Roberto Colin, 1022 días con cáncer, aferrado a la fe y a lo que llama un hermoso silencio y preguntando: “Dios, ¿dónde estabas?”

“Recuerdo aquella noche obscura en la que pedí llorando que un milagro maravilloso me quitara mágicamente el dolor, fruto de las quimioterapias… Recuerdo haber hecho y dicho todo lo que se supone, sirva para negociar con Dios su acción Divina. Recuerdo que a pesar de todos mis esfuerzos, no pasó nada”

24 de marzo de 2016.- (Roberto Colin / Religión en Libertad  Camino Católico)  Roberto Colin Salazar pasó 1022 días luchando contra el cáncer. El 4 de marzo del 2012 le diagnosticaron la enfermedad y a día de hoy, desde hace más de un año, está curado. Todavía recuerda cuando le pedía llorando al Señor que un milagro «le librara del dolor producido por la quimioterapia». Aunque al principio de su enfermedad no veía la Mano Divina, ahora está inmensamente agradecido aDios por su «silencio de amor» y da testimonio de su lucha durante tres años contra el cáncer, tal como lo hace en el vídeo superior.

«Si alguien te dijera: ´Oye, tengo en mis manos una enorme bendición para ti, lo único que necesito es que pases 1022 días con cáncer´, ¿qué harías? Créeme, yo hubiera preguntado por otra opción en el menú».

Así comienza el testimonio escrito por Roberto Colin, que se reproduce íntegro a continuación:

El momento más duro para Roberto

El 4 de marzo del 2012 me diagnosticaron cáncer. El 14 de enero del 2015 me han dicho que todo ha valido la pena y que hoy vuelvo a recibir las riendas de mi vida, con plena libertad para dejar de desperdiciarla.

A mi lado hay gente que pasará mucho tiempo sentada en estas salas de espera, incluso gente que será llamada al abrazo amoroso de Jesús. ¿Qué determina el destino de unos o de otros? NO TENGO IDEA, pero nos hermana la inevitable sombra de la muerte y el dolor, tanto como la esperanza de encontrarnos antes o después en las habitaciones de la casa del Padre.

Hoy, recuerdo aquella noche obscura en la que pedí llorando que un milagro maravilloso me quitara mágicamente el dolor, fruto de las quimioterapias… Recuerdo haber hecho y dicho todo lo que se supone, sirva para negociar con Dios su acción Divina. Recuerdo que a pesar de todos mis esfuerzos, no pasó nada y recuerdo mi grito desesperado: ¡DIOS!, ¿dónde estabas?

Es ley de vida

La cuestión con esto, es que no se trata de una moneda de cambio ni un sistema para poder ganar puntos con Dios. Se trata más bien de una realidad que se impone por la fragilidad humana, signo inequívoco de su caducidad, pero también de su vocación al Reino.

Que jamás se nos olvide que en este valle estamos hechos de células que enferman, que mutan, que mueren y se multiplican, pero nuestra esperanza es que esas mismas células se revistan de la sangre del resucitado y se fusionen en eterno abrazo con su creador.

«¿Dónde estabas?»

Recuerdo el hermoso silencio de amor, ese silencio que no es vacío, sino amor coherente de un Padre que no actúa por control remoto, sino por acción de abandono de sus hijos.

Hoy recibimos la medalla al valor que brinda el Reino de Dios, aquellos que salimos por la puerta, sanados y los que salen enfermos. La recibimos por el mérito de no salir corriendo o no entregarnos a la desesperación. Pero sobre todo, la recibimos por el enorme amor gratuito de Dios que nos ha honrado con cada cicatriz, cada moretón y cada historia, pues gritarán por nosotros la realidad del Dios vivo y nadie podrá arrebatarnos la verdad de nuestro testimonio.

Gracias Señor, por estos 1022 días en los que pude dejar de oír de ti y empezar a sentirte en mi realidad, desbordada por tu amor.

Roberto Colin


Puedes leer la historia completa de Roberto Colin en su libro Digital “¡Dios! ¿Dónde estabas?”, seguirle en las redes sociales o visitar la web donde hace pública su historia de superación: webpplon.wix.com/robertocolinpplon

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