Anthony: «Pasé de practicar lo mínimo a entregar todo lo que hago a Dios ¿Un científico católico? Sí, y sueño con curar el Párkinson»

* «Los católicos fueron los que empezaron las universidades, el método científico, la teoría del Big Bang, y tantas otras cosas. Existe la gran tentación de permanecer escondido, como con miedo, y estar callado pero creo que es algo de lo que deberíamos estar muy orgullosos… Antes no me tomaba muy en serio mi fe. Todos los estudiantes tenemos una vocación para hacer el bien. Con el paso del tiempo deseé seguir el ejemplo de fe de algunos compañeros y recibir más formación gracias a ellos. Me di cuenta del valor que la fe puede tener en la vida de un joven. A mí me ayuda a hacer mejor mi trabajo en el laboratorio y a colaborar más con mis compañeros de laboratorio y con mi supervisor. Ofrezco mi trabajo a Dios y encuentro así su auténtico significado» 

CaminoCatólico.com.- En un video testimonial publicado por el Opus Dei, Anthony explica su testimonio de conversión. Anthony está realizando un master en Farmacología en Montreal (Canadá). En un centro del Opus Dei ha aprendido a vivir su fe en el trabajo y con los amigos. Y sueña con grandes proyectos y proclama con convencimiento: «Pasé de practicar lo mínimo a entregar todo lo que hago a Dios ¿Un científico católico? Sí, y sueño con curar el Párkinson». Así lo cuenta él mismo:

Estoy estudiando un máster en Farmacología y Terapéutica aquí en la Facultad de Medicina. Estoy en el segundo año. Estar en una universidad muy secularizada como la McGill, hace que a veces resulte difícil ser católico.

Cuando la gente descubre que eres católico es como si hubieras sido puesto al descubierto. Me encuentro con gente que dice: «Vaya, eres un científico y aún así eres católico».

Y yo les respondo: «Así es». Les digo que los católicos fueron los que empezaron las universidades, el método científico, la teoría del Big Bang, y tantas otras cosas.

Existe la gran tentación de permanecer escondido, como con miedo, y estar callado pero creo que es algo de lo que deberíamos estar muy orgullosos y no solo no se alejan de ti, sino que he tenido conversaciones maravillosas con mis compañeros de clase.

Tienen dificultades con la Iglesia. Tienen problemas con la Iglesia. Pero trato de hablar con ellos y trato de ir a su encuentro allí donde están e intento ayudarles a entender aquello en lo que creo.

Antes no me tomaba muy en serio mi fe, se podría decir, pero cuando conocí el Opus Dei supuso un profundo impacto en mi vida pues pasé de practicar lo mínimo a entregar todo lo que hago a Dios.

Todos los estudiantes tenemos una vocación para hacer el bien. Con el paso del tiempo deseé seguir el ejemplo de fe de algunos compañeros y recibir más formación gracias a ellos.

Me di cuenta del valor que la fe puede tener en la vida de un joven. A mí me ayuda a hacer mejor mi trabajo en el laboratorio y a colaborar más con mis compañeros de laboratorio y con mi supervisor.

Anthony asistiendo a Misa con otros jóvenes

Ofrezco mi trabajo a Dios y encuentro así su auténtico significado. Tengo la suerte de conocer a un sacerdote que celebra una misa a la que asisto todos los días. El me ayuda también con consejos para mi vida espiritual. Puedo hablar con él en cualquier momento. Me orienta espiritualmente. Asisto a las meditaciones una vez a la semana.

A veces, con otros jóvenes, vamos a esquiar o en bicicleta, o vamos de excursión a Vermont, por ejemplo. También hemos podido hacer voluntariado en el barrio. En concreto, hemos cuidado ancianos y acompañado a jóvenes de Montreal.

Ser más consciente de la presencia de Dios en mi lugar de trabajo ha sido un gran cambio de paradigma en mi vida, en la forma en que realizo mi trabajo y en el modo en que me relaciono con el resto de mis compañeros. Lo hago lo mejor que puedo, estudio cuanto puedo, dejando a un lado las distracciones y el resto de cosas para darle el mayor significado a todo lo que hago a lo largo del día. Siento que eso es algo muy valioso.

Procuro compartir mi vida espiritual con mis amigos y si tienen preguntas estoy encantado de responderlas. Procuro ayudar cuando la gente viene a mí a contarme sus dificultades y problemas. Espero que algún día podamos encontrar una cura para el Parkinson. Esa es la enfermedad que estudio y deseo que con cada nuevo descubrimiento en nuestro laboratorio y cada novedad que encontramos de alguna manera pueda contribuir a conocer su verdadera causa.

Procuro ser feliz en el hoy y ahora y en la vida cotidiana y los retos que enfrento, intentando superarlos con un corazón alegre.

Anthony

Fuente:Opus Dei
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