Samantha Butanda, fisioterapeuta: «Rezamos a Dios toda la noche porque mi madre tenía un tumor cervical y se despedía: Al amanecer vimos el milagro, había desaparecido»

* También en agosto del año 2022 también la madre de Samantha volvió a vivir un nuevo  milagro de curación física de otra dolencia cuando los médicos volvían a decír que no podían hacer nada.  La oración confiada a Dios supuso el alta de la madre: «Recuerdo que fuera del hospital me arrodillé, extendí mi mano, me cuesta mucho decirlo pero si es tu voluntad que así sea. Nadie estaba preparado para estos momento»

Camino Católico.– Samantha Butanda, tiene 26 años y vive en la ciudad de Veracruz en México. Es fisioterapeuta. Además se dedica a visitar hospitales, niños y ancianos para llevar la alegría a la gente como payaso. Cuando tenía 8 años a su madre le detectaron un tumor en la región cervical y empezó a crecer. En ese momento, Samantha pensaba que todo iba a estar bajo control. Se inicia todo el proceso médicos de pruebas y el diagnóstico es que le dieron poca esperanza de vida, pero Dios la curó milagrosamente por la oración. Y no sólo en aquella ocasión, sino que en agosto de 2022 volvió a ser sanada de otra vicisitud de salud que la llevó a ser entubada explica Samantha Butanda en su testimonio en video en el Rosario de las 11 pm. En ambos casos los médicos no daban esperanza de vida.

Estudiaba la primaria en Veracruz y recuerda cómo su madre se despedía cada día de ellos y ella se iba llorando al colegio cada vez que le daba ese mensaje su madre. “En ese momento hablaba con Dios y le decía que por favor que no se la llevara”. Era difícil cuando era tan pequeña y su madre estaba despidiéndose todos los días. “No sabía qué estaba pasando y cómo actuar. Nos hincamos de rodillas mi padre, mi hermano y yo, estuvimos orando toda la noche, pidiéndole a Dios, adorándolo y a mí se me quedó mucho esta frase: Cuando mis rodillas tocó el suelo, mi corazón tocó el cielo. Sentí que el milagro estaba sucediendo”, cuenta.

Samantha Butanda es fisioterapeuta. Además se dedica a visitar hospitales, niños y ancianos para llevar la alegría a la gente como payaso.

Su padre, al día siguiente, les despierta emocionado y el gran tumor del cuello le había desaparecido. “Los milagros suceden todos los días, nuestra vida está llena de pequeños milagros”, subraya. En la actualidad ha vuelto a vivir otro milagro. Ocurrió en agosto del 2022. Hasta la fecha todavía le sigue asombrando. Su madre de madrugada se pone mala con vómitos, su respiración empieza a cambiar y le lleva al hospital porque no tenían más familia.

“A mi madre se la veía mal, la pasan al área de urgencias. Me sentía sola pero le pedía al Espíritu Santo sentirme acompañada”, explica. Su madre empieza a delirar y el doctor le dice que a su madre la tienen que entubar. “Agarro mi cadena y yo estaba en shock”, cuenta. En ese momento, alguien tenía que firmar un consentimiento. Su padre iba de camino pero no le comentó nada para que no se preocupara de camino en el coche.

El primer pensamiento que le vino es que iba a fallecer. Vinieron sus tíos y su hermano. Y es que la conexión entre madre e hija era muy fuerte. Pensaba que estaba viviendo un sueño. Había muchas personas que estaban orando por ella.  Llega la noche y Samantha iba a dormir sola. No podía dormir y lo único que podía hacer era rezar. Pasa la noche y empieza a llegar la familia. Venían realmente a despedirse de ella.

“No puedo explicar lo que sentí. Tenía mucho miedo pero a la vez mucha paz”, cuenta. No dejaba de orar. Sólo le pedía que su madre la viera y pudiera conocer a sus futuros nietos. Un pensamiento que venía a su cabeza es que Dios no podía hacer un segundo milagro.

Su padre le dice a Samantha que fueran a la iglesia. Fue su reto más importante ya que era complicado adorar y rezar cuando tenía el corazón en mil pedazos. Hubo muchas personas que se acercaron dándoles muchas palabras de aliento. Termina la misa y les avisan que fueran rápido al hospital. “Recuerdo que fuera del hospital me arrodillé, extendí mi mano, me cuesta mucho decirlo pero si es tu voluntad que así sea. Nadie estaba preparado para estos momentos”, cuenta. Finalmente, le dieron el alta. Un segundo milagro sucedió en la vida de Samantha y no podía creerlo.


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