Vincenzo Paglia, presidente del Pontificio Consejo de la Familia: “El Papa me envió a Siria para llevar de su parte dinero y evangelios en árabe”
«Si queremos derrotar al terrorismo y detener el flujo dramático de emigrantes, muchos mueren intentando escapar, es urgente imponer la paz en Siria. Que cada uno prescinda de intereses particulares y entienda que el bien común depende de la paz en Siria. Es posible abrir un nuevo capítulo. Si no, continuaremos llorando muertes”
19 de enero de 2016.- (13 TV / Camino católico) Vincenzo Paglia, presidente del Pontificio Consejo de la Familia, viajó a Siria a mediados de noviembre para llevar a las familias de Damasco un doble regalo del Papa Francisco: «El Papa me envió a Siria para llevar 5 mil evangelios en árabe y más de 100 mil euros para ayudar a algunas familias a calentarse durante el invierno, que en Damasco es muy frío. El Evangelio para calentar el corazón, y un poco de dinero para calentar el cuerpo”.
El enviado del Papa se reunió con decenas de familias en la catedral mezquita de Damasco. Pudo hablar con muchos de ellos y conocer sus historias: «He visto familias con serias dificultades. Llevan 5 años de guerra, 5 años de embargo, un pueblo prostrado en el corazón y en el cuerpo. Faltan las medicinas, hace frío, y a menudo se les mira con desconfianza o se les oprime con muchos tipos de violencia”.
La situación es terrible. Unos 4 millones de sirios han abandonado el país; los dos millones y medio de niños que se han quedado no pueden ir a la escuela, los hospitales viven una emergencia continua porque faltan 35.000 médicos que han huido de la guerra. Vincenzo Paglia pide que se busque inmediatamente una solución:
«Si queremos derrotar al terrorismo y detener el flujo dramático de emigrantes, muchos mueren intentando escapar, es urgente imponer la paz en Siria. Que cada uno prescinda de intereses particulares y entienda que el bien común depende de la paz en Siria. Es posible abrir un nuevo capítulo. Si no, continuaremos llorando muertes”.
Según la ONU, durante el año pasado 1 millón de personas decidieron afrontar los peligros y cruzar el Mediterráneo en busca de una vida mejor. De ellos, la mitad eran de Siria.