Video completo de la Misa presidida por el Papa Francisco en Fátima con la canonización de Santa Jacinta y San Francisco Marto

* «Con la autoridad de la Iglesia, de Pedro Pablo y nuestra declaramos y definimos santos, los beatos Francisco Marto y Jacinta Marto y los inscribimos en el catálogo de los santos»

* La fiesta litúrgica se celebrará cada 20 de febrero, fecha de la muerte de santa Jacinta Marto

13 de mayo de 2017.- (Radio Vaticano / Camino Católico)   “Con la autoridad de la Iglesia, de Pedro Pablo y nuestra”, dijo el Pontífice, “declaramos y definimos santos, los beatos Francisco Marto y Jacinta Marto y los inscribimos en el catálogo de los santos”.

Con estas palabras el santo padre Francisco los declaró santos, no por haber visto a la Virgen, sino por haber dado testimonio de la fe, incluso cuando el alcalde les amenazó de muerte.

Así después de un par de días durante los cuales los fieles desafiaron la lluvia, en este 13 de mayo de primavera, centenario de las apariciones de María en Fátima el Santo Padre Francisco canonizó a Jacinta y Francisco Marto, los dos primos que junto con Lucia fueron los testimonios del ciclo de apariciones marianas.

Mientras el coro cantaba el Veni Creator Spiritus, desde la basílica del Rosario el cortejo entró hasta el altar puesto delante de la explanada, donde unas 500 mil personas esperaban este momento histórico de la canonización y santa misa. La procesión incluyó una imagen de Nuestra Señora y los dos relicarios en forma de candelabros con las reliquias de Francisco y Jacinta, cargados por la postuladora de la causa de canonización de los dos pastorcitos, la hermana  Ângela Coelho. En el video se visualiza toda la celebración de la Santa Misa traducida al español, con el rito de canonización al inicio y la adoración y la oración por los enfermos antes de la bendición final. 

El Pontífice vestía paramentos color crema con bordes dorados y vede, endosando el palio. La ceremonia inició con la petición del obispo de Fatima -Leiria, Antonio Marto, de que los dos niños sean declarados santos, como autorizado por la Congregación de la Causa de los Santos.

Le siguió el Kyrie, una oración y la proclamación de santidad de los dos pastorcitos, cuya fiesta litúrgica se celebrará cada 20 de febrero, fecha de la muerte de santa Jacinta Marto.

Inmediatamente después de la canonización el coro entonó el “Salve Salve pastorinhos, videntes de María”, el himno dedicado a los primeros dos niños santos no mártires. Estaban allí presentes los presidentes de Portugal, Paraguay y Santo Tomás y Príncipe y varios cientos de miles de fieles y peregrinos reunidos en la explanada del santuario.

Después de la proclamación de la santidad de los dos pastorcillos de Fátima, en la homilía, el Papa Bergoglio recordó a la «Mujer vestida de sol» del Apocalipsis. «Tenemos una Madre, una “Señora muy bella”, comentaban entre ellos los videntes de Fátima mientras regresaban a casa, en aquel bendito 13 de mayo de hace cien años. Y, por la noche, Jacinta no pudo contenerse y reveló el secreto a su madre: “Hoy he visto a la Virgen”. Habían visto a la Madre del cielo. En la estela de luz que seguían con sus ojos, se posaron los ojos de muchos, pero…estos no la vieron».

Francisco invitó a los peregrinos a permanecer «aferrados» a la Virgen «como hijos», «Como un ancla, fijemos nuestra esperanza en esa humanidad colocada en el cielo a la derecha del Padre». Después, el Papa citó a los dos pastorcillos apenas proclamados santos: «La presencia divina se fue haciendo cada vez más constante en sus vidas, como se manifiesta claramente en la insistente oración por los pecadores y en el deseo permanente de estar junto a “Jesús oculto” en el Sagrario».

Al final de la misa, antes de dirigirse a almorzar con los obispos portugueses, el Papa dirigió un saludo a los enfermos presentes. «Jesús significa dolor, nos comprende, nos consuela y nos da la fuerza, como hizo con san Francisco Marto y santa Jacinta, con los santos de todos los tiempos y lugares. Pienso en el apóstol Pedro, encadenado en la prisión de Jerusalén, mientras toda la Iglesia rezaba por él. Y el Señor consoló a Pedro. He aquí el misterio de la Iglesia: la Iglesia le pide al Señor que consuele a los afligidos como ustedes y Él los consuela, incluso a escondidas, los consuela en la intimidad del corazón y los consuela con la fortaleza».

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