Papa Francisco en la Audiencia, 5-6-2024: «El Espíritu de Dios nos hace verdaderamente libres para adherirnos a la voluntad de Dios con amor y en el servicio a los demás»

* «Pretender encerrar al Espíritu Santo en conceptos, definiciones, tesis o tratados, como a veces ha intentado hacer el racionalismo moderno, significa perderlo, anularlo, reducirlo al espíritu puramente humano, un espíritu simple. Existe, sin embargo, una tentación similar en el ámbito eclesiástico, y es la de querer encerrar al Espíritu Santo en cánones, instituciones, definiciones. El Espíritu crea y anima las instituciones, pero Él mismo no puede ser ‘institucionalizado’, ‘cosificado’. El viento sopla ‘donde quiere’; del mismo modo, el Espíritu distribuye sus dones ‘como quiere’ (1 Cor 12, 11)»

Video completo de la transmisión en directo realizada por Vatican News de la catequesis traducida al español y de la síntesis que el Papa ha hecho en nuestro idioma

 * «Estamos recorriendo este mes dedicado al Sagrado Corazón. El 27 de diciembre del año pasado se celebró el 350° aniversario de la primera manifestación del Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita María Alacoque. Dicha ocasión marcó el inicio de un periodo de celebraciones que concluirá el 27 de junio del próximo año. Por eso me complace preparar un documento que recoja las valiosas reflexiones de los textos magisteriales anteriores y de una larga historia que se remonta a las Sagradas Escrituras, para volver a proponer hoy, a toda la Iglesia, este culto lleno de belleza espiritual. Les pido que me acompañen con la oración durante este tiempo de preparación; la intención es hacer público este documento el próximo mes de septiembre»

Foto: Vatican Media, 5-6-2024

5 de junio de 2024.- (Camino Católico)  “El Espíritu de Dios nos hace verdaderamente libres. Pero la libertad puede entenderse de diversas maneras, puede convertirse en un pretexto para hacer lo que cada uno quiere; por eso, el Apóstol aclara que la libertad cristiana consiste en adherir libremente a la voluntad de Dios. Y esto se expresa en el amor y en el servicio a los demás, tal como nos enseñó Jesús con su propia vida”, ha dicho el Papa Francisco en su catequesis de hoy miércoles, en la plaza de San Pedro ante miles de fieles y peregrinos. dedicada al nombre «Ruach» con el que se llama originalmente en la Biblia al Espíritu de Dios.

Foto: Vatican Media, 5-6-2024

Pero ¿qué nos dice la palabra Ruach? se pregunta el Pontífice. La imagen del viento, recurrente en la Biblia, expresa el «poder» del Espíritu, «porque el viento es una fuerza arrolladora e indomable. Es capaz incluso de mover los océanos». En el Nuevo Testamento, sin embargo, Jesús añade a este aspecto el de la libertad. El viento, observa el Papa, «no se puede absolutamente encerrar, no se puede embotellar ni encajonar». Inútilmente lo ha intentado el «racionalismo moderno», con el resultado de «perderlo, frustrarlo o reducirlo al puro y simple espíritu humano».

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«Pero una tentación semejante existe también en el campo eclesiástico, y es la de querer encerrar al Espíritu Santo en cánones, instituciones, definiciones. El Espíritu crea y anima instituciones, pero Él mismo no puede ser «institucionalizado», « cosificado». El viento sopla «donde quiere», así el Espíritu distribuye sus dones «como quiere»»., ha señalado Francisco. Al final de la audiencia general, el Papa anunció que en septiembre publicará un texto magisterial sobre el Sagrado Corazón, «este culto cargado de belleza espiritual», para que ilumine el camino de renovación de la Iglesia y de la humanidad. Nuevo llamamiento por la paz en Ucrania, Palestina, Israel y Myanmar. En el vídeo superior de Vatican News se visualiza y escucha la catequesis traducida al español y la síntesis que el Santo Padre ha hecho en nuestro idioma, cuyo texto completo es el siguiente:

Foto: Vatican Media, 5-6-2024
PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Plaza de San Pedro
Miércoles, 5 de junio de 2024
Catequesis. El Espíritu y la Esposa. El Espíritu Santo guía al Pueblo de Dios al encuentro con Jesús, nuestra esperanza. 2. «El viento sopla donde quiere». Donde está el Espíritu de Dios hay libertad
Foto: Vatican Media, 5-6-2024

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En la catequesis de hoy, me gustaría reflexionar con ustedes sobre el nombre con el que se llama al Espíritu Santo en la Biblia.

Lo primero que conocemos de una persona es su nombre. Por él la llamamos, la distinguimos, y la recordamos. La tercera persona de la Trinidad también tiene un nombre: se llama Espíritu Santo. Pero “Espíritu” es la versión latinizada. El nombre del Espíritu, aquel por el que lo conocieron los primeros destinatarios de la revelación, con el que lo invocaron los profetas, los salmistas, María, Jesús y los Apóstoles, es Ruah, que significa soplo, viento, aliento.

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En la Biblia, el nombre es tan importante que casi se identifica con la persona misma. Santificar el nombre de Dios es santificar y honrar a Dios mismo. Nunca es un apelativo meramente convencional: siempre dice algo sobre la persona, su origen, su misión. Lo mismo ocurre con el nombre Ruah. Contiene la primera revelación fundamental sobre la persona y la función del Espíritu Santo.

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Precisamente mediante la observación del viento y sus manifestaciones, los escritores bíblicos fueron conducidos por Dios a descubrir un “viento” de naturaleza diferente. No es casualidad que en Pentecostés el Espíritu Santo descendiera sobre los Apóstoles acompañado por el “ruido de un viento impetuoso”. (cf. Hch 2,2). Fue como si el Espíritu Santo quisiera poner su firma a lo que estaba sucediendo.

¿Qué nos dice, pues, su nombre, Ruah, sobre el Espíritu Santo? La imagen del viento sirve ante todo para expresar el poder del Espíritu Santo. “Espíritu y poder”, o “poder del Espíritu” es una combinación recurrente en toda la Biblia. De hecho, el viento es una fuerza arrolladora, una fuerza indomable, es capaz incluso de mover los océanos.

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Pero también en este caso, para descubrir el pleno significado de las realidades de la Biblia, no hay que detenerse en el Antiguo Testamento, sino llegar a Jesús. Junto al poder, Jesús destacará otra característica del viento, la de su libertad. A Nicodemo, que le visita por la noche, Jesús le dice solemnemente: “El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va: así es todo el que nace del Espíritu” (Jn 3, 8).

Foto: Vatican Media, 5-6-2024

El viento es la única cosa que no se puede embridar, no se puede “embotellar” ni encerrar. Intentamos “embotellar” o encajonar el viento: no es posible, es libre. Pretender encerrar al Espíritu Santo en conceptos, definiciones, tesis o tratados, como a veces ha intentado hacer el racionalismo moderno, significa perderlo, anularlo, reducirlo al espíritu puramente humano, un espíritu simple. Existe, sin embargo, una tentación similar en el ámbito eclesiástico, y es la de querer encerrar al Espíritu Santo en cánones, instituciones, definiciones. El Espíritu crea y anima las instituciones, pero Él mismo no puede ser “institucionalizado”, “cosificado”. El viento sopla “donde quiere”; del mismo modo, el Espíritu distribuye sus dones “como quiere” (1 Cor 12, 11)

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San Pablo hará de todo esto la ley fundamental del obrar cristiano cristiana: “Donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad” (2 Co 3.17), dice él. Una persona libre, un cristiano libre, es aquel que tiene el Espíritu del Señor. Esta es una libertad totalmente especial, muy distinta de la que se entiende comúnmente. No es libertad para hacer lo que uno quiera, ¡sino libertad para hacer libremente lo que Dios quiera! No libertad para hacer el bien o el mal, sino libertad para hacer el bien y hacerlo libremente, es decir, por atracción, no por constricción. En otras palabras, libertad de hijos, no de esclavos.

Foto: Vatican Media, 5-6-2024

San Pablo es muy consciente de los abusos o malentendidos que se pueden hacer de esta libertad; escribe a los gálatas: «…ustedes, hermanos, a libertad fueron llamados; solo que no usen la libertad como pretexto para la carne, sino sírvanse por amor los unos a los otros» (Gal 5, 13). Se trata de una libertad que se expresa en lo que parece ser su opuesto, se expresa en el servicio, y en el servicio está la verdadera libertad.

Foto: Vatican Media, 5-6-2024

Sabemos bien cuándo esta libertad se convierte en un “pretexto para la carne”. Pablo hace una lista siempre actual: «Fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, brujería, enemistades, discordias, celos, disensiones, divisiones, facciones, envidias, borracheras, orgías y cosas semejantes» (Gal 5,19-21). Pero también lo es la libertad que permite a los ricos explotar a los pobres, es una fea libertad la que permite a los fuertes explotar a los débiles y a todos explotar impunemente el medio ambiente. Esta es una libertad fea, no es la libertad del Espíritu.

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Hermanos y hermanas, ¿de dónde sacamos esta libertad del Espíritu, tan contraria a la libertad del egoísmo? La respuesta está en las palabras que Jesús dirigió un día a sus oyentes: «Si el Hijo los hace libres, serán realmente libres» (Jn 8: 36). La libertad que nos da Jesús. Pidamos a Jesús que nos haga, a través de su Espíritu Santo, hombres y mujeres auténticamente libres. Libres para servir, en el amor y la alegría. ¡Gracias!

Foto: Vatican Media, 5-6-2024

Después, al saludar a los peregrinos de lengua española, el Papa ha dicho:

Foto: Vatican Media, 5-6-2024

Queridos hermanos y hermanas:

Seguimos reflexionando sobre el Espíritu Santo. En la Biblia se lo denomina “Ruah”, que significa soplo, aliento, viento. La imagen del viento nos remite al poder de Dios, que tiene una fuerza imparable, capaz de transformarlo todo a su paso. Además de la fuerza del viento, el Evangelio pone en evidencia otra característica: la libertad. “El viento sopla donde quiere, no sabes de dónde viene ni adónde va”, dice Jesús. Esto indica que el Espíritu Santo no se puede encerrar ni reducir en teorías o conceptos meramente humanos.

Foto: Vatican Media, 5-6-2024

Por otra parte, san Pablo afirma que “donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad”, es decir, que el Espíritu de Dios nos hace verdaderamente libres. Pero la libertad puede entenderse de diversas maneras, puede convertirse en un pretexto para hacer lo que cada uno quiere; por eso, el Apóstol aclara que la libertad cristiana consiste en adherirse libremente a la voluntad de Dios. Y esto se expresa en el amor y en el servicio a los demás, tal como nos enseñó Jesús con su propia vida.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. En este mes dedicado al Corazón de Jesús, pidamos al Espíritu Santo que nos ayude a vivir con la libertad de los hijos de Dios, amando y sirviendo con alegría y sencillez de corazón. Que el Señor los bendiga y la Virgen los proteja. Muchas gracias.

Foto: Vatican Media, 5-6-2024

En otras lenguas el Santo Padre ha manifestado:

Foto: Vatican Media, 5-6-2024

Estamos recorriendo este mes dedicado al Sagrado Corazón. El 27 de diciembre del año pasado se celebró el 350° aniversario de la primera manifestación del Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita María Alacoque. Dicha ocasión marcó el inicio de un periodo de celebraciones que concluirá el 27 de junio del próximo año. Por eso me complace preparar un documento que recoja las valiosas reflexiones de los textos magisteriales anteriores y de una larga historia que se remonta a las Sagradas Escrituras, para volver a proponer hoy, a toda la Iglesia, este culto lleno de belleza espiritual. Creo que nos hará muy bien meditar sobre diversos aspectos del amor del Señor que pueden iluminar el camino de la renovación eclesial; y que también digan algo significativo a un mundo que parece haber perdido el corazón. Les pido que me acompañen con la oración durante este tiempo de preparación; la intención es hacer público este documento el próximo mes de septiembre.

Foto: Vatican Media, 5-6-2024

Por último, mi pensamiento se dirige a los jóvenes, a los enfermos, a los ancianos y a los recién casados. La fiesta del Sagrado Corazón de Jesús y la memoria del Inmaculado Corazón de María, que la Iglesia se dispone a celebrar en los próximos días, nos recuerdan la necesidad de corresponder al amor redentor de Cristo y nos invitan a confiar en su intercesión de la Madre del Señor.

Pedimos al Señor, por intercesión de su Madre, la paz. Paz en la martirizada Ucrania, paz en Palestina, en Israel, paz en Myanmar. Recemos para que el Señor nos dé el don de la paz y para que el mundo no sufra tanto por las guerras. ¡Que el Señor nos bendiga a todos! Amén.

Francisco


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