Papa Francisco en el Ángelus 25/10/2015: «Dios es el primero en querer caminar junto a nosotros, en querer hacer “sínodo” con nosotros»

* «Los prófugos en marcha por los caminos de Europa, familias tan sufrientes, desarraigadas de sus tierras, han estado presentes con nosotros en el Sínodo… Estas personas en busca de dignidad, estas familias en busca de paz siguen permaneciendo con nosotros, la Iglesia no las abandona, porque forman parte del pueblo que Dios quiere liberar de la esclavitud y guiar hacia la libertad»      

27 de octubre de 2015.- (13 TV/ Radio Vaticano Camino Católico)  A mediodía del domingo 25 de octubre el Papa Francisco presidió el rezo de la oración mariana con los miles de fieles que se congregaron en la Plaza de San Pedro para orar con él. Refiriéndose al apenas concluido Sínodo, el Santo Padre agradeció nuevamente a Dios “por estas tres semanas de intenso trabajo, animado por la oración y por un espíritu de verdadera comunión”. Precisamente el Obispo de Roma recordó el significado de palabra “sínodo”: “caminar juntos”.

“Aquella que hemos vivido-constató-  ha sido la experiencia de la Iglesia en camino, en camino especialmente con las familias del Pueblo santo de Dios esparcido en todo el mundo”. El Obispo de Roma observó que la experiencia sinodal vivida se refleja en la Palabra de Dios que es el primero “en querer caminar junto a nosotros, en querer hacer ‘sínodo’ con nosotros”.

Recordando especialmente a las familias sufrientes, “desarraigadas de sus tierras”, el Papa dijo que han estado presentes en el Sínodo a través de la voz de algunos de sus Pastores presentes en la Asamblea.  “Estas personas en busca de dignidad, estas familias en busca de paz siguen permaneciendo con nosotros, la Iglesia no las abandona, porque forman parte del pueblo que Dios quiere liberar de la esclavitud y guiar hacia la libertad”. En el vídeo se escucha y visualiza la meditación del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente:

¡Queridos hermanos y hermanas buenos días!

Esta mañana, con la Santa Misa celebrada en la Basílica de San Pedro, concluyó la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre la familia. Invito a todos a dar gracias a Dios por estas tres semanas de intenso trabajo, animado por la oración y por un espíritu de verdadera comunión. Ha sido arduo, pero ha sido un verdadero don de Dios, que seguramente traerá muchos frutos.

La palabra “sínodo” significa “caminar juntos”. Y aquella que hemos vivido ha sido la experiencia de la Iglesia en camino, en camino especialmente con las familias del Pueblo santo de Dios esparcido en todo el mundo. Por esto me ha impresionado la Palabra de Dios que hoy nos sale al encuentro en la profecía de Jeremías. Dice asi: «Yo los hago venir del país del Norte y los reúno desde los extremos de la tierra; hay entre ellos ciegos y lisiados, mujeres embarazadas y parturientas: ¡es una gran asamblea la que vuelve aquí!». Y el profeta agrega: «Habían partido llorando, pero yo los traigo llenos de consuelo; los conduciré a los torrentes de agua por un camino llano, donde ellos no tropezarán. Porque yo soy un padre para Israel» (31,8-9).

Esta Palabra de Dios nos dice que el primero en querer caminar junto a nosotros, a querer hacer “sínodo” con nosotros, es precisamente Él, nuestro Padre. Su “sueño”, desde siempre y por siempre, es el de formar un pueblo, de reunirlo, de guiarlo hacia la tierra de la libertad y de la paz. Y este pueblo está hecho de familias: están «la mujer embarazada y la parturienta»; es un pueblo que mientras camina lleva adelante la vida, con la bendición de Dios.

Es un pueblo que no excluye a los pobres y a los desfavorecidos, es más, los incluye. Dice el profeta: «entre ellos están el ciego y el lisiado». Es una familia de familias, en la que quien enfrenta fatigas no se encuentra marginado, dejado atrás, sino que logra seguir el paso de los otros, porque este pueblo camina al paso de los últimos; como se hace en las familias, y como nos enseña el Señor, que se ha hecho pobre con los pobres, pequeño con los pequeños, último con los últimos. No lo ha hecho para excluir a los ricos, a los grandes y a los que están primero, sino porque ésta es la única forma para salvar también a ellos, para salvar a todos. Ir con los pequeños, con los excluidos, con los últimos.

Les confieso que esta profecía del pueblo en camino la he comparado también con las imágenes de los prófugos en marcha por los caminos de Europa, una realidad dramática de nuestros días. Dios también les dice a ellos: «Habían partido llorando, pero yo los traigo llenos de consuelo». También estas familias tan sufrientes, desarraigadas de sus tierras, han estado presentes con nosotros en el Sínodo, en nuestra oración y en nuestros trabajos, a través de la voz de algunos de sus Pastores presentes en la Asamblea. Estas personas en busca de dignidad, estas familias en busca de paz siguen permaneciendo con nosotros, la Iglesia no las abandona, porque forman parte del pueblo que Dios quiere liberar de la esclavitud y guiar hacia la libertad.

Por lo tanto, en esta Palabra de Dios, se refleja ya sea la experiencia sinodal que hemos vivido, ya sea el drama de los prófugos en marcha por los caminos de Europa. Que el Señor, por intercesión de la Virgen María, nos ayude también a realizar las indicaciones surgidas en forma de fraterna comunión.

(Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:)

Queridos hermanos y hermanas, saludo a los fieles romanos y a los peregrinos de diversos países. En particular a la Hermandad del Señor de los Milagros de Roma. ¡Cuántos peruanos están en casa!  Que con tanta devoción ha traído en procesión la Imagen venerada en Lima, Perú, y en donde hay emigrantes peruanos. Gracias por este testimonio.

Saludo a los peregrinos de la “Musikverein Manhartsberg” que vienen de la diócesis de Viena, y a la orquesta de Landwehr de Friburgo (Suiza), están allí, que ayer ha realizado un concierto de beneficencia.

Saludo a la Asociación Voluntarios Hospedantes de ‘San Juan’ de Lagonegro; al grupo de la Diócesis de Oppidio Mamertina-Palmi.

A todos deseo un feliz domingo y por favor no se olviden de rezar por mi. ¡Buen almuerzo y hasta la vista!.

Francisco

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