El argentino Hernán Prado ofrece abrazar y perdonar al asesino de su hermano Sebastián, médico de 36 años: “Esto viene de la fe. Yo soy católico, creo en Jesucristo”

Si Dios nos perdona día a día y nos da la oportunidad de ‘reiniciarnos’, en el caso de los católicos mediante el sacramento de la confesión, ¿cómo no voy a ser capaz de perdonar a un semejante?»

18 de septiembre de 2013 (ACI  / Camino Católico)  Hernán Prado, hermano de Sebastián, un médico de 36 años asesinado en la puerta de su casa de Mendoza (Argentina) frente a sus hijos, sorprendió a la sociedad argentina al ofrecer su perdón al criminal, fundado en sus valores cristianos.

“Esto viene de la fe. Yo soy católico, creo en Jesucristo. Si Dios nos perdona día a día y nos da la oportunidad de ‘reiniciarnos’, en el caso de los católicos mediante el sacramento de la confesión, ¿cómo no voy a ser capaz de perdonar a un semejante?»,  dijo entre lágrimas el 9 de septiembre, durante una marcha a la que asistieron alrededor de tres mil personas, reunidos a la convocatoria la familia Prado por el “perdón y arrepentimiento”. “El que mató a mi hermano es también un hermano mío. Esto es lo que quiero inculcarle a mis sobrinos e hijos: yo elijo el perdón, transmitir el perdón».

Sebastián se encontraba en su vehículo junto a sus dos hijos, la noche del 6 de septiembre, esperando a su pareja –con quien planeaba casarse el 14 de este mes–  para ir a una reunión familiar, cuando un encapuchado intentó robarle su vehículo. El médico se resistió al asalto, por lo que el delincuente le disparó tres balazos. Finalmente, Sebastián murió en la sala de operaciones, mientras sus colegas intentaban salvarlo.

Si se encontrara cara a cara con el asesino de Sebastián, Hernán aseguró que “lo abrazaría, lloraría mucho, y le diría que puedo ser como un hermano. Que lloro por mi hermano, y lloro por él. De hecho, si viene y habla conmigo, yo no voy a entregarlo. Ese es trabajo de la justicia. Si pide perdón, para mí es suficiente. No lo voy a agarrar, ni nada”, aseguró.

Hernán también recordó el llamado del Papa Francisco al mundo, especialmente a los católicos, a salir a la “periferia, donde está el dolor, donde está la gente que necesita amor”. “Una persona que mata, es una persona que no ha tenido amor. Si no empezamos con eso, va a ser muy difícil», dijo y pidió reflexionar a los presentes porque  “esto no es para los que profesamos el credo católico. Todas las religiones hablan del amor»,

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