* «No sé vosotros, pero tengo sed de Jesús. Tengo hambre de Eucaristía. Lo quiero. Físicamente, tangiblemente. Menos de 10 días de privación por el coronavirus,Leer Más
* «Empecé a leer a Agustín compulsivamente. Devoré las Confesiones y la Ciudad de Dios, después sus cartas, sus sermones, sus Soliloquios, el Enquiridión y así. Han sobrevivido unos 5 millones de palabras deLeer Más
* «Al elevarse la Hostia, el pequeño mareo que había sentido se convirtió en un terremoto. Mi corazón se abrió en pedazos, mis ojos explotaron, yLeer Más
* «El Rosario comenzó a tener sentido para mí, por fin, y las gracias que fluyen de esta fuente contemplativa comenzaron a inspirarme como nunca antes. ComoLeer Más
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