Shia LaBeouf, actor de Transformers, que deseaba morir, anuncia su conversión al catolicismo tras interpretar al Padre Pío: «Dios usó mi ego para atraerme hacia Él»

* «Yo no sabía nada sobre la oración, ni siquiera sabía nada sobre el silencio, ni sobre la tranquilidad. Tenía un teléfono móvil en el bolsillo que me daba todo lo que mi ego necesitaba y que estaba sonando continuamente. No sabía tampoco nada sobre la meditación. Entendía la oración solo como memorizar palabras de otro, como un actor. El hermano Álex me dijo: ‘Vete a esa capilla con el Santísimo y estate callado. Simplemente siéntate y guarda silencio’. El silencio te lleva a pensamientos de amor; los pensamientos de amor te llevan a actos de amor; y los actos de amor te conducen a la paz. Eso me impactó profundamente»

Camino Católico.-  El actor Shia LaBeouf, conocido por su papel protagónico en tres películas de Transformers, ha anunciado que se convirtió a la fe católica mientras trabajaba en su próximo filme “Padre Pío”, en el que interpreta al santo italiano. Para la producción del film, dirigido por Abel Ferrara y en cuyo reparto figura Willem Dafoe (Platoon, El paciente inglés), Shia ha estado conviviendo largamente con una comunidad de capuchinos en Italia, en la Puglia [Apulia], para empaparse del estilo de vida del santo. Esa convivencia ha sido decisiva en su transformación

A pesar de que en su infancia, LaBeouf fue influenciado por la fe judía de su madre y la fe cristiana de su padre, el actor tuvo momentos en su vida en los que no creía en Dios. Sin embargo, parece que Dios tenía planes para él al darle a su carrera un cierto empujón en una dirección muy positiva.

“No buscaba a Dios, me buscaba a mí y mi carrera. No tenía donde ir, era el último tren. No tenía donde ir… en todos los sentidos. Ahora sé que Dios estaba usando mi ego para atraerme hacia Él. Apartándome de los deseos mundanos. Todo estaba sucediendo simultáneamente. Pero no habría tenido ningún impulso para subirme a mi auto, conducir hasta [el monasterio] si no hubiera pensado, ‘Oh, voy a salvar mi carrera’”, confiesa LaBeouf en una entrevista realizada por el Obispo de Winona-Rochester (Estados Unidos), Mons. Robert Barron, en un programa de YouTube de su ministerio «Word on Fire».

Conversación completa en inglés entre el obispo Barron y Shia LaBeouf

Durante la entrevista, el actor revela que tenía pensamientos suicidas antes de empezar a grabar la película en Italia y que únicamente aceptó el papel para salvar su carrera, la cual se había visto duramente afectada por escándalos personales:

Shia LaBeouf, durante el rodaje de Padre Pio / Foto: Instagram

A sus 36 años, para LaBoeuf la película supone un regreso a los focos tras un tiempo apartado de la profesión por todo tipo de problemas personales. Fue acusado de maltrato por su novia, la cantante británica FKA Twigs, y hubo de someterse a tratamiento por sus anteriores episodios de alcoholismo y estrés postraumático.

Sobre la depresión que padecía, confesó: “Tenía un arma sobre la mesa. Yo estaba fuera de mí. Ya no quería estar vivo cuando todo esto pasó. Una vergüenza como nunca antes la había experimentado, el tipo de vergüenza que te hace olvidar cómo respirar. No sabes a dónde ir. No puedes salir y pedir un taco. Pero también estaba en ese profundo deseo de salir adelante”, cuenta.

En la entrevista, LaBeouf dice que Dios usó la película para atraerlo hacia la Iglesia, ya que el único motivo que tenía para interpretar al Padre Pío era retomar su carrera:

“Cuando llegué aquí (al monasterio), ocurrió un cambio. Era como un Three-Card Monte [juego de naipes basado en confundir al oponente, n. de l E.]. Parecía como si alguien me hubiera engañado para que lo hiciera. No de mala manera. De una manera que no pude verlo. Estaba tan cerca de él que no podía verlo. Lo veo diferente ahora que ha pasado el tiempo”, asegura.

El protagonista de Transformers también explica cómo el enfoque cristiano del arrepentimiento también fue fundamental para ayudarlo a salir de su lugar oscuro. Al tener que admitir ante sí mismo los errores que había cometido, también tuvo que aprender cuán trascendental puede ser la misericordia de Dios.

«Fue ver a otras personas que han pecado más allá de cualquier cosa que pueda conceptualizar y que también se encuentran con Cristo lo que me hizo sentir como, ‘Oh, eso me da esperanza’», comparte LaBeouf con el obispo Barron en la entrevista. «Comencé a escuchar experiencias de otras personas depravadas que habían encontrado su camino en esto, y me hizo sentir que yo también podía».

En ese tiempo, el trato con los religiosos le ha cambiado profundamente y sintió que nadie intentaba obtener nada de él.

Shia LaBeouf con algunos de los franciscanos con los que ha convivido para conocer el estilo de vida del Padre Pío / Foto: Instagram

«El padre James es como un sheriff«, comenta sobre uno de los religiosos. «No sé si le conoce», pregunta a Barron, «es como un abuelo. Su mano es enorme, a veces me la ponía en el hombro y me hacía sentir seguro sin que hablase mucho. Me integré en el grupo«.

El obispo le sugiere que estaba empezando a conocer la fraternidad católica, pero para LaBeouf es algo más, pues no sentía como que «le estuviesen intentando vender algo»: «Era compartir risas y bromas, simplemente pasar el rato. En ese momento de mi vida, yo no tenía amigos. Ellos no me pedían nada, ni siquiera hacerse fotos. Simplemente nos sentábamos a pasar el rato».

También le impactó el hermano Álex, un hombre de su generación, «súper austero, muy de oración». «Yo no sabía nada sobre la oración«, dice Shia, «ni siquiera sabía nada sobre el silencio, ni sobre la tranquilidad. Tenía un teléfono móvil en el bolsillo que me daba todo lo que mi ego necesitaba y que estaba sonando continuamente. No sabía tampoco nada sobre la meditación. Entendía la oración solo como memorizar palabras de otro, como un actor. El hermano Álex me dijo: ‘Vete a esa capilla con el Santísimo y estate callado. Simplemente siéntate y guarda silencio‘».

Él necesitaba exactamente eso, algo «simplificado» y «definido», nada «esotérico»: «Algo muy práctico, que me hiciese poner los pies en el suelo». Así descubrió que la oración es un proceso con cuatro partes: «El silencio te lleva a pensamientos de amor; los pensamientos de amor te llevan a actos de amor; y los actos de amor te conducen a la paz. Eso me impactó profundamente».

«Estoy aprendiendo a rezar el Rosario«, añade, «abre una pausa en mi cabeza. Hace la oración algo táctil, es una gran oración: me saca de lo cognitivo y me introduce en lo físico, y eso abre un paréntesis en mi continuo monólogo interior. Y lo hace presente: está aquí, lo tienes en la mano».

Uno de los pensamientos que le surgieron rezando fue el de llamar a su madre y decirle que la quiere: «¿Sabe? Mi madre no quiere saber nada de mí. Las noticias que le llegan son que maltrato a las mujeres, que le disparo a los perros… No quería saber nada de mí, no hablábamos… Pero la llamé, le dije que la quería y que yo estaba bien. Me dijo cuánto se alegraba. Y cuando colgué, sentí paz, había vencido el resentimiento y la animosidad que sentía hacia ella por no tener un amor incondicional».

Justo entonces empezó a leer las Confesiones de San Agustín, donde relata su relación con su madre Santa Mónica y sus sufrimientos por los pecados de su hijo… «Todo empezaba a encajar», se asombra Shia, quien explica que así empezó a comprender la idea cristiana del pecado y del perdón e iba saliendo de ese periodo oscuro de su vida.

A todo esto se sumó su propio estudio sobre la figura de San Pío de Pietrelcina. Sintió el peso de la responsabilidad de interpretarle, porque los franciscanos le habían pedido: «No le dejes mal. Él es lo único que tenemos».

Shia LaBoeuf, en el papel del Padre Pío celebrando misa. Foto: Venice Days

Además de la vida del fraile estigmatizado, le impresionó representarle diciendo misa. Para ello asistió a misa tradicional, la que decía el santo de Pietrelcina, fallecido en 1968: «La misa tradicional me afectó profundamente. Porque no se estaba haciendo como para venderme algo, sino como algo que me estaba introduciendo en algo muy especial. Activaba algo en mí, como que había encontrado algo».

En cuanto al latín, Shia piensa que «hay lenguajes de los que no necesitas conocer las palabras, y eso es lo que yo sentía al ver las misas del Padre Pío; experimentaba profundamente lo que allí estaba pasando, y eso es más potente que conocer todas y cada una de las palabras, porque te saca de lo intelectual y te introduce en el sentimiento y en la belleza» y no solo en el ámbito «racionalista y lógico de palabras, palabras, palabras«. «La misa tradicional me introduce en la esfera del sentimiento de lo sagrado a lo que te conectas, precisamente porque no sé lo que las palabras significan», añade.

Shia LaBeouf en el monasterio capuchino para preparar su papel como Padre Pío / Foto Instagram

LaBeouf afirma que nunca fue ateo, a pesar de que leía a los escritores antirreligiosos contemporáneos más célebres, como Christopher Hitchens o Sam Harris. Era más bien agnóstico: «Siempre había tenido alguna creencia, pero nunca una conexión. La misa tradicional me dio algo a lo que sentirme conectado. Me saca de la creencia para entrar en la conexión. Creo porque es lógico y racional creer –no es lógico ni racional ser ateo-, pero demasiada lógica y demasiada razón te sacan del sentimiento y de la conexión».

Tan conectado se siente a esa realidad, que rechazó la petición de su director, Abel Ferrara, de utilizar acento italiano al representar las misas del Padre Pío. La película se había convertido en algo demasiado personal para él como para utilizar «máscaras»: «Al practicar la misa tradicional yo vivía emociones auténticas. Imitar el acento del Padre Pío me habría sacado de algo que siento como muy personal».

Una vez que empezó su proceso de conversión, Shia pensó en el bautismo, pero descubrió que ya estaba bautizado, aunque él no lo recordaba. Le había bautizado un tío suyo.

«Fue extraordinario sentarse para una conversación tan profunda con Shia LaBeouf», confiesa Barron: «Es uno de los más convincentes actores de su generación y un hombre con una historia fascinante que contar en cuanto a su itinerario espiritual. Creo que cualquiera que esté luchando por encontrar el camino a Dios estará interesado en lo que él tiene que decir».

Las grabaciones de la película se realizaron en enero de 2022 en locaciones de Puglia (o Apulia). La película tiene previsto su estreno en el Festival Internacional de Cine de Venecia de 2022, que se llevará a cabo del 31 de agosto al 10 de septiembre.


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