¿Es correcto comulgar recibiendo la comunión en la mano o debo hacerlo en la boca y de rodillas? Responde Jordi Rion, Licenciado en Ciencias Religiosas

 

“La Ordenación General del Misal Romano dice lo siguiente: «Los fieles comulgan de rodillas o de pie, según lo establezca la Conferencia de Obispos, […] Cuando comulgan de pie, se recomienda hacer, antes de recibir el Sacramento, la debida reverencia, que deben establecer las mismas normas» (IGMR 160). «El que comulga recibe el sacramento en la boca o, en los lugares en que se ha concedido, en la mano, según prefiera» (IGMR 161)

Jordi Rion Vallès Camino Católico.- Ya desde hace tiempo algunos lectores nos interrogan sobre si es licito y conveniente recibir la comunión en la mano o deben hacerlo en la boca y de rodillas. Ello es consecuencia de campañas que realizan personas en la red a través de correos electrónicos y las redes sociales que generan confusión y siembran dudas en los católicos sencillos que no pueden entender los mensajes que reciben en los que se afirma que comulgar en la mano es sacrilegio o herejía. El último correo electrónico que circula por internet y sobre el cual varias personas nos han consultado es el que reproducimos y a partir del cual esta explicada la verdad de lo que la Iglesia Católica dice de cómo es correcto comulgar.


CORREO ELÉCTRONICO QUE HAN RECIBIDO LOS LECTORES QUE NOS CONSULTAN:

“A diferencia del anglicanismo, el luteranismo y otras sectas de estos movimientos de rebelión, sólo la Iglesia católica cree en la Presencia Real, en la Transubstanciación, y como tal, en la Iglesia latina siempre se reverenció esta creencia comulgando de rodillas y en la boca, pero a raíz del Concilio Vaticano II se violentó esta tradición y se implementó a la fuerza la comunión de pie y en la mano, así como el abuso de los “ministros extraordinarios”. Todo esto contribuye a debilitar el dogma de la Transubstanciación y contribuye a que el pueblo de Dios sea cada vez más indiferente y caiga en el sacrilegio, a que ponga en peligro la salvación de su alma. ¿A quién queremos parecernos, a las sectas o a los santos quienes siempre dieron ejemplo católico?”


¿QUÉ DICE LA IGLESIA CATÓLICA DE CÓMO COMULGAR?

1. El protestantismo, anglicanismo y las otras sectas

En primer lugar, no todos los protestantes (con todas sus denominaciones) pueden considerarse sectas. Para que un grupo pueda ser considerado secta deben cumplirse una serie de condiciones como: coacción, intereses económicos, control mental, elitismo, privación de la libertad y capacidad de decidir, amenazas, etc…

 El CVII en el Decreto Unitatis Redintegratio, dice: “los que ahora nacen y se nutren de la fe de Jesucristo dentro de esas comunidades no pueden ser tenidos como responsables del pecado de la separación, y la Iglesia católica los abraza con fraterno respeto y amor; puesto que quienes creen en Cristo y recibieron el bautismo debidamente, quedan constituidos en alguna comunión, aunque no sea perfecta, con la Iglesia católica” (UR 3). Más adelante nos dice que debemos intentar favorecer la unidad y “eliminar palabras, juicios y actos que no sean conformes, según justicia y verdad, a la condición de los hermanos separados, y que, por tanto, pueden hacer más difíciles las mutuas relaciones en ellos” (UR 4).

2. La Transubstanciación

Debemos dar gracias a Dios por permitirnos creer en este gran milagro. Los protestantes, generalmente, creen sólo en una comunión espiritual, aunque usen pan y vino.

3. ¿En la Iglesia latina siempre se reverenció esta creencia comulgando de rodillas y en la boca?

Esto habría que demostrarlo. Esta forma de comulgar se estableció, según fuentes, hacia el siglo X. Como ejemplo, encontramos este texto del siglo IV de san Cirilo de Jerusalén (la Iglesia entonces era una sola) que dice:

“Cuando te acerques a recibir el Cuerpo del Señor, no te acerques con las palmas de las manos extendidas ni con los dedos separados, sino haciendo de tu mano izquierda como un trono para tu derecha, donde se sentará el Rey. Con la cavidad de la mano recibe el Cuerpo de Cristo y responde Amén…” (San Cirilo de Jerusalén, Catequesis mistagógica V, nº 21; PG 33, col. 1125).

Por cierto, ¿alguien sabe cómo comían los judíos en tiempos de Jesús? En la Última cena, tumbados, reclinados en el suelo, o en el mejor de los casos sentados, así recibieron los Apóstoles el cuerpo y la sangre de Cristo en el Pan y el Vino que Jesús les repartió. Y seguramente algo parecido los discípulos de Emaús.

4. ¿A raíz del Concilio Vaticano II se violentó esta tradición y se implementó a la fuerza la comunión de pie y en la mano?

 No es cierto. La Ordenación General del Misal Romano dice lo siguiente: «Los fieles comulgan de rodillas o de pie, según lo establezca la Conferencia de Obispos, […] Cuando comulgan de pie, se recomienda hacer, antes de recibir el Sacramento, la debida reverencia, que deben establecer las mismas normas» (IGMR 160). «El que comulga recibe el sacramento en la boca o, en los lugares en que se ha concedido, en la mano, según prefiera» (IGMR 161).

¿Está concedido para España el permiso a los fieles para que comulguen en la mano?

Sí. La Conferencia Episcopal Española elevó la petición el 23 de Enero de 1976. La Congregación para el Culto Divino otorgó dicha autorización el 12 de Febrero de 1976 con esta respuesta:

«Concedemos a España la práctica de poner el Pan consagrado en la mano de los fieles conforme a las normas de la Instrucción Memoriale Domini (Para mejor información se puede leer)» (AAS 1969).

Nadie debe obligar a nadie en ninguno de los casos. Cada fiel puede elegir la forma en que desea comulgar. Y por cierto, no sólo hay problemas para los que se quieren arrodillar. También hay quienes niegan la comunión en la mano. Añado esto último “no es lícito negar la sagrada comunión a un fiel, por ejemplo, solo por el hecho de querer recibir la Eucaristía arrodillado o de pie « (RS 91)

5. ¿Todo esto contribuye a debilitar el dogma de la Transubstanciación?

No tiene por qué debilitarse nada. Lo importante es la actitud del corazón. Si uno es consciente de lo que va a recibir y acoge al Rey de reyes debidamente, creo que deberíamos dejar de polemizar sobre las posturas externas. Además, si existe un momento clave para arrodillarse es el de la epíclesis (cuando el Espíritu desciende y convierte el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo). Es entonces cuando recibimos a Dios en total reverencia, sumisión y adoración. A partir de entonces Cristo está sacramentalmente presente hasta el final y no por ello estamos de rodillas hasta el momento de la reserva. Cuando lo recibimos, tan impuras pueden ser nuestras manos como nuestra lengua… o más esta última.

San Pablo, hablando a los judíos, en relación al problema surgido por la circuncisión, dice: “El verdadero judío lo es en el interior, y la verdadera circuncisión, la del corazón, según el espíritu y no según la letra. Ese es quien recibe de Dios la gloria y no de los hombres” (Rm 2,29). También Jesús dice: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.” (Mateo 15, 8).

A ver si con tanta ley y normas nos vamos a parecer a los judíos que lo tenían todo muy regulado, y había quien delante de todo el mundo mostraba una conducta acorde a la Ley pero, en cambio, Jesús les llamo sepulcros blanqueados.

Como también dijo lo siguiente: «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial” (Mt 6,3).

Vamos, que lo que hagamos sea con total sinceridad y acorde al sentimiento de nuestro corazón. Si uno arrodillándose y comulgando se cree mejor que otro, o considera que da más gloria a Dios, o simplemente quiere aparentar, de nada le sirve. De igual manera si el que comulga de pie desprecia al otro y se considera mejor, tampoco le aprovecha.

En definitiva, en este caso considero que lo importante está en la actitud del corazón y que cada uno lo exprese como mejor se sienta. Por otra parte para no caer en el sacrilegio lo que hace falta es mayor formación y concienciación más que formalismos externos.

6. ¿A quién queremos parecernos, a las sectas o a los santos quienes siempre dieron ejemplo católico?

Este es un punto interesante para los integrantes de la Renovación Carismática Católica puesto que ataca a su origen. Aquello que algunos llaman secta ha sido utilizado por Dios para dar a luz lo que hoy conocemos como Renovación Carismática Católica.

Se habla mucho de las oraciones de León XIII y Juan XXIII sobre la necesidad del Espíritu Santo en la Iglesia y como han sido las precursoras de la RCC, como otras cosas que giran a su alrededor. Sin quitarle veracidad a todo esto, no sé si alguien se acuerda como emergió realmente la RCC en nuestra historia. Voy a refrescar la memoria.

La primera efusión de espíritu la recibieron Steve Clark, Ralph Martin, la esposa de uno de ellos y Patrik Bourgeois, cuatro personas vinculadas a la Universidad de Duquesne, en casa de la señora Florence Dodge, donde se reunía un grupo de neo-pentecostales protestantes.

Patti Gallagher Mansfield, en el libro “Como un nuevo Pentecostés” de SERECA, dice: “Estoy profundamente agradecida a la señora Flo Dodge por haberme proporcionado los siguientes datos sobre su grupo de oración, en donde brotó una acción tan poderosa del Espíritu Santo entre los católicos” (P.Gallagher Mansfield, COMO EN UN NUEVO PENTECOSTÉS, SERECA. Madrid 1994. Pag. 50).

¿A quién está agradecida Patti, la cual se considera católica y carismática? A los neo-pentecostales, quienes recibieron la plenitud del Espíritu a través del bautismo en el Espíritu de sus contactos con los pentecostales. Pero además, hay que tener en cuenta que la enseñanza considerada clave durante el retiro de Duquesne, considerado el inicio de la RCC, la impartió Florence Dodge, y habló sobre el señorío de Cristo y el bautismo en el Espíritu santo (COMO EN UN NUEVO PENTECOSTÉS, Pag. 66).

Es decir, una episcopaliana neo-pentecostal, que había recibido lo que tenía de los pentecostales, predicó en un retiro católico donde también había un sacerdote propio, quien solamente se limitó a realizar los actos litúrgicos. Después de aquella enseñanza fue cuando se produjeron los sucesivos bautismos en el Espíritu. Cabe destacar que en el estudio sistemático realizado por Walter Smet S. J. (W. Smet, YO HAGO UN MUNDO NUEVO, Ed. Roma. Barcelona 1977), se dice que en sus inicios la RCC era denominada como Pentecostales católicos. Su nombre se cambió porque algunos querían evitar malos entendidos.

Solamente permitidme acabar diciendo que la RCC ha nacido del Espíritu Santo que sopla donde quiere y como quiere. “el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad”. (2 Cor 3,17)

Jordi Rion Vallés

Licenciado en Ciencias Religiosasy Coordinador Diocesano de la Renovación Carismática Católica de Tarragona 

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