A Gray la falta de amor en el hogar y no creer le abocaron a beber, la pornografía y el esoterismo, pero en una web conoció a la Virgen y le transformó tanto que va a bautizarse

* «Aunque no creía, me puse completamente en manos de Dios y dije: ‘Si hay alguien en el Cielo, si hay un Dios, ayúdame, haz algo por mí. Ya no puedo más. Veo que mi vida no va bien, haga lo que haga. ¡Ayúdame, si estás ahí!’ Y, a los pocos días, entorno a Navidad, entré en un sitio web, aconsejado por una amiga que me dijo: “Ora”. Al entrar en él, me encontré con una imagen de la Virgen. Me puse a llorar. Eran lágrimas de alegría en las que la llamaba ‘Madre’, lo que me transformó interiormente por completo. Recibí un amor que no sabría expresar. Todo se me hizo claro en ese mismo momento. Supe que tenía que confiarle todo a ella. Y le confié mi vida entera, lo dejé todo en sus manos. Le pedí ayuda y le hablé. De mi boca salieron ellas solas, sin reflexionar, estas palabras: ‘¡Madre mía, sálvame, libérame!’»

Camino Católico.-  La búsqueda del amor llevará a Gray por un camino de luces y sombras. Al clamar al Cielo, es la Virgen María, la madre de Jesucristo Salvador, quien se unirá a él en su debilidad para hacer brotar en él una vida nueva hasta el punto que va a bautizarse, tal y como explica a Découvrir Dieu en su testimonio de conversión en primera persona. Esta es su historia:

«Solo me faltaba lo esencial, que es el amor, no creía, toqué fondo, me encontré con una imagen dela Virgen y le confié mi vida entera»

Cuando era niño, no me faltaba nada material, porque mis padres tenían mucho dinero. Solo me faltaba lo esencial, que es el amor. Mi padre trabajaba muchísimo, apenas le veía. No pasábamos tiempo juntos, y cuando lo hacíamos acabábamos chocando y discutiendo. Esa falta de amor me hizo buscarlo en otras partes

En mi búsqueda, desde niño me iba mal en el colegio, comencé a fumar, frecuenté malas compañías. Además empecé a beber y a visitar páginas pornográficas. Mis ansias de espiritualidad me hicieron buscar donde no debía, y profundizar en el budismo: Me parecía que estaba bien, todo aquello de la contemplación, del bienestar animal, del bienestar para las personas… Buscaba a Dios sin saberlo.

Y llegué a un período de mi vida, donde realmente toqué fondo: Me separé de mi pareja, había dejado de fumar y volví a hacerlo, etc… Justo entonces fui consciente de lo que había sido mi vida. Siempre había querido hacer el bien, amar a los demás… pero no lo hacía, al revés, hacía el mal que no quería hacer, no comprendía lo que pasaba. Hacía sufrir a mi pareja porque me buscaba a mí mismo, pero no estaba en paz conmigo mismo. No podía convivir con nadie.

Aunque no creía, me puse completamente en manos de Dios y dije: ‘Si hay alguien en el Cielo, si hay un Dios, ayúdame, haz algo por mí. Ya no puedo más. Veo que mi vida no va bien, haga lo que haga. ¡Ayúdame, si estás ahí!’

Y, a los pocos días, entorno a Navidad, entré en un sitio web, aconsejado por una amiga que me dijo: “Ora”. Al entrar en él, me encontré con una imagen de la Virgen. Yo ya había escuchado hablar de ella y de Jesús, pero creo que por entonces no sabía que María era la madre de Jesús.

Me puse a llorar. Eran lágrimas de alegría en las que la llamaba ‘Madre’, lo que me transformó interiormente por completo. Recibí un amor que no sabría expresar. Todo se me hizo claro en ese mismo momento. Supe que tenía que confiarle todo a ella. Y le confié mi vida entera, lo dejé todo en sus manos. Le pedí ayuda y le hablé. De mi boca salieron ellas solas, sin reflexionar, estas palabras: ‘¡Madre mía, sálvame, libérame!’ Como si fuese mi madre, le hablaba sin filtros, sin cortapisas, sin nada… Todo se lo podía decir, todo se lo podía entregar.

Y de hecho ella limpió mi vida, si puedo decirlo así: la puso en orden, porque estaba manchada por tantas cosas: Estaba en el esoterismo y en otras espiritualidades nada buenas. Entonces comprendí  que me había equivocado de camino por completo, debía seguir el camino verdadero, el de Jesús.

Así que fue un combate, realmente fue un combate espiritual porque había que desembarazarse de todo aquello. Al principio quería hacerlo por mi mismo pero había demasiados miedos y demasiada oscuridad como para escapar de tantas cosas malas. Solo cuando comprendí que tenía que abandonarme en el Señor me fui liberando poco a poco. Liberación con la que sentí que volvían a mí la paz y una alegría llena de amor. Y eso me hizo capaz de estar un poco más seguro de mí mismo, más abierto a los demás, querer encontrarme, querer conversar, intercambiar, aprender de los demás y no encerrarme en mi mismo. Fui a las iglesias. Pude conocer a personas de fe y me enseñaron lo que es el amor, lo que era compartir.

Tomé la decisión de prepararme para el bautismo. Esto me llena de alegría, y normalmente dentro de un año o dos años podría bautizarme y convertirme plenamente en hijo de Dios. Por Él continuaré este camino de vida hacia el Señor.

Gray

El vídeo del testimonio de Gray en francés


Para entrar en el catálogo y en la tienda pincha en la imagen
Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad