Oración a san Juan Bautista para recibir a Cristo siempre en gracia de Dios / Por P. Carlos García Malo

*  «Precursor de Cristo, San Juan Bautista, voz que allana los corazones, que llama a la conversión y renuncia a una vida en el pecado; ayúdanos a preparar continuamente el alma para que en nuestra oración y en la celebración de los sacramentos recibamos al Salvador siempre en gracia de Dios»

P. Carlos García Malo / Camino  Católico.-  Cada 29 de agosto la Iglesia Católica conmemora el Martirio de San Juan Bautista, quien murió decapitado por anunciar y denunciar la verdad. Juan Bautista es el único santo en la Iglesia a quien se le celebra su nacimiento (24 de junio) y su muerte por medio del martirio.

Esta memoria “se remonta a la dedicación de una cripta de Sebaste, en Samaria, donde, ya a mediados del siglo IV, se veneraba su cabeza. Su culto se extendió después a Jerusalén, a las Iglesias de Oriente y a Roma, con el título de Decapitación de san Juan Bautista”, según explicó Benedicto XVi en 2013.

Añadió que “en el Martirologio romano se hace referencia a un segundo hallazgo de la preciosa reliquia, transportada, para la ocasión, a la iglesia de San Silvestre en Campo Marzio, en Roma. Estas pequeñas referencias históricas nos ayudan a comprender cuán antigua y profunda es la veneración de San Juan Bautista”.

El relato de la muerte de San Juan Bautista está en el Evangelio de San Marcos, capítulo 6, del 17 al 29, en el que narra el banquete ofrecido por Herodes por su cumpleaños, donde danzó Salomé, hija de Herodías, la esposa de su hermano con quien tenía una relación adúltera.

Según el relato del evangelio, «Herodes había mandado poner preso a Juan Bautista, y lo había llevado encadenado a la prisión, por causa de Herodías, esposa de su hermano Filipos, con la cual Herodes se había ido a vivir en unión libre. Porque Juan le decía a Herodes: ‘No le está permitido irse a vivir con la mujer de su hermano’. Herodías le tenía un gran odio por esto a Juan Bautista y quería hacerlo matar, pero no podía porque Herodes le tenía un profundo respeto a Juan y lo consideraba un hombre santo, y lo protegía y al oírlo hablar se quedaba pensativo y temeroso, y lo escuchaba con gusto».

El baile le gustó tanto a Herodes que le prometió a la joven cumplirle cualquier deseo. Por eso ella, a sugerencia de su madre, pide la cabeza de Juan Bautista, la cual le fue entregada en una bandeja.

El 30 de agosto de 2012, Benedicto XVI dedicó su catequesis de la Audiencia General a esta memoria. «La Iglesia celebra hoy la memoria del Martirio de San Juan Bautista, el precursor de Jesús, que testimonia con su sangre su fidelidad a los mandamientos de Dios. Su vida nos enseña que cuando la existencia se fundamenta sobre la oración, sobre una constante y sólida relación con Dios, se adquiere la valentía de permitir que Cristo oriente nuestros pensamientos y nuestras acciones», dijo.

Benedicto XVI destacó que «celebrar el martirio de san Juan Bautista nos recuerda también a nosotros, cristianos de nuestro tiempo, que no se puede descender a negociar con el amor a Cristo, a su Palabra, a la Verdad. La Verdad es verdad y no hay componendas».

«La vida cristiana exige, por decirlo de alguna manera, el ‘martirio’ de la fidelidad cotidiana al Evangelio, es decir, el valor de dejar que Cristo crezca en nosotros y sea Él quien oriente nuestro pensamiento y nuestras acciones. Pero esto sólo puede suceder en nuestra vida si la relación con Dios es sólida».

«La oración no es tiempo perdido, no es robar espacio a las actividades, incluso a las apostólicas, sino que es exactamente lo contrario: sólo si somos capaces de una vida de oración fiel, constante y confiada, será el mismo Dios quien nos dará la capacidad y la fuerza para vivir de modo feliz y sereno, para superar las dificultades y testimoniarlo con valor. Que san Juan Bautista interceda por nosotros, a fin de que sepamos conservar siempre la primacía de Dios en nuestra vida», agregó.

Pidamos por intercesión de san Juan Bautista poder recibir a Cristo siempre en gracia de Dios:

Saltaste de alegría en el vientre de tu madre,

y con el tiempo fuiste voz que grita en el desierto de los corazones:

«preparad el camino al Señor”.

Antorcha en la oscuridad que señaló al Cordero de Dios.

Austero y mortificado que se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.

Vestido con piel de camello.

Tu presencia atraía a masas que en el Jordán eran bautizados por ti.

Testigo de la Trinidad cuando el cielo se abrió

delante del Mesías que te visitó.

Oíste la voz del Padre

y el Espíritu revoloteó confirmando lo que acababa de acontecer en el río.

Hombre veraz, Herodes Antipas,

reyezuelo cobarde e infantil al servicio de Roma,

no soportó tu denuncia y, por miedo a Herodías y una pueril promesa

te convirtió en mártir mandando decapitarte.

Precursor de Cristo,

San Juan Bautista,

voz que allana los corazones,

que llama a la conversión y renuncia a una vida en el pecado;

ayúdanos a preparar continuamente el alma

para que en nuestra oración

y en la celebración de los sacramentos

recibamos al Salvador siempre en gracia de Dios.

Amén.

San Juan Bautista, ruega por nosotros.

Carlos García Malo


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