Tema 4.- La Fe y la conversión – 1ª parte: La Fe: “Hágase en vosotros según vuestra fe” / Por Arturo López

Meditación en vídeo grabada en directo

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21 de mayo de 2013.- (Camino Católico) La meditación la realiza Arturo López Martos, laico casado y padre de dos hijos, miembro de la Comunidad Familia, Evangelio y Vida,  quien prosigue con esta cuarta  enseñanza el Seminario de Vida en el Espíritu, al final del cual se orará por la Efusión del Espíritu Santo.  Para experimentar plenamente la salvación de Dios es necesario esperarla con la seguridad que viene de la confianza en que Dios cumple lo prometido: “Hágase en vosotros según vuestra fe”, dijo Jesús a los dos ciegos que luego recobraron la vista: Mt 9, 29. Por otro lado, el esperar en Jesús significa confiar y depender solo de él, y de nadie más. La fe, dice Jeremías, «es la mano que toma la obra salvífica de Cristo y la ofrece al Padre». Es como la tubería que hace que el Agua Viva de la salvación llegue hasta nosotros. La fe se vive en cada circunstancia de nuestra vida, y de esa manera es posible experimentar en cada momento la salvación de Jesús. Por eso, recuerda San Pablo las palabras del profeta: «El justo vivirá por la fe». Rom 1,17; Ha 2,4. Es decir, vamos caminando de fe en fe, dando sucesivos pasos. Arturo López también participa de las reuniones de plegaria del grupo de oración Familia, Evangelio y Vida de la Parroquia de la Inmaculada Concepción de Vilanova i la Geltrú, Barcelona, España, donde ha sido grabada en directo esta enseñanza, el lunes 20 de mayo de 2013.

Textos complementarios para poder realizar, profundizar, y orar el Seminario de Vida en el Espíritu extraídos de «Id y evangelizad a los bautizados» de José H. Prado Flores de Editorial Rema

Tema 4.- La Fe y la conversión / 1ª parte: La Fe

Objetivo del tema: Tener un encuentro personal con Jesús Salvador, por la fe y la conversión. Hacer un acto de fe y de conversión.

Introducción al tema

Si Jesús ya nos salvó ¿por qué entonces no experimentamos todos los frutos de la salvación en nuestra vida y en nuestro mundo?

Ciertamente Él ya nos salvó y nos dio la Nueva Vida. Pero lo que hace falta es que nosotros aceptemos y recibamos lo que Jesús ya ha ganado para nosotros. Un hermano tuyo te envía un documento (testamento) donde te hereda todos sus bienes, con la única condición de que tienes que ir donde él está para tomar posesión de ellos. Él ya te los dio. Son tuyos, pero para poder hacer uso de ellos debes ir con tu hermano.

Jesús es tu hermano que te invita a participar su herencia de Hijo de Dios. Él ya te dio la capacidad de llegar a vivir como tal. Lo único que necesitas es ir a él para hacer tuya la Vida Nueva que él te ha regalado.

¿Qué debemos hacer para vivir la vida de Jesús?, le preguntó aquella multitud a Pedro la mañana gloriosa de Pentecostés. Toda esa gente se había dado cuenta de que los Apóstoles, junto con María, Vivian la vida humana de tal forma, que inspiraba a los demás a querer vivir de la misma manera.

La respuesta de Pedro fue sencilla: crean en Jesús, conviértanse de sus pecados, y entonces podrán vivir la vida del Hijo de Dios resucitado. Fe y conversión es lo único que nosotros necesitamos para vivir la vida» de Dios traída por Jesús.

A. —LA FE

La fe es el medio necesario para conectar con la salvación, pues por ella habita Cristo en nuestro corazón: Ef.3, 17.

Ciertamente solo Jesús salva, pero el medio por el cual esa salvación llega hasta nosotros es la fe:Rom 5,1-2; Hech 10,43.

Hemos sido salvados por gracia, mediante la fe,

Y esto no viene de nosotros mismos,

Si no que es un don de Dios: Ef. 2,8.

La total justificación la obtiene por Jesucristo

Todo el que cree: Hech 13,38.

Esta fe, don de Dios, es al mismo tiempo la respuesta a su iniciativa, que le dice: «si te creo, y acepto cien por ciento al que Tu enviaste a este mundo para salvarme». Es confianza, dependencia y obediencia a Jesús Salvador, muerto y resucitado que es el único mediador entre Dios y los hombres.

La fe es la certeza de que Dios va a actuar conforme a las promesas de Cristo. Por tanto, la fe no es creer en algo, sino en Alguien; y entregarse a esa persona sin límites ni condiciones. Tampoco es un asentimiento intelectual a cosas que no entendemos, sino una confianza y dependencia a Dios y su plan de salvación.

La fe ni es un sentimiento, ni se mide por la emoción, ni tampoco es autosugestión. Es una decisión total del hombre que envuelve todo su ser y compromete toda su persona.

Si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y que Dios le resucito de entre los muertos, serás salvo. Pues con el corazón se cree para conseguir la justicia y con la boca se confiesa para conseguir la salvación:  Rom 10,9-10.

Cuando Pablo habla de corazón y boca se está refiriendo tanto a lo más íntimo, como a lo más externo del hombre. Es decir, la fe tiene que ser tan profunda como manifiesta.

La fe, por tanto, nos lleva a actuar conforme a lo que creemos, cambiando nuestra forma de vivir. De otra manera no es fe, sino sentimiento, ideología o creencia.

El equilibrista

La fe en Cristo muerto y resucitado nos llevara a morir con él para resucitar con él. La fe, o se manifiesta, o no es fe. La fe que no se manifiesta seria como un fuego que no calienta ni quema. La fe, por ser fe, debe ser tanto interior como exterior.

En Nueva York se han construido dos rascacielos impresionantemente altos, a treinta metros de distancia uno del otro. Un famoso equilibrista tendió una cuerda en lo más alto de estos edificios gemelos con el fin de pasar caminando sobre ella. Antes dijo a la multitud expectante:

—»Me subiré y cruzare sobre la cuerda; pero, necesito que ustedes crean en mi y tengan confianza en que lo voy a lograr»…

—Claro que sí, respondieron todos al mismo tiempo. Subió por el elevador y ayudándose de una vara de equilibrio comenzó a atravesar de un edificio a otro sobre la cuerda floja.

Habiendo logrado la hazaña bajo y dijo a la multitud que le aplaudía emocionada.

—»Ahora voy a pasar por segunda ocasión, pero sin la ayuda de la vara. Por tanto, más que antes, necesito de su confianza y su fe en mi». 1

El equilibrista subió por el elevador y luego comenzó a cruzar lentamente de un edificio hasta el otro. La gente estaba muda de asombro y aplaudía. Entonces el equilibrista bajo y en medio de las ovaciones por tercera vez dijo:

—»Ahora pasare por última vez, pero será llevando una carretilla sobre la cuerda. . . Necesito, más que nunca, que crean en mi y confíen en mi».

La multitud guardaba un tenso silencio. Nadie se atrevía a creer que esto fuera posible…

—Basta que una sola persona confié en mí y lo hare, afirmo el equilibrista. Entonces uno que estaba atrás grito:

—Sí, sí, yo creo en ti; tú puedes. Yo confió en ti… El equilibrista para certificar su confianza, lo reto:

—»Si de veras confías en mí, vente conmigo y súbete a la carretilla…»

.. .cuando en verdad le creemos a Jesús nos subimos a su cruz, muriendo a todo aquello que no nos deja vivir. Este tipo de fe nos permite ver lo invisible y esperar contra toda esperanza, ya que todo es posible para el que cree.

El cheque

Jesús ya realizó de una vez para siempre nuestra salvación. Por la fe nosotros aceptamos, recibimos y hacemos nuestra esa salvación ya ganada por su muerte y gloriosa resurrecci6n.

Jesús ya nos ganó y nos dio la salvación. Pero nos la dio en un cheque. Por tanto, tenemos que ir a cobrarlo al Banco de la Misericordia del Padre Celestial.

— Esta firmado por el mismo Jesús. Su firma es muy sencilla: una cruz. El Padre conoce muy bien la firma de su Hijo. Nadie la puede falsificar.

— La tinta con que está escrito no es sino la misma sangre de Cristo Jesús: Los méritos de su muerte y resurrecci6n.

— La fecha: El día de hoy. Hoy es el día de la salvación. Mañana podría ser demasiado tarde. Aprovecha la oportunidad.

— La cantidad: Una Vida Nueva. Vida de hijo de Dios.

— No está «al portador» o cash, sino al nombre y apellidos de cada uno. Ningún otro lo puede cobrar por nosotros.

No se puede ni endosar ni depositar. 0 se cobra hoy personalmente o se pierde.

— El Banco de las Misericordias del Padre está abierto las veinticuatro horas. En estos momentos tú puedes manifestar tu fe en Jesús delante de su Padre.

— El cheque te lo regaló Cristo. Gratis. Es pura gracia. Para cobrarlo sólo debes tener confianza en que en verdad la muerte y resurrección de Jesús responden por la Vida Nueva que dice el cheque; que la Sangre de Cristo tiene suficientes méritos ante el Padre para otorgarnos lo que el mismo Cristo nos ganó: La Vida Nueva.

Ahora bien, la fe en que Jesús ya nos salvó, no nos permite buscar otros medios de salvación. Sería como si para subir a un edificio muy alto tratáramos de ascender por la escalera, teniendo el elevador a nuestra disposición. Jesús es ese elevador que nos lleva al Padre. Solo hay que meternos en el por la fe para que nos lleve hasta Arriba.

Para experimentar plenamente la salvación de Dios es necesario esperarla con la seguridad que viene de la confianza en que Dios cumple lo prometido: Hágase en vosotros según vuestra fe, dijo Jesús a los dos ciegos que luego recobraron la vista: Mt 9, 29. Por otro lado, el esperar en Jesús significa confiar y depender solo de él, y de nadie más. La fe, dice Jeremías, «es la mano que toma la obra salvífica de Cristo y la ofrece al Padre». Es como la tubería que hace que el Agua Viva de la salvación llegue hasta nosotros, o como el cable que transporta la fuerza de la obra de Cristo a nosotros.

La fe se vive en cada circunstancia de nuestra vida, y de esa manera es posible experimentar en cada momento la salvación de Jesús. Por eso, recuerda San Pablo las palabras del profeta: «El justo vivirá por la fe». Rom 1,17; Ha 2,4. Es decir, vamos caminando de fe en fe, dando sucesivos pasos.

Un paso no nos lleva hasta la meta, pero si nos acerca. Por tanto, es necesario que hoy demos un primer paso en fe manifestando que creemos en Dios y su plan de salvación sobre nosotros.

Expresión de fe

Vamos a manifestar nuestra fe en Dios y su obra salvífica a través de Jesucristo lleno del Espíritu Santo.

Para la siguiente profesión de fe se puede escoger alguno de los siguientes signos externos que hacen más personal la expresión de fe: de pie, extendiendo la mano derecha, con una vela en la mano, en voz alta, etcétera, ya que es necesario que la fe se manifieste. Se responde: Si, yo creo.

— ¿Crees que Dios te creó por amor y te ama como Padre?

— ¿Crees que Él está presente en el mundo y lo transforma?

— ¿Crees que Él ama a todos los hombres, especialmente a los pobres y a los pecadores?

— ¿Crees que Él tiene un plan de felicidad, paz y justicia para todos los hombres?

— ¿Crees que Él Bien siempre triunfara sobre el Mal?

— ¿Crees en que todos los hombres somos hijos del mismo Padre?

— ¿Crees que tanto amó Dios al mundo que le envió a su Hijo único, no para condenarlo, sino para salvarlo?

— ¿Crees que Jesús, Hijo único de Dios y único Mediador entre Dios y los hombres, es capaz de salvar al mundo?

— ¿Crees que en su muerte en la cruz murió también el pecado?

— ¿Crees que resucitó y está vivo para siempre?

— ¿Crees que tiene todo poder en el cielo y en la tierra?

— ¿Crees que Jesús es la única respuesta y solución efectiva para los problemas del mundo?

— ¿Crees que hoy y aquí, Jesús puede dar sentido a tu vida? — ¿Crees en el Espíritu Santo, fuente de Nueva Vida?

— ¿Crees que el Espíritu Santo todo lo transforma y santifica?

— ¿Crees que dirige a los creyentes y se hace presente en el amor?

— ¿Crees en la unidad y santidad del Cuerpo de Cristo?

— ¿Crees en que la madre de Jesús es también nuestra madre?

— ¿Crees que todo concurre para bien de los que aman a Dios?

— ¿Crees que todo lo que haces a un hermano necesitado lo haces al mismo Jesús?

— ¿Crees que un día participaras plenamente de la resurrección de Jesús?

— ¿Crees que Jesús regresara triunfante a la tierra? 

José H. Prado Flores

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