Una experiencia mística convirtió a la «Mrs. Wilson» real que da nombre a la serie: Enviudó, descubrió los engaños de su marido que era bígamo múltiple y se refugió en Dios

* «En el momento de la Primera Comunión, sentí que Él llegaba… Vino con el sacerdote, acercándose lentamente, luminosamente pero sin luz. Primero fui consciente de una intensa fragancia… y con ella un calor como ninguno en la tierra. Me envolvió y tocó mi carne; más ligero que una pluma, más dulce que cualquier sensación conocida, crecía en intensidad a medida que Él se acercaba. Fue un toque humano, deificado, que transmitía a mis sentidos una delicadeza y una ternura infinitos de origen divino, extasiándolos cuando se rendían a la dulzura que los esclavizaba. Fue el toque del Divino Amante, Jesús… Fui envuelta y abrazada en Amor»

[Este artículo no contiene spoilers. Se recogen solo detalles generales del argumento provenientes de la propia promoción de la serie Mrs. Wilson o de la historia real en la que está basada.]

Camino Católico.-  Mrs. Wilson, de Filmin, nominada a cuatro premios Bafta (entre ellos, el de mejor miniserie) a raíz de su estreno en noviembre pasado en el Reino Unido –en español llegó en primavera-, ha dado a conocer una historia real sorprendente y desgarradora: la de Alison Wilson, una mujer que a raíz de la muerte de su marido, a quien conoce en el contexto del espionaje británico durante la Segunda Guerra Mundial, descubre que en realidad tenía varias esposas e hijos. Se da la circunstancia de que a Alison la interpreta su nieta en la vida real, una actriz bien conocida, Ruth Wilson (Anna Karenina, Al encuentro de Mr Banks, El llanero solitario, Suite francesa), quien ha aportado muchas claves sobre las convicciones religiosas de su abuela. Lo explica Carmelo López-Arias en Religión en Libertad.

Pero antes es preciso conocer la historia. En 1940, Alison Wilson (1920-2005), apenas una veinteañera, entró al servicio de la inteligencia británica como secretaria del coronel Alexander (Alec) Wilson (1893-1963), del MI6, treinta años mayor que ella. Al poco se casaron y tuvieron dos hijos antes de la conclusión de la Segunda Guerra Mundial, Gordon y Nigel, padre de Ruth, la actriz protagonista de la serie.

Alec y Alison en los años cuarenta, cuando se conocieron y se casaron. Foto: Familia Wilson.

En 1963, Alec, quien se había ganado la vida de maneras muy diversas, pero era conocido sobre todo como escritor de novelas de espías (hasta 27 publicó, algunas con pseudónimo), falleció de un ataque al corazón.

A raíz de su muerte, Alison descubrió que su marido era un bígamo múltiple: con distintos nombres, llegó a tener dos esposas antes que ella y una durante su propio matrimonio, y cinco hijos además de los dos suyos. Ninguna de esas familias sabía de la otra y habían sido engañadas con relatos fantasiosos. No es fácil reconstruir cronológicamente todas esas historias, y hay muchos puntos oscuros en la vida de Alexander, sin que sea fácil dilucidar si fue un estafador, un mentiroso patológico o un agente encubierto, o todas esas cosas a la vez.

En cualquier caso, para Alison el descubrimiento supone un drama estremecedor. Durante un tiempo intenta salvar la memoria de su marido y proteger a sus jóvenes hijos de la verdad («no podía destruir el amor y el respeto que tenían por su padre», escribiría luego), hasta que, pasado un tiempo, sumida en una gran angustia ante el correr de los acontecimientos, se la revela. Al morir ella en 2005, Gordon y Nigel encontraron, entre sus papeles, unas memorias que se convirtieron en libro (Before & After [Antes y después]) que ella les había dado a conocer parcialmente en 1992. Son la fuente principal de la serie, porque los servicios secretos británicos mantienen todavía hoy su expediente como confidencial.

En la serie queda bien patente la inquietud religiosa de Alison. Se habían casado por la Iglesia, pues aunque ella no era católica, Alec, al menos en la versión de Alec con la que había contraído matrimonio, sí… además de, en sus propias palabras, «agradable, educado, tierno, tranquilo, abstemio».

Habían educado a sus hijos como católicos, y ella siempre había deseado serlo también. Tras un breve periodo de formación, pocos meses después de la muerte de su marido, Alison fue recibida en la Iglesia, lo cual fue un momento transformador en todos los sentidos.

Ella no solo vivía con la amargura lógica las mentiras de su marido, sino que las veía en una perspectiva sobrenatural, con el temor de que su muerte repentina hubiese sido «impenitente» y con un sacrilegio -su propia boda- en la conciencia: «Entonces comprendí que el pecado es la única tragedia real», explica en sus memorias, según recoge Francis Phillips en el Catholic Herald.

En el momento de la Primera Comunión, Alison tuvo una profunda experiencia mística, que describe así: «Sentí que Él llegaba… Vino con el sacerdote, acercándose lentamente, luminosamente pero sin luz. Primero fui consciente de una intensa fragancia… y con ella un calor como ninguno en la tierra. Me envolvió y tocó mi carne; más ligero que una pluma, más dulce que cualquier sensación conocida, crecía en intensidad a medida que Él se acercaba. Fue un toque humano, deificado, que transmitía a mis sentidos una delicadeza y una ternura infinitos de origen divino, extasiándolos cuando se rendían a la dulzura que los esclavizaba. Fue el toque del Divino Amante, Jesús… Fui envuelta y abrazada en Amor«.

Ella pudo musitar de corazón las palabras «Jesús, perdónale» y aceptar la realidad: «A [en sus memorias, se refiere a Alec como A] ya no era responsabilidad mía. Me había dejado para ir hacia la misericordia de ese amor inefable». Y ante Dios reconoció con tristeza su propia complicidad en el pasado «con un amor desordenado hacia una persona, hasta la exclusión de Dios«.

Tras esta intensa vivencia del amor de Dios, Alison se unió al Instituto Secular Servita y empezó a estudiar Teología en el Heythrop College de la Universidad de Londres y a leer a los escritores espirituales cristianos.

Su nieta ha tenido muy en cuenta esta conversión religiosa a la hora de empaparse de su papel. «Ella encontró a Dios después de aquello», explicó Ruth a la BBC en referencia al descubrimiento de la múltiple y oculta vida de su marido: «Llegó a la conclusión de que todo su sufrimiento con Alec la había conducido hasta Jesús. No creo que sea competencia nuestra juzgar la experiencia de las personas, sino solo intentar comprenderlas. Creo que la gente encuentra su camino en la tragedia. Ella encontró ese camino a través de Dios. Una vez que comprendes la historia, comprendes que alguien como Alison podía buscar algo más que la ayuda y la confianza humanas».

Ruth se siente feliz de haber dejado constancia en la serie de esa entrega a Dios de su abuela, aunque no con la profundidad con la que el catolicismo está presente en sus memorias: «Creo que se sentiría feliz con lo que hemos hecho, no negando esa parte de su vida». Era una apuesta arriesgada, pues el atractivo comercial de la serie residía, más que en la conversión posterior, en el drama personal y en la historia de intriga en torno al pasado de Alexander. Sin embargo, la fe de Alison queda reflejada y la serie fue muy bien recibida.

Todos los descendientes de Alexander Wilson se reunieron en 2018. En el centro, sus cuatro hijos que aún viven. Los dos del medio son Gordon y Nigel, los hijos de Alison. Ruth está en la última fila, la séptima por la izquierda. Foto: BBC.

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