Teresa Gil Poy, catedrática de Literatura, viuda y abuela de siete nietos, profesa como carmelita a los 73 años: «¡Tenía unas ganas de decirle sí al Señor públicamente!»

* Durante 40 años, esta catedrática de Literatura enseñó la poesía de los místicos españoles en el instituto. Al enviudar descubrió que Dios le llamaba para ser esposa de Cristo. Un nieto es seminarista. Ana, otra nieta, ha ingresado en las Hermanitas del Cordero y le dijo a Teresa: «Abuela, es broma que te vas de monja, ¿no?»

* «Quería ser esposa, y después de haber sido esposa de un marido impresionante que me regaló Dios, me sentí llamada a ser esposa del mismo Cristo, algo mejor aún»

10 de octubre de 2012.- (Pablo J. GinésReligión en Libertad / Camino CatólicoTeresa Gil Poy, a sus 73 años, ha superado los 5 años de postulanta y novicia y ya es monja carmelita. Como sus místicos y poetas preferidos. Siempre fue «fan» de Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. También lo era su marido, Lucio Mas. Ambos fueron durante muchos años catedráticos de Literatura de instituto. Se conocieron estudiando Filología románica, fueron de viaje de novios a la ruta de Santa Teresa, por Ávila y Salamanca.

«Cuando empezamos a dar clases, en los años 70, en la Transición, todo lo que sonara a mística era rechazado por muchos profesores que la pasaban por alto en su asignatura de literatura»,recordaba al semanario «Paraula», del arzobispado de Valencia. «Al ser especialistas los dos, y ante la agresión que sufría la poesía mística, nos ilusionamos por recuperarla en las clases y fue algo que nos unió aún más».

Tuvieron dos hijos. Lucio murió de un infarto a los 63 años. «Ya desde el funeral pedí a todos que diéramos gracias por todo lo que Dios nos había transmitido a través de mi marido, que no me dieran el pésame, sino que rezaran por mí».

Y el 14 de septiembre de 2007, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, sintió la vocación. «Quería ser esposa, y después de haber sido esposa de un marido impresionante que me regaló Dios, me sentí llamada a ser esposa del mismo Cristo, algo mejor aún».

«Abuela, es broma que te vas de monja, ¿no?»,le preguntó su nieta mayor, Ana, hace cinco años, cuando supo de la vocación de Teresa. Pero no era broma. Y el pasado 30 de septiembre, pasados los años de novia, el arzobispo Carlos Osoro, en el monasterio valenciano de San Juan de la Cruz, en Villar del Arzobispo, presidía la ceremonia de sus votos en la que tomaba un nuevo nombre: Teresa de Cristo Crucificado.

Su nieta Ana no pudo asistir… ¡porque está iniciando su postulantado en Francia la congregación de las Hermanitas del Cordero! Otro de sus siete nietos, José, se prepara para ser sacerdote en el seminario de Moncada, y está ya en cuarto curso. ¿Contagió la abuela a los nietos? Sí acudieron a la celebración numerosos feligreses de la que había sido su parroquia en Valencia, San Miguel y San Sebastián, y miembros de comunidad neocatecumenal.

«¡Tenía unas ganas de decirle sí al Señor públicamente!»,explicaba a Paraula. Cita con convicción a Karl Rahner: «el cristianismo del siglo XXI será místico o no será!» Y añade: «escoger la vida contemplativa no es escoger la ruptura, ni los muros que cierran, sino la libertad que abre a una comunión con todas las otras realidades del mundo desde la oración».

Comentarios 0

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad