tomarla, no perder esto, y agradecer por lo que eres. “Yo soy así, gracias”. Y muchas veces en la vida perdemos tiempo para preguntarnos “¿Quién soy yo?”. Pero tú puedes preguntarte quién eres y hacer una vida buscando. Pero hay que preguntarse “¿Para quién soy yo?”, como la Virgen que fue capaz de preguntarse “¿para quién, para qué persona?”, para su prima, y se fue corriendo. Porque hacer un trabajo toda la vida, un trabajo que te haga pensar, que te haga sentir, que te haga trabajar: el lenguaje de la mente el del corazón y el de las manos. Y seguir adelante.  

Y otra cosa que me gustaría decirles: el Sínodo no será un “hablatorio”, Panamá no será un “hablatorio”, no será un circo o una cosa bella y luego adiós, me olvidé. No. Concreción, la vida a ustedes les pide concreción, en esta cultura líquida se requiere concreción.  

Después de haberlos visto a ustedes y de haber escuchado los dos testimonios, me salió decirles todo esto. Hay momentos en los que no se sabe nada. Momentos oscuros, bellos oscuros, luminosos. Pero una cosa me gustaría subrayar: nosotros estamos en el presente. A mi edad estamos por marcharnos. ¿Ah no? ¿Quién garantiza la vida?, nadie. La edad de ustedes tiene el futuro por delante. Hoy la vida les pide una misión a los jóvenes, la Iglesia les pide una misión. Me gustaría darles esta misión: volver hacia atrás y hablar con los abuelos. Hoy más que nunca necesitamos este puente de diálogo entre los abuelos y los jóvenes. El profeta Joel (en el capítulo 3 versículo 2) nos dice esto, como una profecía: “Los ancianos tendrán sueños, soñarán. Y los jóvenes profetizarán”. Es decir sacarán adelante, con las profecías, las cosas concretas. Esta es la misión que les doy en nombre de la Iglesia. Hablar con los ancianos… “Pero es aburrido, siempre dice lo mismo”. ¡No! Habla con él, preguntarle las cosas que sueñen, y, de esos sueños, toma tú para profetizar y hacer concreta esa profecía. Esa es su misión, esta es la misión que les pide hoy la Iglesia.

Queridos jóvenes sean valientes. “Padre yo he pecado muchas veces, caigo”… Pero me viene a la cabeza una canción muy linda que cantan los alpinos: “En el arte de subir, lo importante no es caer, sino no quedarse caído”. Adelante. Caes, te levantas y sigues adelante. Pero piensa en lo que ha soñado el viejo, la abuela y el abuelo, toma esto y haz el puente hacia el futuro. Muchas gracias por su valentía.  

Y en Panamá, no sé si estaré yo, pero estará el Papa. El Papa en Panamá les preguntará: “¿Hablaron con los viejos, tomaron sus sueños y los transformaron en profecías concretas?”. Esta es su misión. Que el Señor los bendiga, recen por mí y preparémonos todos para el Sínodo y para Panamá.

 

Francisco

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