Papa Francisco en el Ángelus: «Dios nos ama con amor gratuito y sin límites»

* «Con dolor, con mucho dolor, he conocido los atentados terroristas de hoy contra dos iglesias en la ciudad de Lahore en Paquistán, que han provocado numerosos muertos y heridos. Son iglesias cristianas. Los cristianos son perseguidos. Nuestros hermanos derraman la sangre sólo porque son cristianos. Mientras aseguro mi oración por las víctimas y por sus familias, suplico al Señor, fuente de todo bien, el don de la paz y la concordia para aquel país, y que esta persecución contra los cristianos que el mundo busca de esconder, termine y sea la paz»

Vídeo completo español

15 de marzo de 2015.- (13 TV Radio Vaticano Camino Católico)  En sus palabras antes del rezo mariano dominical, el Papa Francisco hizo hincapié en el Evangelio del IV Domingo de Cuaresma. «Escuchando esta palabra, dirigimos la mirada de nuestro corazón a Jesús Crucificado y sentimos dentro de nosotros que ¡Dios nos ama, nos ama de verdad, y nos ama tanto! He aquí la expresión más sencilla que resume todo el Evangelio, toda la fe, toda la teología: Dios nos ama con amor gratuito y sin límites».

Recibido con gran alegría y aplausos por miles de peregrinos, que a pesar de una lluvia intermitente acudieron a la plaza de San Pedro para rezar con el Papa y recibir su bendición, el Obispo de Roma acabó su meditación haciendo esta invocación: “¡Que María, Madre de Misericordia, nos ponga en el corazón la certeza de que somos amados por Dios”.

Después de la oración mariana el Papa mostró su cercanía a la población de Vanuatu, en el Océano Pacifico, por el reciente ciclón que han vivido y aseguró que reza por los difuntos, por los heridos y por las personas sin techo. También, hizo un llamamiento por la paz en Paquistán donde se han producido dos ataques con bomba en dos iglesias cristianas, en Lahore, al este del país, durante la misa dominical. El Santo Padre, asegurando su oración por las víctimas y sus familias, hizo un apremiante llamamiento ante la persecución de los cristianos,“nuestros hermanos derraman sangre porque son cristianos” dijo, y pidió al Señor el don de la paz. En el vídeo se escucha y visualiza la meditación del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

el Evangelio de hoy nos propone las palabras dirigidas por Jesús a Nicodemo: “Dios, amó tanto al mundo, que dio a su Hijo unigénito” (Jn 3, 16). Escuchando esta palabra, dirigimos la mirada de nuestro corazón a Jesús Crucificado y sentimos dentro de nosotros que Dios nos ama, nos ama de verdad, y ¡nos ama mucho! Esta es la expresión más sencilla que resumen todo el Evangelio, toda la fe, toda la teología: Dios nos ama con amor gratuito y sin límites. Así nos ama Dios.

Este amor Dios lo demuestra sobre todo en la creación, como proclama la liturgia, en la Oración eucarística IV: “Has dado origen al universo para infundir tu amor sobre todas tus criaturas y alegrarlas con el esplendor de tu luz”. Al origen del mundo está solo el amor libre y gratuito del Padre. San Ireneo, un santo de los primeros siglos, escribió: “Dios no creó a Adán porque necesitara del hombre, sino para tener alguno a quien donar sus beneficios” (Adversus haereses, IV, 14, 1). Así, el amor de Dios es así.

Así prosigue la Oración eucarística IV:  “Y cuando por desobediencia perdió tu amistad, no lo abandonaste al poder de la muerte, sino que, compadecido, tendiste la mano a todos, para que te encuentre el que te busca”. Ha venido con su misericordia. Como en la creación, también en las etapas sucesivas de la historia de la salvación resalta la gratuidad del amor de Dios: el Señor elige a su pueblo no porque se lo merezca,  y le dice así, “yo te he elegido precisamente porque eres el más pequeño entre todos los pueblos”.  Y cuando vino “la plenitud del tiempo”, no obstante los hombres hubieron incumpliodo más de una vez la alienza, Dios, en vez de abandonarles, ha estrechado con ellos un nuevo vínculo, en la sangre de Jesús –el vínculo de la nueva y eterna alianza– un vínculo que nada podrá romper nunca.

San Pablo nos recuerda: “Pero Dios, que es rico en misericordia –no olvidarlo nunca, es rico en misericordia– por el gran amor con que nos amó, precisamente cuando estábamos muertos a causa de nuestros pecados, nos hizo revivir con Cristo” (Ef 2,4). La Cruz de Cristo es la prueba suprema del amor de Dios por nosotros: Jesús no ha amado “hasta el extremo” (Jn 13,1), es decir, no solo hasta el último instante de su vida terrena, sino hasta el extremo límite del amor. Si en la creación el Padre nos ha dado la prueba de su amor inmenso dándonos la vida, en la Pasión de su Hijo nos ha dado la prueba de las pruebas: ha venido a sufrir y morir por nosotros. Y esto por amor. Así de grande es la misericordia de Dios, porque nos ama, nos perdona con su misericordia, Dios perdona todo y Dios perdona siempre.

María, Madre de misericordia, nos ponga en el corazón la certeza de que somos amados por Dios. Esté cerca de nosotros en los momentos de dificultad y nos done los sentimientos de su Hijo, para que nuestro itinerario cuaresmal sea experiencia del perdón, de acogida y de caridad.

(Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha hecho un llamamiento por la paz en Paquistán donde se han producido dos ataques con bomba en dos iglesias cristianas y ha mostradoó su cercanía a la población de Vanuatu, en el Océano Pacifico, por el reciente ciclón que han vivido, – lo que puede escucharse y visualizarse en el vídeo fragmento de debajo de estas líneas- y ha dicho:)

Vídeo fragmento español del Papa después del Ángelus: «Que esta persecución contra los cristianos que el mundo busca de esconder, termine y sea la paz»

Queridos hermanos y hermanas:

Con dolor, con mucho dolor, he conocido los atentados terroristas de hoy contra dos iglesias en la ciudad de Lahore en Paquistán, que han provocado numerosos muertos y heridos. Son iglesias cristianas. Los cristianos son perseguidos. Nuestros hermanos derraman la sangre sólo porque son cristianos. Mientras aseguro mi oración por las víctimas y por sus familias, suplico al Señor, fuente de todo bien, el don de la paz y la concordia para aquel país, y que esta persecución contra los cristianos que el mundo busca de esconder, termine y sea la paz.

Dirijo un cordial saludo a ustedes, fieles de Roma, y a ustedes venidos de tantas partes del mundo.

Saludo a los peregrinos de Granada y de Málaga, España, como también a aquellos de Mannhein, en Alemania.

Saludo a los grupos parroquiales provenientes de Perugia, Pordenone, Pavia, de San José de Aurelio en Roma y de la diócesis de Piacensa-Bobbio.

Un recuerdo especial va a los chicos de Serravalle Scrivia, de Rosolina y de Verdellino-Zingonia que se preparan para recibir la Confirmación; a aquellos de la diócesis de Lodi y del decanato Romana-Victoria de Milán que hacen en Roma la “promesa” de seguir a Jesús. Saludo también a los monaguillos de Besana en Brianza. Allí se les ve, allí con la pancarta, ¡muchos saludos!

Saludo a los diversos grupos de voluntariado que, unidos en el empeño de la solidaridad, participan en la manifestación “Juntos por el bien común”.

Aseguro mi cercanía a la población de Vanuatu, en el Océano Pacifico, afectada por un fuerte ciclón. Rezo por los difuntos, por los heridos y los sin techo. Agradezco a todos los que se han activado rápidamente para llevar ayudas.

Y a todos les deseos un buen domingo. Por favor no se olviden rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta la vista!

Francisco

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