Una hostia “sangra” cuando era adorada en una casa de recuperación de adictos en Argentina y claman milagro

“Me puse a rezar, a alabar a Dios, y cuando levanté la vista vi que de la eucaristía venía cayendo una gota de sangre y me largué a llorar, porque no sabía qué hacer. Abrí la puerta, llamé a los chicos, estuvimos haciendo alabanza, seguimos rezando. Nunca había visto algo así. Eso me dio una alegría inmensa en mi corazón. Quería irme y rezando le había dicho a Dios que no confiaba más en él, no era yo el que estaba en mí, le pedía que me devuelva la confianza que había perdido. No estaba creyendo que él estaba ahí, en la hostia, le pedía que me demuestre que era verdad, que estaba ahí… y pasó eso”

17 de abril de 2017.- (Camino Católico) La imagen es conmovedora. Se escucha a un grupo de jóvenes aplaudiendo con entusiasmo y cantando con emoción: “El espíritu del Nazareno… el espíritu del nazareno”. Sobre el altar, una sencilla imagen de la Virgen detrás de una custodia que contiene una hostia consagrada. Frente al pequeño vidrio que la protege una mancha color sangre. Una gota que escurrió y se alargó. Son escenas del breve video que ofrecemos del momento en que, en una humilde capilla argentina, ocurrió lo que hoy muchos fieles consideran un milagro. Pero el obispado local mantiene la prudencia y decidió mandar a analizar la forma consagrada.  

El hecho tuvo lugar esta semana, en una sala usada a forma de oratorio dentro de una casa de recuperación de adicciones en San Miguel, localidad de la diócesis de Rafaela, en la céntrica provincia de Santa Fe. Este martes 11 de abril, algunos jóvenes participaban de una adoración al santísimo sacramento mientras ocurrió el fenómeno. Quienes lo presenciaron, aseguran que la hostia comenzó a “sangrar”, y la gota color rojo intenso comenzó a deslizarse por el vidrio. 

Varios jóvenes estaban arrodillados directamente en el piso. En el altar, sobre simples platitos, habían sido colocadas las velas para acompañar a la custodia. Atrás, sobre la pared blanca, dos grandes rosarios de madera, un cuadro del beato indígena Ceferino Namuncurá y una estampa del Padre Pío de Pietrelcina.  

Uno de los muchachos internos, originario de la provincia del Chaco, contó más detalles. Explicó que, preso de una crisis personal, había decidido abandonar su programa de rehabilitación, que lleva adelante desde hace 10 meses. Estaba decidido a hacerlo justo después de su hora de adoración al santísimo. Faltando 20 minutos ocurrió lo impensable.   

“Me puse a rezar, a alabar a Dios, y cuando levanté la vista vi que de la eucaristía venía cayendo una gota de sangre y me largué a llorar, porque no sabía qué hacer. Abrí la puerta, llamé a los chicos, estuvimos haciendo alabanza, seguimos rezando. Nunca había visto algo así. Eso me dio una alegría inmensa en mi corazón. Quería irme y rezando le había dicho a Dios que no confiaba más en él, no era yo el que estaba en mí, le pedía que me devuelva la confianza que había perdido. No estaba creyendo que él estaba ahí(en la hostia ndr), le pedía que me demuestre que era verdad, que estaba ahí… y pasó eso”, contó a la prensa argentina. 

¿Qué pasó entonces? “Todos empezamos a alabar a Dios, empezamos a cantar. Uno lloraba, el otro se reía. Trajimos guitarra, cánticos, saltos, seguimos rezando y rezando. Eran las 10 de la noche, después las 12 y seguíamos rezando. Llegó el obispo y vio lo que había pasado, hicimos un rosario a María y ahora va a llevar tiempo, hay que tener paciencia. Para ver si es un milagro de Dios o no”, siguió.  

Ahora el joven dice sentirse mucho mejor, con ganas de seguir su tratamiento porque comprendió el mensaje. Entendió que, en verdad, Jesús está ahí.“Me hacía falta creer en él”, apuntó.  

“Habiendo tomado conocimiento de que una hostia consagrada, mientras era adorada sobre el altar, presentó signos de una sustancia que, aparentemente, es sangre, el obispo de nuestra diócesis monseñor Luis Fernández, acompañado por el presbítero Alcides Suppo, se hizo presente en el lugar para contemplar lo sucedido y hablar con las personas que allí se encontraban”,indicó un comunicado del obispado de Rafaela.  

Recordó que la Iglesia católica, en estos casos y otros similares, pide que, con prudencia y mesura, se juzgue el acontecimiento con el objetivo de brindar luz y dar certeza de lo sucedido. Estableció que, a lo largo de la historia, la Iglesia “ha recibido el testimonio de la presencia real y substancial de Jesucristo en la eucaristía, bajo esta forma tan singular de manifestación”. Pero aclaró que los casos “no han sido nada comunes ni sencillos de discernir”. 

Por eso, continuó, y siguiendo el procedimiento recomendado por la Iglesia, el obispo retiró de la exposición pública la hostia en cuestión, reservándola convenientemente, y ordenó que se inicie el “camino de discernimiento” necesario para que, a su debido tiempo, se llegue a conclusiones ciertas.  

Precisó que cualquiera sea el resultado de tal investigación, se debe utilizar este tiempo para renovar la fe y devoción en el milagro más grande: la presencia real de Jesucristo en cada celebración de la misa.  

“Conforme se vaya haciendo la investigación correspondiente, se darán a conocer las conclusiones. Mientras tanto, se recomienda la prudencia y el respeto del caso, del lugar y las personas que fueron testigos de tal acontecimiento, especialmente teniendo en cuenta que se trata de un lugar que requiere el silencio y la sobriedad como parte importante del proceso de quienes allí habitan y trabajan. Invitamos a poner la mirada creyente en el Misterio Pascual que celebramos en estos días, centro de nuestra fe, y que acompaña de manera cotidiana el caminar de nuestro pueblo”,concluyó. 

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