Víctor y Stella Domínguez, ayudan a divorciados, vueltos a casar: “No es suficiente saber que la Iglesia los ama. Ellos necesitan sentirlo. Mostrarles que siguen siendo hijos de Dios”

“Hablamos primero en crecer en la fe. Una acogida misericordiosa, pero desde la verdad. Hacerles conocer el amor de Dios. Ellos son tan amados por Dios como los matrimonios sacramentados. Nuestro testimonio es lo que más vale. Lo que salga de mi boca no tiene la misma fuerza. La persona tiene que ver en nosotros que vivimos eso  (el amor cristiano del matrimonio) y van anhelar vivir el amor de Dios, porque el Señor está entre nosotros, ¿verdad?”

30 de enero de 2014.- (Ary Waldir Ramos Díaz / Aleteia / Camino Católico)  Misericordia es la palabra que resumen la acción de los esposos paraguayos que vinieron al Vaticano a testimoniar su misión pastoral acompañando a esposos, divorciados vueltos a casar y homosexuales. Víctor (63 años) y Stella (60 años) Domínguez, participaron en el Congreso Internacional de movimientos, grupos y asociaciones de familia y vida que se celebró del 22 al 24 de enero en Roma, organizado por el Pontificio Consejo para la Familia del Vaticano.

Ellos representaron en Roma la voz de la Pastoral de la Esperanza, cuyo objetivo es “acoger a los divorciados casados de nuevo, acompañándolos para vivir en Cristo, haciendo que se sientan parte importante de la Iglesia, mostrándoles que siguen siendo hijos de Dios”. La pareja pertenece al movimiento Schoenstatt de Paraguay, 39 años de casados, 6 hijos, de ellos 4 casados, 3 nietas y otro nieto por llegar. 

Víctor y Stella, confirman que no todo es ‘rosa’ en una relación de pareja pero hay una clave para la felicidad de pareja. Víctor con voz de enamorado dijo: “Yo tengo la misión de hacer feliz a Stella. Si yo me esfuerzo en hacer feliz a mi esposa y ella a mí, esta es la clave y no soltarnos de Cristo”. ¿Le ha costado vivir su relación con su esposa?. “Sí hubo momentos difíciles, pero los mejores equivalen al 99%” dijo Víctor con tono convencido. 

“Después de 7 años de matrimonio, iniciamos a trabajar como pareja para ayudar a los demás y luego nos unimos a la pastoral de la familia de la Iglesia en Paraguay”cuenta Stella. La mayoría de la población en Paraguay es católica, de 6,4 millones, 6,1 millones siguen al Papa y las enseñanzas de la Iglesia, donde se cuenta con 15 circunscripciones y 367 parroquias. 

El tema de los divorciados casados de nuevo no es ajeno a la realidad de la Iglesia local, al respecto los Domínguez creen que “el amor pastoral”  para ellos “debe hacerse notar, no sólo en los anuncios y discursos, sino en la práctica. No es suficiente saber que la Iglesia los ama. Ellos necesitan sentirlo […] mostrarles que siguen siendo hijos de Dios”. 

La Pastoral de la Esperanza actualmente se desarrolla en seis diócesis, pero hay proyectos para extenderla, con la colaboración de los obispos, por todo el país.  El reto es aplicar la misericordia en  las parroquias y otros lugares para acoger a las familias heridas (separados, divorciados, no vueltos a casar, divorciados, vueltos a casar, familias mono parentelas). 

“Hablamos primero en crecer en la fe. Una acogida misericordiosa, pero desde la verdad. Hacerles conocer el amor de Dios. Ellos son tan amados por Dios como los matrimonios sacramentados” sostuvo Stella.  

En la propuesta de la Pastoral de la Esperanza el testimonio es importante. Se trata de parejas que acompañan y ayudan a otras parejas. “Nuestro testimonio es lo que más vale. Lo que salga de mi boca no tiene la misma fuerza. La persona tiene que ver en nosotros que vivimos eso  (el amor cristiano del matrimonio) y van anhelar vivir el amor de Dios, porque el Señor está entre nosotros, ¿verdad?” aseguró Víctor, también contador y administrador de empresas. 

“Nosotros– continuó – nos casamos los dos, pero el tercer invitado en nuestra relación es Cristo[…]. María Santísima siempre intercede por nosotros en los momentos de dificultad”. “La pareja vive momentos de zozobra, cuando hay sed o hambre y el esposo dice a la esposa: mi vida esto es tuyo, toma aquí está” añadió. 

Cuando un matrimonio está en crisis yo le pregunto: ¿Cómo estas con Dios? Ellos me dicen hace mucho tiempo que no me confieso, hace tanto que no voy a misa, que no le doy gracias a Dios por el día que ha pasado. Es increíble como nos perdemos. Pero esto, hace parte del aspecto personal. Cuando nos soltamos de la mano de Dios, allí se nos viene todo abajo” aseguró Víctor. 

Para saber más sobre la Pastoral de la Esperanzaleer el texto completo del matrimonio Domínguez y publicado en la página web del Pontificio Consejo para la Familia.

 

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