* «Los peores enemigos de la oración están dentro de nosotros: herida de nuestro orgullo que se endurece en nuestra indignidad de pecadores, difícil aceptaciónLeer Más
Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos.
Más información