Vicente Jiménez, arzobispo de Zaragoza, en homilía de la solemnidad de la Virgen del Pilar: “Contemplar a la Virgen como Madre de misericordia en preparación del Jubileo”

“La misericordia es, al mismo tiempo, un don de Dios y una tarea nuestra, a través de la cual nuestro mundo, frecuentemente oscuro y frío, se vuelve un poco más luminoso y cálido, digno de ser vivido y amado. La misericordia es el reflejo de la gloria de Dios y la síntesis que se nos ha dado del mensaje de Jesucristo y que, a su vez, debemos dar para la salvación del mundo”

12 de octubre de 2015.- (13 TV  / Camino católico)  Vicente Jiménez Zamora, arzobispo de Zaragoza, al presidir la misa solemne en Catedral Basílica de la Virgen del Pilar, ha subrayado en su homilía tres aspectos: “Hoy es un día para: celebrar su presencia entre nosotros; para contemplar a la Virgen como Madre de misericordia en preparación del futuro Jubileo extraordinario convocado por el Papa Francisco; y para sentir a la Virgen del Pilar como Madre y Estrella de la nueva Evangelización”. En el vídeo se visualiza y escucha la homilía del arzobispo de Zaragoza, cuyo texto completo es el siguiente:

Dios te salve, Virgen y Madre del Pilar. Una multitud de hijos se acercan jubilosos a ti. Con fe te alabamos, con amor te honramos, con esperanza acudimos ante tu santa Columna y bendita Imagen.

Saludo con particular afecto a mis hermanos arzobispos y obispos.
Al Cabildo Metropolitano y sacerdotes.
A los miembros del Ayuntamiento de la ciudad de Zaragoza.
A las excelentísimas e ilustrísimas autoridades civiles y militares, e Instituciones.
A los miembros de vida consagrada y fieles laicos.
A la Capilla de Música y corales.
A todos los que participan  en nuestra Eucaristía, a través de la retransmisión por 13 TV y por las ondas de Radio María.

Estamos reunidos en torno a la mesa de la Eucaristía, memorial sacramental de la muerte y resurrección del Señor, fuente y cumbre de la vida cristiana y de la misión de la Iglesia, en esta grandiosa Catedral Basílica de Nuestra Señora del Pilar convertida en estos días novendiales y en el  día grande 12 de octubre en arca de salvación y puerta del cielo, perfume de gratitud de la ofrenda floral e incensario de plegarias. La Basílica del Pilar es hoy ascua de amor mariano, cuatro torres encendidas como llamas; calor de amor y fervor en la casa de la Madre.

Los caminos de Aragón y de España desembocan hoy en este  bendito Santuario, que no sólo testimonia la piedad y la gratitud del pueblo fiel  a Nuestra Señora del Pilar, sino que es espacio privilegiado de la misericordia divina manifestada en la predicación de la Palabra de Dios, en la celebración de los sacramentos, sobre todo la Eucaristía y la Penitencia, en las obras sociales y de caridad y en la belleza misma del templo.

“Esta herencia de fe mariana de tantas generaciones  – nos decía el Papa San Juan Pablo II en su primera Visita al Pilar el año 1982 –   ha de convertirse no sólo en recuerdo de un pasado, sino en punto de partida hacia Dios. Las oraciones y sacrificios ofrecidos, el latir vital de un pueblo, que expresa ante María sus seculares gozos, tristezas y esperanzas, son piedras nuevas que elevan la dimensión sagrada de una fe mariana”.

A la luz de la Palabra de Dios proclamada, Santa María del Pilar es el amparo de nuestra fe, el arca de la Nueva Alianza (1ª lectura); maestra de los apóstoles reunidos en oración en la espera pentecostal (2ª lectura); mujer proclamada por su Hijo bienaventurada, porque escuchó la palabra de Dios y la cumplió (Evangelio).

Hoy es un día para: 1) celebrar su presencia entre nosotros;  2) para contemplar a la Virgen como Madre de misericordia en preparación del futuro Jubileo extraordinario convocado por el Papa Francisco; y 3) para sentir a la Virgen del Pilar como Madre y Estrella de la nueva Evangelización.

Celebramos su presencia

Bendita y alabada sea la hora, en que María Santísima vino en carne mortal a Zaragoza. Por siempre sea bendita y alabada.

Se cumplen ahora los 1975 años de este acontecimiento de la venida de la Virgen a Zaragoza, a orillas del río Ebro, para animar al apóstol Santiago el Mayor y sus discípulos, en la siempre difícil tarea de anunciar el Evangelio. Era la madrugada del 2 de enero del año 40, según una antigua y venerable tradición. Desde esa bendita hora, María se ha hecho entre nosotros pilar y templo de nuestra fe. Morada que tiene a Dios en medio y no vacila (cfr. Ps 45 (46), 5-6; Ap21, 3); casa del Señor que Dios ha llenado con su presencia (cfr. LG 8, 11; Sal 83 (84); casa de oro, adornada por el Espíritu Santo con toda clase de virtudes; palacio real, resplandeciente por el fulgor de la Verdad, en el que habitó el Rey de reyes; ciudad santa que alegran los ríos de la gracia (cfr. Sl  45(46); mística ciudad de Dios (cfr. Monición introductoria a la Misa del 2 de enero).

María ha elegido y santificado este lugar con su presencia, para que en él resida su nombre por siempre (cfr. 1 Re 9, 3). Este texto en latín figura en el tambor de  esta cúpula mayor que contemplamos.

Desde esa alabada hora tenemos como guía la columna que nunca ha faltado al pueblo ni de día ni de noche (cf Ex 13, 21-22). Esa es la inscripción que pisamos en el suelo de la plaza del Pilar, convertida en el salón mayor de Zaragoza.

Madre de misericordia

El Papa Francisco en la Bula Misericordiae vultus, por la que convoca una Año Santo extraordinario dedicado a la Misericordia nos invita a volver la mirada y el corazón a la Virgen María, Madre de Misericordia. Ella es icono de la misericordia divina y un modelo de la misericordia humana y cristiana. “Elegida para ser la Madre del Hijo de Dios, María estuvo preparada desde siempre para ser Arca de la Alianza entre Dios y los hombres. Custodió en su corazón la divina misericordia en perfecta sintonía con su Hijo Jesús. Su canto de alabanza en la casa de Isabel, estuvo dedicado a la misericordia que se extiende “de generación en generación” (Lc 1, 50)” (Papa Francisco, Bula Misericordiae vultus, n.24).

La Iglesia, desde los primeros siglos hasta hoy, la veneró y la venera en la Salve Regina, llamándola Mater misericordiae, a la que le pedimos: “Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos”.

La misericordia es, al mismo tiempo, un don de Dios y una tarea nuestra, a través de la cual nuestro mundo, frecuentemente oscuro y frío, se vuelve un poco más luminoso y cálido, digno de ser vivido y amado. La misericordia es el reflejo de la gloria de Dios y la síntesis que se nos ha dado del mensaje de Jesucristo y que, a su vez, debemos dar para la salvación del mundo.

Madre y Estrella de la nueva Evangelización

Nuestra Madre la Virgen del Pilar ha estado siempre presente en la historia de nuestros pueblos y de nuestras gentes de Aragón. Ahora desde el cielo sigue siendo Abogada en nuestras necesidades materiales y espirituales. Es, sobre todo, madre y Estrella de la nueva Evangelización.

A ella, Madre del Evangelio viviente, capaz de discernir las huellas de Dios hasta en lo más pequeño, le pedimos que interceda para que la invitación de nuestro Plan Diocesano de Pastorala una nueva etapa evangelizadora, a una verdadera renovación personal y comunitaria, sea acogida cordialmente y con calor por toda la Diócesis de Zaragoza.

Hoy, Madre del Pilar, venimos  ante tu imagen bendita, confiados en las palabras de tu Hijo Jesús y nuestro hermano: “”pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá”(Lc 11, 9). Animados por esta confianza, acudimos a Ti y ponemos en tus manos y en tu corazón de Madre nuestros proyectos y necesidades.

Protege a todas las Instituciones y personas que están al servicio del bien común de las gentes que viven en nuestra tierra de Aragón. Cuida de los sacerdotes. Vela por las personas de vida consagrada en este Año dedicado por el Papa Francisco a la Vida Consagrada, que en España coincide con el Vº Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús. Fortalece a los laicos, especialmente a los que colaboran en las tareas pastorales de nuestras comunidades, bastantes de los cuales están hoy aquí. Suscita en nuestras queridas Diócesis de Aragón vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada y cuida de nuestros  seminaristas. Muestra a los jóvenes la belleza de la fe y la alegría de la vocación al matrimonio. Bendice a los enfermos, consuela a los tristes, dales esperanza a los desesperados, nuevo entusiasmo a los desanimados. No abandones a nuestros ancianos y cuida a los niños en nuestros pueblos y ciudades. Bendice a los matrimonios y haz que acojan la vida desde su concepción en el vientre materno hasta el ocaso natural.

Te pedimos por los obispos reunidos en Sínodo sobre la familia, presididos por el Papa Francisco. Intercede ante tu Hijo, Buen Pastor, para que tengan audacia de profetas, fortaleza de testigos, clarividencia de maestros, seguridad de guías y mansedumbre de padres. En esta hora de la Iglesia, Virgen del Pilar, ayúdanos para que nuestra Diócesis de Zaragoza  sea Iglesia en conversión pastoral y en salida, en sintonía y comunión con el Papa Francisco, que nos invita en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium a una nueva etapa evangelizadora marcada por la alegría del Evangelio y nos indica caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años.

Con el pan y el vino de la Eucaristía, convertidos en el cuerpo y en la sangre del Señor, andaremos el camino de renovación de nuestra  Iglesia.

Virgen Madre del Pilar, “Estrella de la nueva evangelización, ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión, del servicio, de la fe ardiente y generosa, de la justicia y del amor a los pobres, para que la alegría del Evangelio llegue hasta los confines de la tierra y ninguna periferia se prive de su luz”. Santa María del Pilar, Madre del Evangelio viviente, manantial de alegría para los pequeños, ruega por nosotros. Amén. Aleluya. (Oración del Papa Francisco al final de Evangelii Gaudium).

+ Vicente Jiménez Zamora
Arzobispo de Zaragoza

Comentarios 0

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad