Peter y Andrew Katuramu, gemelos ordenados sacerdotes, sintieron la llamada de niños al ver a otros curas: «Dios nos eligió antes de nacer para trabajar con el pueblo de Dios»

* «Admiramos la vida de los sacerdotes que vinieron a nuestros hogares, comieron con nosotros con humildad y oraron por nosotros Después de completar la escuela primaria, les dimos a conocer nuestro deseo a nuestros padres y les dijimos que queríamos unirnos a un seminario para nuestra educación»

Camino Católico.-  A inicios de febrero, dos hermanos gemelos hicieron realidad su más grande sueño de la infancia al ser ordenados sacerdotes en la Diócesis de Kasese (Uganda). El 6 de febrero, el P. Peter Katuramu Isingoma y el P. Andrew Kato Katuramu recibieron el sacramento del Orden Sacerdotal. Ambos descubrieron su vocación en el seno de su familia y la consolidaron en medio de los desafíos de la vida. El 10 de febrero, en declaraciones a ACI África, agencia del Grupo ACI, traducidas por por Cynthia Pérez, los hermanos relatan que crecieron muy unidos y que su vocación nació por admiración a otros sacerdotes que conocieron durante su infancia.

“Al crecer, mi hermano y yo hablábamos a menudo sobre nuestro sueño de convertirnos en sacerdotes católicos. Admiramos la vida de los sacerdotes que vinieron a nuestros hogares, comieron con nosotros con humildad y oraron por nosotros”, dice el P. Andrew.

“Después de completar la escuela primaria, les dimos a conocer nuestro deseo a nuestros padres y les dijimos que queríamos unirnos a un seminario para nuestra educación”, agrega.

Sin embargo, sus padres no tenían suficiente dinero para inscribirlos a ambos en el seminario y, por ello, decidieron que solo Peter lo hiciera, mientras que a Andrew lo matricularon en una escuela católica local para que completara su educación.

Posteriormente, Andrew se unió a su hermano gemelo en el seminario menor, tiempo que compartieron juntos por dos años. Durante este periodo, los padres de los gemelos pensaron que la ilusión de sus hijos de ser sacerdotes era pasajera y les recomendaron retirarse.

“En el seminario menor, nuestros padres pensaron que no tomábamos en serio nuestro deseo de convertirnos en sacerdotes y pensaron que abandonaríamos la idea para dedicarnos a otras cosas. Se sorprendieron cuando anunciamos que queríamos seguir con la filosofía”, asegura el P. Peter.

Además, en un momento, por temor a las repercusiones sociales y económicas que podría enfrentar su numerosa familia, pues tienen un hermano más y cinco hermanas, sus padres les aconsejaron que decidieran cuál de ellos abandonaría la formación para el sacerdocio.

“Algunas personas les dijeron a nuestros padres que estábamos desperdiciando nuestras vidas al unirnos al sacerdocio. Siendo los hijos mayores de nuestra familia de ocho hijos, se esperaba que nos casáramos para preservar la dignidad del clan”, afirma el P. Peter

“Nuestros padres querían que uno de nosotros se quedara en casa. Fue una decisión imposible de tomar, así que ambos fuimos al seminario mayor”, añade.

Pese a los desafíos, los gemelos iniciaron sus estudios de Filosofía, pero esta vez por caminos separados. Peter fue al Seminario Mayor Santo Tomás de Aquino en Katigondo, Diócesis de Masaka, y Andrew fue al Seminario Mayor Aloculum de los Mártires de Uganda en Gulu.

Asimismo, ambos realizaron su año de experiencia pastoral y sus estudios en Teología en distintas parroquias y seminarios.

Peter fue a las parroquias San Matiya Mulumba, en Ibanda, y Nuestra Señora de la Asunción en Nsenyi, Diócesis de Kasese; mientras que Andrew fue a la parroquia vecina del Inmaculado Corazón, en Hima, y a la parroquia San Juan Evangelista, de Bukangara.

Luego, estudiaron Teología en el Seminario Nacional de Santa María y en el Seminario Mayor de San Pablo en Kinyamasika, Arquidiócesis de Kampala.

Relatan que muchas veces era difícil distinguirlos; sin embargo, eso cambió cuando realizaron su año de experiencia pastoral. El P. Peter bromea diciendo que la cicatriz en la nariz de su hermano, que quedó después de que se lesionó durante su trabajo pastoral, ahora hace que sea más fácil para las personas diferenciarlos.

Si bien estuvieron separados durante la formación, a diario se comunicaban para hablar “sobre la importancia de ser humildes y orar, respetar a nuestros formadores como a nuestros propios padres y a los demás seminaristas como a nuestros propios hermanos”, dice el P. Andrew.

Además, se comunicaban para alentarse y perseverar en su sueño de ser sacerdotes frente al retiro de otros seminaristas. “Siempre nos hemos recordado unos a otros sobre la necesidad de ceñirnos a los programas del seminario y adherirnos a las reglas y regulaciones de la formación”, agrega.

Los gemelos se reencontraron en la Misa y ceremonia de su ordenación sacerdotal, en donde también se ordenaron a otros 10 hombres, entre sacerdotes y diáconos, un número de vocaciones alto para la diócesis africana.

“Fue una experiencia satisfactoria que me trajo mucha emoción. Asistió mucha gente y todos estaban muy felices. Muchos de nosotros fuimos ordenados sacerdotes y muchos otros diáconos. Durante muchos años, nunca había visto una cantidad tan grande de sacerdotes ordenados el mismo día en nuestra diócesis. Fue una celebración muy hermosa”, relata el P. Peter.

Por su parte, el P. Andrew dijo que su ordenación y la de su hermano no solo generó sorpresa en la comunidad por ser gemelos, sino por la particularidad de sus nombres, que recuerdan a los apóstoles San Andrés y San Pedro elegidos por Jesús.

“En la ordenación me sentí genial. Para muchos, era un misterio que los gemelos fueran ordenados sacerdotes. Sabía que Dios nos había elegido antes de que naciéramos y, al igual que Pedro y su hermano Andrés, los discípulos de Jesús por los que nuestros padres nos pusieron el nombre, de hecho fuimos elegidos para trabajar con el pueblo de Dios”, señala.

Los gemelos agradecieron los consejos que recibieron durante su formación y agradecieron el apoyo de sus padres, que lograron cambiar de actitud con el tiempo.

“Tomamos muy en serio los consejos de la gente y eso nos ayudó mucho”, explica el P. Andrew. “Hoy nuestros padres están muy orgullosos de nosotros y felices de que decidimos perseguir nuestro sueño”, dice el P. Peter.

El P. Cosmas Musungu, que fue ordenado junto a los gemelos, describe al P. Andrew y al P. Peter como unos hermanos muy humildes, respetuosos y devotos que siempre fueron inseparables.

“Los dos realmente se aman y hacen las mismas cosas, uno podría imaginar que piensan de la misma manera. Son muy trabajadores, humildes y orantes y ambos juegan fútbol”, asegura.


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