Verónica Stoberg Tejo quedó en estado de coma 3 meses y su curación milagrosa hará santo al sacerdote Faustino Miguez

“Medicamente no podría explicar todo lo que pasó, pero la gravedad según los médicos, era que tenía un 2% de sobrevivir y si yo salía del coma, saldría en estado vegetal (…) Para mí es un orgullo estar en Roma el próximo 15 de octubre y representar a todas las personas que estuvieron conmigo sufriendo y que con la gracia de Dios se convirtió en una gran felicidad. Espero ser una luz de esperanza para tantos que se cuestionan todo y no ven lo simple que es entregarse a Dios”

21 de mayo de 2017.- (Iglesia Cl. / Camino católico)   El beato español Faustino Miguez (1831 -1925) será canonizado el próximo 15 de octubre en El Vaticano. El milagro que ha aprobado la junta médica de la Congregación para la Causa de los santos, es la curación inexplicable de la chilena Verónica Stoberg Tejo, a quien con 36 semanas de embarazo se le diagnosticó muerte cerebral.Una preeclampsia y Síndrome de HELLP (alteración de la encima hepática con encefalopatía hipertensiva y hemorragia abdominal masiva con alta posibilidad de mortalidad) y estado de coma grado 3 en la escala de Glasgow, fue el diagnóstico que entre el 10 y 13 de septiembre de 2003, recibió la familia de Verónica Stoberg. En el video superior se visualiza y escucha el testimonio de la propia Verónica.

Al saber la gravedad del hecho, se comunicó con su esposo y familiares para contarles que clínicamente ya no había nada más que hacer, que su vida terminaría en unos días. Paralelamente, la comunidad del colegio Divina Pastora de La Florida, donde Verónica era catequista y apoderada de dos de sus cuatro hijos, inició una cadena de oración. Se trataba de una Novena al Padre Faustino Miguez, por entonces beato en proceso de espera de un milagro para ser canonizado). La madre superiora, hermana Patricia Olivares, llevó también una reliquia hasta la sala de Verónica y uno de los médicos que la atendió.

Con el paso de las horas y los días, sin explicación médica, la situación cambió. La hemorragia cesó y los parámetros analíticos se normalizaron, la gravedad empezó a disminuir y -lo que fue aún más asombro para la comunidad médica- el daño cerebral desapareció por completo.

El 14 de septiembre de 2007 se solicita autorización al Arzobispo de Santiago para introducir el milagro y abrir el proceso en el Tribunal Eclesiástico de la arquidiócesis de Santiago de Chile, hasta que el 31 de mayo de 2010, la Santa Sede decreta la validez del milagro. El 10 de diciembre de 2015, el Consejo de Médicos de El Vaticano declara el milagro, en que se ratifica que la curación de Verónica Stoberg puede ser atribuida a un milagro por intercesión del Beato Faustino Miguez. Finalmente, el 22 de diciembre de 2016, fue promulgado por el Papa Francisco el Decreto en el que se aprueba el milagro realizado por el padre Faustino Miguez en el año 2003.

Verónica y su familia, además de la comunidad del colegio Divina Pastora y los Escolapios, viajarán el próximo 15 de octubre de 2017 a Roma, donde el padre Faustino será desde entonces llamado San Faustino Miguez.

Verónica Stoberg: “la gravedad según los médicos, era que tenía un 2% de sobrevivir”

«El 10 de septiembre de 2003 es un día muy significativo para mí y para mi familia. Ese día fue el día en que nació mi hijo Sebastián, pero ese nacimiento no fue como todos los otros, fue bastante trágico. Comencé con un fuerte dolor en el abdomen y ese dolor me comenzó a asustar porque iba en aumento en vez de parar. Yo lo comparaba con los típicos dolores de cuando comienza el parto, en cambio, este iba en aumento cada vez más hasta el punto de hacerme gritar de dolor.

Mis hijos estaban asustados y le pidieron a mi vecino que me tomara la presión y ahí se dieron cuenta que estaba demasiada alta. Cuando mi esposo me ve en esas condiciones, me toma en brazos y me sube al auto y nos vamos a la clínica. Era tanta la desesperación y el dolor que a veces perdía la conciencia.

Mi esposo manejaba desesperadamente y mi vecino iba con un pañuelo avisando que íbamos de emergencia y cuando daba luz roja, mi esposo se tiraba en contra del tránsito. Cuando llegamos a la clínica ahí yo me desmayé y perdí la conciencia y no desperté hasta tres meses después (…)

Medicamente no podría explicar todo lo que pasó, pero la gravedad según los médicos, era que tenía un 2% de sobrevivir y si yo salía del coma, saldría en estado vegetal (…) Para mí es un orgullo estar en Roma el próximo 15 de octubre y representar a todas las personas que estuvieron conmigo sufriendo y que con la gracia de Dios se convirtió en una gran felicidad. Espero ser una luz de esperanza para tantos que se cuestionan todo y no ven lo simple que es entregarse a Dios»

José Luis Troncoso, Gíneco obstetra que atendió a Verónica: «Para mí tengo que decirlo esto fue un milagro»

«El caso de Verónica Stoberg es un caso que no voy a olvidar nunca en mi vida profesional. Le había atendido sus tres partos anteriores y estaba cursando el cuarto. Habíamos llegado hasta la semana 33 sin ningún problema. El feto crecía bien y ella no tenía complicaciones (…)

Me llama por teléfono una vecina a las 36 semanas y me dice que Verónica estaba con mucho dolor, semi inconsciente y con una presión de 180 -120. Cuando escuché esto, le dije que inmediatamente partiera a la clínica. Llamé a todo mi equipo, supuse lo que venía y preparé pabellones. Estaba con un cuadro de presión severísimo, una preeclampsia, una complicación que se llama Síndrome de HELLP, que es compromiso de distintos órganos y entramos a una cesárea de urgencia.

Lo primero que me di cuenta era que tenía sangre en el abdomen y ahí calcule que tenía comprometido el hígado. Sacamos la guagua (el bebé) y nos dimos cuenta, y no es broma, que tenía el hígado roto.

Al otro día y tampoco me voy a olvidar, me llaman y me dicen está con muerte cerebral. Yo no lo podía creer. Pero no sé y no me pregunten por qué, pero en una iluminación, les digo «llévenle la guagua y póngansela al pecho» y la paciente sintió la guagua y la abrazó. Es una escena que no voy a olvidar nunca. La paciente seguía grave en la UCI, sangraba.

Al tercer día, nos llama el jefe de la UCI y nos dice qué vamos a hacer. Hicimos una junta médica y dijimos aquí no tenemos nada más que hacer (…) Cada uno se encomendó a sus creencias y yo pensé «la Verónica se nos va a morir». No me pregunten qué pasó, pero en 12, 24 horas, esto se fue revirtiendo. Yo no tengo explicación, era una paciente que no teníamos nada más que ofrecerle (…)

La parte critica fue superada, pero no hay una explicación científica y están los registros y todo (…) Se recuperó, se salvó. Posteriormente, me comentan que la familia se había encomendado al padre Faustino y me dicen que me va a entrevistar un médico de El Vaticano para cotejar todo y le conté todo y fueron varios testimonios y no solo el mío. Finalmente por lo que me han contado y sé, se constituyó lo que es un milagro y yo creo que lo fue. Para mí tengo que decirlo esto fue un milagro».

Madre Patricia Olivares: “llevé la reliquia original que tenía un trozo de hueso de un dedo y  se lo ponía “por todos lados”

«Cuando yo vi a Verónica, la verdad que no la reconocí. Estaba muy hinchada, llena de cables por todos lados. Para mí fue un impacto tremendo, ella estaba muerta, inconsciente. Igual yo le hablaba, le oraba, igual le decía que estábamos rezando por ella (…)

Ya al tercer día de estar internada, volví a llevarle la reliquia, porque en una primera instancia le había puesto la reliquia que era una medalla con un trozo de tela del padre Faustino, que era de un hábito. Esta vez le llevé la reliquia original que tenía un trozo de hueso de un dedo y ese día se lo llevé y se lo ponía en el pecho, en su cabeza, por todos lados (…) En este milagro yo veo la grandeza de Dios, para la gente que no tiene esperanza, que no cree y viendo a Verónica como está hoy y tal como fue su recuperación, le doy gracias a Dios»

Cardenal Ricardo Ezzati, Arzobispo de Santiago: “Nada es imposible para Dios”

«Una mamá esperando a su criatura, que vive un momento trágico en su vida, despachada por los médicos y que gracias a la oración del beato Faustino, recobra la salud, sigue viviendo en su comunidad familiar, junto a la criatura que engendró y que participarán en el mes de octubre en la canonización que se realizará en la plaza de San Pedro, es una muy buena noticia para Chile y una muy buena noticia para las mamás que esperan con amor a un hijo y que enfrentan también a veces situaciones difíciles. Nada es imposible para Dios y aquí tenemos algo que parecía imposible para los hombres y que fue posible para Dios».

¿Quién era el padre Faustino Miguez?

El padre Faustino Miguez nació el 25 de marzo de 1831 en la aldea gallega de Xamirás, Orense, España. Fundó entre otros proyectos educativos el Instituto Calasancio Hijas de la Divina Pastora en 1888, donde pasó los últimos años de su vida. Se destacó como un gran educador y defensor infatigable de la libertad de enseñanza, convencido de que el camino para renovar la sociedad y lograr la felicidad humana era la educación. Falleció el 8 de marzo de 1925 a los 94 años de edad en Getafe, España.

El Papa Juan Pablo II en la homilía de su beatificación dijo: «que en la escuela y en la calle, en el confesionario y en el laboratorio, el padre Faustino fue transparencia de Cristo que acoge, perdona y anima. Su ejemplo luminoso entretejido de oración, estudio y apostolado se prolonga hoy en el testimonio de sus hijas y de tantos educadores que trabajan con denuedo e ilusión para grabar la imagen de Jesús en la inteligencia y el corazón de la juventud».

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