Papa Francisco en el Ángelus 3-2-19: «El mundo necesita ver personas que siguen el empuje del Espíritu Santo»

* «También hoy, el mundo necesita ver en los discípulos del Señor profetas. Personas que siguen el empuje del Espíritu Santo, que los envía a anunciar esperanza y salvación a los pobres y excluidos; personas que siguen la lógica de la fe y no del milagro; personas dedicadas al servicio de todos, sin privilegios ni exclusiones. En pocas palabras: personas que se abren a acoger en sí mismas la voluntad del Padre y se comprometen a testimoniarla fielmente a los demás»

Video completo de la transmisión en directo traducido al español con las palabras del Papa en el Ángelus

* «Con gran preocupación sigo la crisis humanitaria en Yemen. La población está agotada por el largo conflicto y muchísimos niños sufren hambre, pero no es posible acceder a los depósitos de alimentos. Hermanos y hermanas, el grito de estos niños y de sus padres se eleva ante Dios. Hago un llamamiento a las partes interesadas y a la comunidad internacional para favorecer con urgencia el cumplimiento de los acuerdos alcanzados, garantizar la distribución de alimentos y trabajar por el bien de la población. Invito a todos a rezar por nuestros hermanos de Yemen»

3 de febrero de 2019.- (Camino Católico)  El Papa Francisco hizo un llamado a los cristianos, durante el rezo del Ángelus este domingo 3 de febrero en la Plaza de San Pedro del Vaticano, a vivir su fe en Dios y no en los milagros.

El Santo Padre recordó que “hoy el mundo necesita ver en los discípulos del Señor a profetas, es decir, a personas valientes y perseverantes a la hora de responder a la vocación cristiana”. “Personas que siguen el impulso del Espíritu Santo que los empuja a anunciar esperanza y salvación a los pobres y a los excluidos; personas que siguen la lógica de la fe y no de los milagros; personas dedicadas al servicio de todos, sin privilegios no exclusiones. En pocas palabras: personas que se abren a acoger en sí mismas la voluntad del Padre y se esfuerzan en testimoniarla fielmente a los demás”.

Para ilustrar estas afirmaciones, el Pontífice recurrió a la Lectura de este domingo, del Evangelio de Lucas. En el fragmento evangélico en el que Jesús se presenta como el Cristo, el enviado del Padre, ante sus conciudadanos de Nazaret en la sinagoga local.

Ellos, que únicamente veían en Él al hijo de José, reclamaban un milagro, “pero Jesús no quiere y no puede aceptar esa lógica, porque no corresponde al plan de Dios: Dios quiere la fe, ellos quieren milagros; Dios quiere la salvación de todos, ellos quieren un Mesías para su provecho propio”.

Tras rezar el Ángelus del IV domingo del Tiempo Ordinario el Papa Francisco lanzó un apremiante llamamiento por la crisis humanitaria en Yemen, en donde según Naciones Unidas más de 24 millones de personas necesitan actualmente asistencia humanitaria, lo que representa el 80% de la población. El Romano Pontífice recordó luego la Jornada por la Vida que se celebra este día en Italia con el tema “Es vida, es futuro”.

También saludó a los romanos y peregrinos provenientes de diversas partes del mundo, y un saludo particular fue a los chicos y chicas de la Acción Católica de la Diócesis de Roma, presentes en la plaza numerosos y rumorosos, acompañados por el Cardenal Vicario, sacerdotes, padres y educadores, en el final de la “Caravana de la Paz”, iniciativa promovida  por la Acción Católica Chicos de la Diócesis de Roma con el tema de este año: “Sabor de paz”. Acompañado por dos chicos de la ACR Francisco recordó que con esta iniciativa se abre la celebración del 150 aniversario de la fundación de la Acción Católica en Roma y del 50 aniversario del nacimiento de la ACR y deseó a los jóvenes que sean “testigos gozosos de la paz y de la fraternidad”. Seguidamente los chicos leyeron un mensaje y se produjo el tradicional lanzamiento de los globos al cielo, que tiñó de colores el cielo semi nublado de san Pedro, como símbolo de las oraciones por la paz en el mundo.

Por último, pidió acompañarlo con la oración en su Viaje a los Emiratos Árabes Unidos, que definió un viaje “corto pero importante”. En el vídeo se visualiza y escucha la meditación del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El domingo pasado, la liturgia nos propuso el episodio de la sinagoga de Nazaret, donde Jesús lee un pasaje del profeta Isaías y al final revela que esas palabras se cumplen “hoy” en él. Jesús se presenta como aquel en quien se ha depositado el Espíritu del Señor, que lo ha consagrado y lo ha enviado a cumplir la misión de salvación en favor de la humanidad.

El Evangelio de hoy (cf. Lc 4, 211) es la continuación de este relato y nos muestra el asombro de sus conciudadanos al ver que uno de sus compatriotas, “el hijo de José” (v. 22), pretende ser el Cristo, el enviado del Padre.

Jesús, con su capacidad de penetrar en las mentes y los corazones, comprende inmediatamente lo que piensan sus conciudadanos. Creen que, dado que él es uno de ellos, debe demostrar esta extraña “pretensión” haciendo milagros allí, en Nazaret, como lo hizo en los pueblos vecinos (v. 23). Pero Jesús no quiere y no puede aceptar esta lógica, porque no corresponde al plan de Dios: Dios quiere la fe, ellos quieren los milagros, las señales; Dios quiere salvar a todos, y ellos quieren un Mesías para su propia ventaja. Y para explicar la lógica de Dios, Jesús trae el ejemplo de dos grandes profetas antiguos: Elías y Eliseo, a quienes Dios había enviado para sanar y salvar a personas no judías, de otros pueblos, pero que habían confiado en su palabra.

Ante esta invitación a abrir sus corazones a la gratuidad y universalidad de la salvación, los ciudadanos de Nazaret se rebelan, e incluso adoptan una actitud agresiva, que degenera hasta el punto de que “se levantaron, lo sacaron de la ciudad y lo condujeron a un lugar escarpado  […], con intención de despeñarlo “(v. 29). La emoción del primer instante se convirtió en una rebelión en contra de él.

Este Evangelio nos muestra que el ministerio público de Jesús comienza con un rechazo y con una amenaza de muerte, paradójicamente precisamente por parte de sus conciudadanos. Jesús, al vivir la misión que el Padre le ha confiado, sabe bien que debe enfrentar la fatiga, el rechazo, la persecución y la derrota. Un precio que, ayer como hoy, la auténtica profecía está llamada a pagar. El duro rechazo, sin embargo, no desanima a Jesús, ni detiene el camino y la fecundidad de su acción profética. Sigue su camino (v. 30), confiando en el amor del Padre.

También hoy, el mundo necesita ver en los discípulos del Señor profetas, es decir, personas valientes y perseverantes en la respuesta a la vocación cristiana. Personas que siguen el empuje del Espíritu Santo, que los envía a anunciar esperanza y salvación a los pobres y excluidos; personas que siguen la lógica de la fe y no del milagro; personas dedicadas al servicio de todos, sin privilegios ni exclusiones. En pocas palabras: personas que se abren a acoger en sí mismas la voluntad del Padre y se comprometen a testimoniarla fielmente a los demás.

Oremos a María Santísima, para que podamos crecer y caminar en el mismo celo apostólico por el Reino de Dios que animó la misión de Jesús.

Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:

Queridos hermanos y hermanas:

Con gran preocupación sigo la crisis humanitaria en Yemen. La población está agotada por el largo conflicto y muchísimos niños sufren hambre, pero no es posible acceder a los depósitos de alimentos. Hermanos y hermanas, el grito de estos niños y de sus padres se eleva ante Dios. Hago un llamamiento a las partes interesadas y a la comunidad internacional para favorecer con urgencia el cumplimiento de los acuerdos alcanzados, garantizar la distribución de alimentos y trabajar por el bien de la población. Invito a todos a rezar por nuestros hermanos de Yemen. Dios te salve María […]. Recemos fuerte, porque son niños que tienen hambre, tienen sed, que no tienen medicinas y que están el peligro de muerte. Llevemos con nosotros a casa este pensamiento.

Hoy se celebra en Italia la Jornada por la Vida, cuyo tema es «Es vida, es futuro». Me uno al mensaje de los Obispos y expreso mi aliento a las comunidades eclesiales que de muchas maneras promueven y sostienen la vida. Cada vez es más necesario un compromiso concreto para favorecer los nacimientos, que implique a las instituciones y a las diversas realidades culturales y sociales, reconociendo a la familia como el vientre generador de la sociedad.

El próximo 5 de febrero, en el Extremo Oriente y en varias partes del mundo, millones de hombres y mujeres celebrarán el Año Nuevo Lunar. Deseo saludar a todos con afecto, deseando que en sus familias se practiquen esas virtudes que nos ayuden a vivir en paz con nosotros mismos, con los demás y con la creación. Invito a rezar por el don de la paz, que es acoger y cultivar con la contribución de cada uno.

Saludo a todos vosotros, romanos y peregrinos. En particular, a los fieles venidos de Croacia y Polonia; los de Lecce, Potenza, Cerignola, San Benedetto del Tronto y Castelliri. Saludo a las Hermanas Pías Discípulas del Divino Maestro y al coro parroquial de Claut (Pordenone).

Con gran afecto, saludo a los chicos y chicas de la Acción Católica de la Diócesis de Roma. Queridos chicos, me alegra recibirlos, junto con el Cardenal Vicario, los sacerdotes asistentes, vuestros padres y educadores, al final de la «Caravana de la Paz». Con esta iniciativa, se abre la celebración del 150 aniversario de la fundación de la Acción Católica en Roma y el 50 aniversario del nacimiento de la ACR. Deseo que sean testigos gozosos de la paz y la fraternidad. Ahora escuchemos juntos el mensaje que sus amigos, aquí junto a mí, nos leerán.

[Lectura  del mensaje]

Y ahora los globos se elevarán al cielo, un símbolo de nuestras oraciones por la paz en el mundo.

En menos de una hora partiré para un viaje corto pero importante a los Emiratos Árabes Unidos. Por favor, acompañadme con la oración. ¡Buen domingo a todos. Buen almuerzo y hasta pronto!

Francisco

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