Papa Francisco en la Audiencia, 28-6-2023: «Confiar en la Providencia de Dios y en la gracia, en los momentos de cruz y oscuridad, como santa María MacKillop»

*  «Una característica esencial del celo por el Evangelio de santa María MacKillop consistía en cuidar de los pobres y los marginados. Y esto es muy importante: en el camino de la santidad, que es el camino cristiano, los pobres y los marginados son protagonistas y una persona no puede ir adelante en la santidad si no se dedica también a ellos, de una forma u otra. Estos, que necesitan de la ayuda del Señor, llevan la presencia del Señor. Una vez leí una frase que me impresionó; decía así: ‘El protagonista de la historia es el mendigo: los mendigos son aquellos que atraen la atención sobre la injusticia, que es la gran pobreza en el mundo’, se gasta el dinero para fabricar armas y no para producir comidas…. Este es el secreto del celo apostólico: la relación continua con el Señor »

Video completo de la transmisión en directo realizada por Vatican News de la catequesis traducida al español y de la síntesis que el Papa ha hecho en nuestro idioma

* «Mañana celebraremos la solemnidad de san Pedro y san Pablo: que el ejemplo y la protección de estos dos Apóstoles nos sostenga a cada uno en el seguimiento de Cristo. Encomendamos a la querida población ucraniana a su intercesión, para que pronto encuentre la paz: hay mucho sufrimiento en Ucrania, no lo olvidemos»

28 de junio de 2023.- (Camino Católico)  “El testimonio de vida de santa María MacKillop nos enseña a confiar en la Providencia de Dios y en la fuerza de la gracia, especialmente en los momentos de cruz y oscuridad”, ha dicho el Papa Francisco al volver a la Plaza de San Pedro para la audiencia general de los miércoles: la primera después de la operación del 7 de junio (la del 21 de junio había sido cancelada para facilitar la recuperación del Pontífice), la última antes de la pausa estival de julio.

Foto: Vatican Media

La catequesis continúa el ciclo inaugurado el mes pasado sobre el tema del «celo apostólico», centrado hasta ahora en figuras «ejemplares» de hombres y mujeres de todos los tiempos y lugares que han dado su vida por el Evangelio. La de hoy ha estado dedicada a la santa australiana, fundadora de las Hermanas de San José del Sagrado Corazón, comprometida toda su vida en la formación intelectual y religiosa de los pobres de la Australia rural.

En particular, su celo por el Evangelio consistía en ocuparse de los pobres y marginados: «Y esto -señala el Papa- es muy importante: en el camino de la santidad, que es el camino cristiano, los pobres, los marginados son protagonistas y una persona no puede avanzar en la santidad si no se dedica también a ellos, de una manera o de otra. Pero son la presencia del Señor, los que necesitan la ayuda del Señor».

Y el Papa ejemplifica. “Una vez leí una frase que me impactó; decía así: «El protagonista de la historia es el mendigo: ellos son los que llaman la atención sobre esta gran injusticia, que es la gran pobreza en el mundo. El dinero se gasta en hacer armas, no en producir alimentos. Y no lo olvidéis: no hay santidad si de un modo u otro no se atiende a los pobres, a los necesitados, a los que están un poco al margen de la sociedad».  En el vídeo superior de Vatican News se visualiza y escucha la catequesis traducida al español y la síntesis que el Santo Padre ha hecho en nuestro idioma, cuyo texto completo es el siguiente:

Foto: Vatican Media
PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Plaza de San Pedro
Miércoles, 28 de junio de 2023
Catequesis. La pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente
17.- Testigos: Santa María MacKillop

¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!

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¡Hoy tenemos que tener un poco de paciencia, con este calor! ¡Gracias por haber venido con este calor, con este sol, muchas gracias por vuestra visita!

En esta serie de catequesis sobre el celo apostólico, estamos encontrando algunas figuras ejemplares de hombres y mujeres de todo tiempo y lugar, que han dado la vida por el Evangelio. Hoy vamos lejos, a Oceanía, un continente formado por muchísimas islas, grandes y pequeñas. La fe en Cristo, que tantos emigrantes europeos llevaron a esas tierras, echó raíces pronto y dio frutos abundantes (cfr Exhort. ap. postsin. Ecclesia in Oceania, 6). Entre ellos está una religiosa extraordinaria, santa Mary MacKillop (1842-1909), fundadora de las Hermanas de San José del Sagrado Corazón, que dedicó su vida a la formación intelectual y religiosa de los pobres en la Australia rural.

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Mary MacKillop nació cerca de Melbourne de padres que emigraron a Australia desde Escocia. De niña, se sintió llamada por Dios a servirlo y testimoniarlo no solo con las palabras, sino sobre todo con una vida transformada por la presencia de Dios (cfr Evangelii gaudium, 259). Como María Magdalena, que fue la primera en encontrar a Jesús resucitado y fue enviada por Él a llevar el anuncio a los discípulos, Mary estaba convencida de ser ella también enviada a difundir la Buena Noticia y a atraer a otros al encuentro con el Dios viviente.

Leyendo con sabiduría los signos de los tiempos, entendió que para ella la mejor forma de hacerlo era a través de la educación de los jóvenes, siendo consciente de que la educación católica es una forma de evangelización. Es una gran forma de evangelización. Así, si podemos decir que «cada santo es una misión; es un proyecto del Padre para reflejar y encarnar, en un momento determinado de la historia, un aspecto del Evangelio» (Exhort. ap. Gaudete et exsultate, 19), Mary MacKillop lo fue sobre todo a través de la fundación de escuelas.

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Una característica esencial de su celo por el Evangelio consistía en cuidar de los pobres y los marginados. Y esto es muy importante: en el camino de la santidad, que es el camino cristiano, los pobres y los marginados son protagonistas y una persona no puede ir adelante en la santidad si no se dedica también a ellos, de una forma u otra. Estos, que necesitan de la ayuda del Señor, llevan la presencia del Señor. Una vez leí una frase que me impresionó; decía así: “El protagonista de la historia es el mendigo: los mendigos son aquellos que atraen la atención sobre la injusticia, que es la gran pobreza en el mundo”, se gasta el dinero para fabricar armas y no para producir comidas…. Y no olvidéis: no hay santidad si, de una manera u otra, no hay cuidado de los pobres, los necesitados, de aquellos que están un poco a los márgenes de la sociedad. Este cuidar de los pobres y de los marginados impulsaba a Mary a ir allí donde otros no querían o no podían ir. El 19 de marzo de 1866, fiesta de San José, abrió la primera escuela en un pequeño suburbio al sur de Australia. Le siguieron tantas otras que ella y sus hermanas fundaron en las comunidades rurales en Australia y Nueva Zelanda. Se multiplicaron, porque el celo apostólico hace así: multiplica las obras.

Foto: Vatican Media

Mary MacKillop estaba convencida de que el propósito de la educación es el desarrollo integral de la persona tanto como individuo que como miembro de la comunidad; y que esto requiere sabiduría, paciencia y caridad por parte de todo profesor. En efecto, la educación no consiste en llenar la cabeza de ideas: no, no es solo esto. ¿En qué consiste la educación? En acompañar y animar a los estudiantes en el camino de crecimiento humano y espiritual, mostrándoles cuánto la amistad con Jesús Resucitado dilata el corazón y hace la vida más humana. Educar es ayudar a pensar bien: a sentir bien – el lenguaje del corazón – y a hacer bien – el lenguaje de las manos. Esta visión es plenamente actual hoy, cuando sentimos la necesidad de un “pacto educativo” capaz de unir a las familias, las escuelas y toda la sociedad.

Foto: Vatican Media

El celo de Mary MacKillop por la difusión del Evangelio entre los pobres la condujo también a emprender otras obras de caridad, empezando por la “Casa de la Providencia” abierta en Adelaide para acoger ancianos y niños abandonados. Mary tenía mucha fe en la Providencia de Dios: siempre confiaba que en cualquier situación Dios provee. Pero esto no le ahorraba las preocupaciones y las dificultades que derivan de su apostolado, y María tenía buenas razones: tenía que pagar las cuentas, tratar con los obispos y los sacerdotes locales, gestionar las escuelas y cuidar la formación profesional y espiritual de las Hermanas; y, más tarde, los problemas de salud. Sin embargo, en todo esto, permanecía tranquila, llevando con paciencia la cruz que es parte integrante de la misión.

En una ocasión, en la fiesta de la Exaltación de la Cruz, Mary dijo a una de sus hermanas: “Hija mía, desde hace muchos años he aprendido a amar la Cruz”. No se rindió en los momentos de prueba y de oscuridad, cuando su alegría era amortiguada por la oposición y el rechazo. Veis: todos los santos han encontrado oposiciones, también dentro de la Iglesia. Es curioso, esto. También ella las tuvo. Permanecía convencida de que, también cuando el Señor le asignaba «pan de asedio y aguas de opresión» (Is 30,20), el mismo Señor respondería pronto a su grito y la rodearía con su gracia. Este es el secreto del celo apostólico: la relación continua con el Señor.

Foto: Vatican Media

Hermanos y hermanas, el discipulado misionero de Santa Mary MacKillop, su respuesta creativa a las necesidades de la Iglesia de su tiempo, su compromiso por la formación integral de los jóvenes nos inspire hoy a todos nosotros, llamados a ser levadura del Evangelio en nuestras sociedades en rápida transformación. Su ejemplo y su intercesión sostengan el trabajo cotidiano de los padres, de los profesores, de los catequistas y de todos los educadores, por el bien de los jóvenes y por un futuro más humano y lleno de esperanza.

Foto: Vatican Media

Después, al saludar a los peregrinos de lengua española, el Papa ha dicho:

Queridos hermanos y hermanas:

Dedicamos esta catequesis sobre el celo apostólico a una religiosa australiana, santa María MacKillop, fundadora de las Hermanas de San José del Sagrado Corazón. Ella, como María Magdalena, se encontró con Jesús resucitado y se sintió impulsada a difundir a todos la Buena Noticia. Su celo apostólico la llevó a realizar numerosas obras de caridad, como la fundación de escuelas y hogares para los más necesitados, sobre todo en zonas rurales.

Foto: Vatican Media

Podemos decir que el apostolado que realizó María MacKillop —basado principalmente en acompañar a las personas en su crecimiento humano y espiritual—, sigue siendo plenamente actual, ya que vemos la necesidad de un “pacto educativo” que una a las familias, a las escuelas y a toda la sociedad. Sabemos que esto no es nada fácil, también nuestra santa tuvo que afrontar diversos problemas y diversas dificultades. Pero su testimonio de vida nos enseña a confiar en la Providencia de Dios y en la fuerza de la gracia, especialmente en los momentos de cruz y oscuridad.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los alumnos de los Institutos diocesanos de Gran Canaria España. Pidamos al Señor, por intercesión de santa María MacKillop y todos los santos y santas que se dedicaron a la educación, que sostenga el trabajo cotidiano de los padres y de los maestros, de los catequistas y formadores, por el bien de la juventud y en vistas a un futuro de paz y fraternidad. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Muchas gracias.

Foto: Vatican Media

En otras lenguas el Santo Padre ha manifestado:

Foto: Vatican Media

El pasado domingo fue beatificada Madre Elisa Martínez en el Santuario de Santa Maria di Leuca, que da nombre a la Congregación que ella fundó. Es hermoso y podemos hacer nuestra su intención: «Ensanchar el corazón para abrazar a todas las criaturas esparcidas por todos los rincones de la Tierra, especialmente a los más necesitados y marginados». ¡Un  aplauso a la nueva Beata!

Dirijo un pensamiento especial a los jóvenes, los enfermos, los ancianos y los recién casados. Mañana celebraremos la solemnidad de san Pedro y san Pablo: que el ejemplo y la protección de estos dos Apóstoles nos sostenga a cada uno en el seguimiento de Cristo. Encomendamos a la querida población ucraniana a su intercesión, para que pronto encuentre la paz: hay mucho sufrimiento en Ucrania, no lo olvidemos. Mi bendición para todos.

                                                        Papa Francisco


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